martes, 22 de julio de 2014

Guinea Ecuatorial entra en la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa

Javier Matín-Lisboa 20 JUL 2014

Obiang decretó la cooficialidad del portugués aunque el 90% de la población habla español.
 
Le ha costado ocho años, pero el miércoles verá cumplido otro de sus sueños. Teodoro Obiang conseguirá que Guinea Ecuatorial sea admitido como miembro de pleno derecho de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP).
 
Durante estos ocho años de intentos, el presidente del país ha tenido que superar varios retos, el mayor de los cuales no era que casi el 90% de la población hablara español, ni siquiera que la petición de adhesión a la comunidad lusófona fuera escrito en castellano. Durante años, Portugal vetaba el ingreso si Guinea mantenía la pena de muerte.
 
El próximo miércoles, en la cumbre de Timor, que reúne a los dirigentes de los ocho estados pertenecientes a esta comunidad (Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Portugal, Santo Tomé y Príncipe, y Timor), se aprobará el ingreso a todos los efecto del noveno, Guinea Ecuatorial que, desde 2010, asistía a las cumbres en calidad de observador. Un año después, Obiang decretó que el portugués era lengua cooficial del país, al igual que el español y el francés; sin embargo, en la práctica, esta lengua no existía ni en la calle ni en la administración.
 
Guinea Ecuatorial puede esgrimir que tiene tantas raíces portuguesas como españolas. El navegante Fernando de Pó descubrió el país en 1474 y hasta 1778 perteneció a la corona portuguesa. En ese año, Carlos III de España firmó un protocolo con María I de Portugal para intercambiar Guinea por territorios brasileños. Hasta 1969 Guinea no consiguió la independencia de España; diez años después Teodoro Obiang Nguema se hacía con la dirección del país.
 
El gran valedor para que Guinea Ecuatorial ingrese en la comunidad portuguesa es el presidente de Angola, José Eduardo dos Santos. Entre él y Obiang existe una amistad cimentada en el acceso al poder casi a la vez y en situaciones similares; y con las mismas armas se mantienen en él.
 
Por el lado contrario, el mayor rechazo para la incorporación de esta pequeña nación en habitantes -700.000-, pero grande en recursos energéticos fue siempre Portugal, que exigía que el portugués fuese una lengua de uso -más alllá del decreto- y que se eliminara la pena de muerte. En 2012, en la cumbre de Maputo (Mozambique), Portugal mantuvo el veto, aunque Brasil, Timor y Santo Tomé añadían su voto favorable al de Angola.
 
Pero desde entonces, Obiang va cumpliendo las condiciones de incorporación, incluso está aprendiendo el idioma. Su Gobienro ha firmado con Portugal acuerdos para la formación de profesores y de funcionarios en esa lengua. Y, lo que más ha costado, este febrero Obiang se comprometió a congelar la pena de muerte, semanas después de haber ejecutado a cuatro personas.
 
La función de la CPLP -creada en 1996- no va más mucho más allá de una reunión bianual de jefes de Estados para tratar temas culturales y sociales, y de pocos efectos prácticos. Ni siquiera el acuerdo para una ortografía común, aprobado en 1990, se ha implantado en todos los países miembros. Sin embargo, Guinea Ecuatorial busca una mayor presencia en la comunidad internacional y así ir lavando su imagen de régimen dictatorial. El país es miembro también de la Organización de Países Iberoamericanos, aunque no de la organización de países francófonos.
 
Además de sus reservas energéticas, Guinea es cortejada por su voto en la ONU, como se vio recientemente con la entrevista del presidente español, Mariano Rajoy, en la cumbre de países africanos del pasado mes.
 
Ya con 35 años en el poder, el presidente Obiang tienen el honor de dirigir el país del mundo con la mayor desigualdad: es el 40º por Producto Interior Bruto, teodoricamente con más de 17.278 euros per capita -España, 22.400-, pero en el índice de desarrollo humano ocupa la 136º posición. Pese a la riqueza, la mitad de los guineanos no tiene ni agua potable.

 

De la lengua española en Guinea Ecuatorial


El gran exponente, que no el único, de la lengua española en Africa no es otro que Guinea Ecuatorial, cuya Constitución, aprobada en el año 2012, dice lo siguiente sobre la lengua del país:
“Artículo 4: La lengua oficial de la República de Guinea Ecuatorial es el Español. Se reconoce las lenguas aborígenes como integrantes de la cultura nacional”.
Guinea Ecuatorial es un gran desconocido en nuestro país. España y los españoles observamos respecto del país que fue parte de nuestro territorio en Africa y donde nuestro idioma es más respetado que en algunas partes de nuestro propio país, una actitud que oscila entre la prepotencia y el desdén. Actitud con la que, por cierto, también obsequiamos a otros países que nos son muy cercanos, fraternales y amigables mientras rendimos pleitesía a otros que consideramos más chulis.
Cada vez que una autoridad española ha de rendir visita de cortesía, casi nunca en una reunión bilateral de sana amistad sino simplemente en foros internacionales en los que ambas naciones coinciden, la autoridad en cuestión se siente obligada a realizar un nuevo acto de desplante y desprecio para quienes con nosotros comparten lengua en Africa, y a la furibunda prensa española, presa de furibundos ataques de erisipela, todo acto de humillación le parece poco.
Lo paradójico de la cuestión es que mientras, -pongo por caso-, el presidente del Gobierno español pergeña la siguiente humillación que le va a propinar a la que fuera la nuestra perlita de la corona en Africa cuyo cariño por la que fuera madre patria no puede disimular, nuestro monarca, por ejemplo, puede estar realizando una visita en serie a todas las crueles dictaduras del Golfo mientras se besuquea con todos los golfos de esas dictaduras, en algunas de las cuales todavía se practican crucifixiones (y no me refiero a Siria precisamente, donde también, pinche aquí si no se lo cree), las mujeres, entre otras lindezas, no pueden ni conducir un coche, o no se puede realizar un oficio cristiano ni siquiera en casas particulares… y todo ello sin que a la política exterior española ni a la prensa patria se le mueva el bigote.
Un país, Guinea Ecuatorial en el que existe una dictadura, claro que sí, como existe en más de ciento cincuenta de los doscientos países del mundo con los que España se relaciona con toda normalidad, pero en el que, sin embargo, no hemos oído hablar ni de amputaciones, ni de lapidaciones, ni siquiera de ejecuciones o especiales desórdenes.
Así que a veces me pregunto si en este extraño país que es el nuestro, lo que más moleste a algunos de Guinea Ecuatorial sea justamente el respeto y el cariño con el que hablan la bella lengua nacida en la tierra de los castillos, expresado en ese artículo 4 de su Constitución. Pero así de raros somos los españoles, algunos españoles, muchos españoles. Que se le va a hacer. Eso va a ser difícil de cambiar, al menos en pocos días.

            Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=36451

El súbito amigo guineano

Por: Emilio Campmany
 
Yo no sé qué pasa en España que los de arriba están permanentemente sometidos a la irresistible pulsión de ser amigos de quienes exportan petróleo. Fíjense si no en nuestros tradicionales lazos con los países árabes. Resulta que hace un porrón de tiempo, cuando el oro negro no valía un chavo, nos invaden, nos matamos con ellos, nos cuesta ocho siglos echarlos y ahora, yo no sé por qué, son nuestros mejores amigos. Hasta el punto de que a eso de echarlos lo llama Juan Luis Cebrián "la insidiosa Reconquista". ¿Tendrá algo que ver con el petróleo?
 
Cuando José Luis Rodríguez Zapatero, a quien Dios confunda, ganó las elecciones se inventó una cosa, la Alianza de Civilizaciones, que era una especie de estadio superior del Diálogo de Civilizaciones salido del caletre de Jatamí, ese ayatolá tan simpático que vino una vez a España. Lo del iraní no fue más que una negación dialéctica del choque de civilizaciones que pronosticara Samuel Huntington. En cambio, nosotros hicimos de nuestro invento todo un instrumento político con el que arrimarnos a Irán y a otros países islámicos. Y de nuevo estuvimos en danza con una dictadura exportadora de petróleo.
 
Hace unos años tuvimos un roce con Venezuela a raíz de que un enfadado Juan Carlos reprimiera a Hugo Chávez diciéndole aquello tan diplomático de "¡Por qué no te callas!", que se arregló, como ustedes saben, con el compromiso del comandante bolivariano, asumido en Mallorca tras una entrevista con el mismo Juan Carlos, de proporcionarnos petróleo por debajo del precio de mercado. Y desde entonces nuestros políticos, especialmente los de izquierdas, pero no sólo, viven un apasionado romance con la república caribeña. ¿Será también por eso del petróleo?
 
DVERTISEMENT
 
Teníamos olvidada durante lustros a la pobre Guinea Ecuatorial, nos limitábamos a dar un modesto y discreto asilo político al opositor Severo Moto; pero ha sido aparecer allí petróleo y mejorar súbitamente las relaciones con el dictador. De manera que en pocas semanas viene Obiang a Madrid para ser el único jefe de Estado que asiste al funeral de Adolfo Suárez y tiene ocasión de saludar al rey. De aquí sale para una conferencia en Bruselas en el Instituto Cervantes y luego cenar, entre otros, con Rajoy. Más adelante es el propio Rajoy quien visita Guinea y dice con una sinceridad que desarma: "Yo no vengo a ofrecer nada (…). Yo vengo a pedir que cuenten con España". Ahora aparecen por allí Zapatero, Moratinos y José Bono, que dicen de estos dos últimos que llevan ya varios viajes al país africano. Todo es del color del petróleo, más negro que el tizón.
 
Con tanto político interesado en el petróleo que por desgracia tiene que comprar España en el exterior para atender a nuestras necesidades energéticas, ¿cómo va a tener una oportunidad de explotación el de Canarias, que, de encontrarse y extraerse, no generará una sola comisión y encima hará que disminuyan las que provienen de las compras en el exterior? ¿Regeneración? Tararí que te vi.
 
http://www.libertaddigital.com/opinion/emilio-campmany/el-subito-amigo-guineano-72767/

Piden a las autoridades militares ecuatoguineanas respetar derechos humanos

Redacción Internacional, 1 jul (EFE).- El Gobierno de Guinea Ecuatorial ha iniciado una campaña de "sensibilización" para que las autoridades militares respeten los derechos humanos, tres meses después de que eurodiputados de la subcomisión de Derechos Humanos denunciaran que "la situación ha empeorado muchísimo".
 
El pasado abril, ante la presencia del jefe de Estado ecuatoguineano, Teodoro Obiang, en Bruselas en la cumbre Unión Europea-África, eurodiputados de la subcomisión de Derechos Humanos, junto a varias ONG, denunciaron que el 75% de la población pasa hambre y no hay libertad de opinión ni de prensa.
 
La televisión estatal ecuatoguineano informó hoy de la celebración en la ciudad de Luba, 60 kilómetros al sur de Malabo, de un taller de tres día en el que se habla a los "jefes del orden público de la importancia que tiene los derechos humanos".
 
El director general de Derechos Humanos del gobierno, Manuel Mba Nchama, al recordar a las autoridades militares del país que "Guinea Ecuatorial ha firmado pactos y convenios" en esa materia, dijo que "como miembro de las Naciones Unidas, está obligada a respetar los principios básicos de los derechos humanos".
 
"La ley es igual ante todos y está encima de todos", recordó Mba, que pidió a las autoridades militares a que "sepan valorar al ser humano, respetando sus derechos".
 
Mba, que exigió a que se respete la libertad de expresión, libre circulación y residencia, concluyó criticando los "encarcelamientos arbitrarios y atropellos" contra los ciudadanos.