«Iwéÿé», Moÿàddo ù-à Ndowéÿé-Nuestras, mujer Ndowé
Por Nyòngo-Dorotea Oko Kongwe
Este es el texto de la Conferencia realizada por Doña Nyòngo-Dorotea Oko Kongwe que respondió a la invitación de la entidad que se encargó de organizar la celebración del Día Nacional del Pueblo Ndowe en Madrid (España).
“Señoras y Señores:
Agradezco a mi Pueblo la oportunidad que me brinda de poder estar hoy aquí entre vosotros, en un día tan señalado como es el Día Nacional del Pueblo Ndowé; es para mi persona un enorme privilegio. En el ser humano, el aprendizaje es o debería ser constante, por lo que de antemano pido disculpas por los errores que pudieran darse en este camino mío de aprendizaje.
Una vez dicho esto, paso a lo que hoy es mi pequeña aportación con el tema “Iwéÿé, ser nuestro papel en estos delicados momentos que atraviesa nuestro Pueblo Ndowé.
En nuestra cultura Ndowé (una idea que también se extiende a otras culturas africanas), la mujer es el pilar y el sostén de nuestra sociedad puesto que en el hogar es la esposa, la madre y, más importante todavía, es además la transmisora de los valores fundamentales de nuestro pueblo.
¿Podemos imaginar las repercusiones interinas derivadas de un simple fallo de la mujer en nuestra sociedad? Intentemos pensar un poco. En el contexto de nuestro Pueblo Ndowé ¿cuáles son las consecuencias que se derivan cuando la mujer falla o deja de desempeñar su papel? Evidentemente, se desencadena una serie de conflictos, desajustes y hasta la decadencia de todo un pueblo y de su propia identidad; pudiendo llegar al extremo de desaparecer como tal. En realidad os estoy describiendo la situación de emergencia social que vive el Pueblo Ndowé en la actualidad.
En el caso de nuestro pueblo, el Pueblo Ndowé, y teniendo en cuenta lo que acabamos de decir, ¿qué se espera de nosotras y cuál es nuestra aportación? ¿Cual es la aportación de la mujer Ndowé en los ámbitos que acabamos de mencionar, como tal madre, esposa y como transmisora de virtudes y valores en beneficio del y para nuestro Pueblo Ndowé?
“...la mujer es el pilar y el sostén de nuestra sociedad puesto que en el hogar es la esposa, la madre y, más importante todavía, es además la transmisora de los valores fundamentales de nuestro pueblo.”
La supervivencia del Pueblo Ndowé, está en nuestra fuerza, en la fuerza de la mujer Ndowé: ese ser que no solo tiene el gran privilegio de dar vida a otro ser humano sino que también hace posible el avance y la continuidad de las sociedades. Por tanto, es enorme la capacidad que tiene la mujer para cambiar el rumbo de muchas cosas, entre ellas, las injusticias.
Es sabido que en todos los conflictos, grandes o pequeños, pero conflictos al fin y al cabo, los vencedores se hacían con muchas cosas. Pero el botín más preciado después de sembrar el caos y la destrucción, era la mujer. ¿Y por qué la mujer? – Porque estos se casaban con ellas. Rectifico, las tomaban sin más, para tener hijos con ellas, y de esa unión no consentida, o “sí”, nacía una nueva tribu, pueblo o nación.
“Para acabar con un pueblo, lo primero que se hace, es diluir la identidad de sus mujeres...”
¿Por qué la mujer? – Porque una vez que esa mujer se unía a ese clan, tribu, pueblo o nación, a través de su descendencia, ésta, en mayor o menor medida, acaba formando ya parte de él. En realidad ya no pertenecerá al pueblo de su origen por propia voluntad; pues los enemigos de sus hijos (los miembros de la familia de su madre) pasarán a ser los suyos.
Y ya que la cultura de nuestros pueblos, es patriarcal, esos hijos pasaban a formar parte de dicha población con pleno derecho, sin importar la procedencia de la madre, que en realidad no es tenida en cuenta. De allí que la mujer crea imperios y también los destruya.
Ya que esos imperios se engrandecen por nuestros hijos. Obra de la mujer. Para acabar con un pueblo, lo primero que se hace, es diluir la identidad de sus mujeres, y de no saber estas, quien es quien, en realidad. Esto ocurre, y en nuestro caso con más ensañamiento. Nuestra actual situación, la de la mujer Ndowé, es de extrema inquietud, hay una estrategia claramente diseñada para que seamos botín de una guerra, que vimos venir, y aunque la intuimos, nadie tomó las medidas oportunas. De esa guerra no declarada, o ¿sí?, que es sutil, y camuflada, con el slogan de amor, pero es guerra al fin.
Tenemos una gran responsabilidad. Como mujer Ndowé, nuestro papel es crucial. Son momentos duros para nuestra supervivencia. No estamos en contra de ningún pueblo, pero tampoco permitamos que se juegue con el nuestro. Nuestra supervivencia, y vuelvo a utilizar esta palabra «Supervivencia» pende de un hilo.
“Esta debe ser la lucha de todas. Si vence una, vencemos todas. No es un problema individual, sino un conflicto, que abarca a todo un pueblo.”
No nos crucemos de brazos, tomemos consciencia de la situación delicada en que nos encontramos y hagamos lo posible por aportar algo positivo en esta lucha. Pongamos las gafas de la memoria. ¿Cuál ha sido nuestro pasado, nuestro presente, nuestro futuro?
Viendo lo que es nuestro presente, ya podemos intuir nuestro devenir, llamado futuro. No hablo de sentimentalismos ni de miedos infundados, tenemos mujer Ndowé una gran responsabilidad. Si no tomamos en serio esto, nuestras hijas e hijos nos pedirán explicaciones por no haberles informado al respecto y de no haber hecho nada por evitado. Ojo con nuestros actos, la historia siempre juzga.
Me he dirigido a vosotras, al iniciar mi charla, querida mujer Ndowé, como Moÿàddo ù-à Ndowéÿé y no como Baÿàddo ba-a Ndowéÿé, como debería ser, en clara alusión numérica. Ese matiz, de Moÿàddo ù-à Ndowéÿé, es mi llamamiento a la unidad, a nuestra toma de conciencia, al apoyo a nuestro pueblo. A no minimizar, a apoyar ha nuestra gente, a no pensar que solo es un problema de unos Ndowé; a no criticar, sino a aportar; a no cerrar los ojos, y tapar los oídos. Esta debe ser la lucha de todas. Si vence una, vencemos todas. No es un problema individual, sino un conflicto, que abarca a todo un pueblo. Todo esto traducido en números, el resultado o el cómputo es igual al Kôti que debemos al Pueblo Ndowé, hombres, mujeres y jóvenes del Pueblo Ndowé todos a una.
Y, acabo con esa reflexión en voz alta: ¿de verdad creemos y pensamos que ya no hay nada que hacer? Si no hacemos nada, la respuesta es: Sí. Os agradezco vuestra atención.