lunes, 20 de abril de 2015

EL MARCO DE LA SOBERANÍA COMPARTIDA: DOS PUEBLOS, DOS TERRITORIOS Y UN DESTINO COMÚN



LOS PUEBLOS FANG Y NDOWÉ.

En el fundamento inicial de la existencia humana, está la semilla de la pervivencia del ser humano; y, en la voluntad soberana de los pueblos, se contiene la defensa suprema del derecho a la vida. Es, pues, en este contexto, donde se impone la obligación existencial del respeto sagrado a la convivencia entre pueblos y sociedades; como condición previa para el desarrollo integral de las distintas formas sociales. Pues, no es menos cierto que ésta, la vida humana, no nace dada; sino que requiere de condicionantes especiales y específicos para la plenitud de su desarrollo y ejercicio. La cual razón, obligue a la articulación de los pueblos mediante estructuras organizativas para facilitar y permitir, tanto su desarrollo, como el ejercicio legítimo del derecho a la protección y amparo de los miembros de la comunidad. Así, pues, este instinto nato y primario a la vida, en el seno de un determinado grupo o sociedad, es el que genera en primer lugar y antes que otra, la “conciencia de pueblo”. Es decir, la “conciencia de pertenencia a un pueblo o grupo”, es anterior a la formulación de cualquier concepto de “estado”. Si bien, “estado”, en su concepto práctico y genérico, es la suma política de la pertenencia a un marco superior de convivencia; que bien puede ser entre pueblos, grupos o sociedades.
Hijos pues, de los caprichos de un destino que hoy nos obligue a todos los africanos a responsabilizarnos de nuestro mañana, fue que África entero fue invadido, dividido, sus hombres y mujeres traficados y vendido como objetos de transacción comercial y sus distintos pueblos, juntados y/o separados a capricho de los europeos para venir a dar como resultado, sociedades artificiales que hoy requieren y exigen de sus cuadros directivos, reconocimiento y respeto mutuo para abordar juntos los marcos de una nueva convivencia que garantice por igual, la vida y pervivencia de los respectivos pueblos, sociedades y/o comunidades originales.
Dicho todo lo cual anterior, y en el marco y contexto que formulamos esta exposición, como partes de un pueblo que conforma el entramado político denominado “Guinea Ecuatorial”, solo otorgamos valor histórico reconociendo y aceptando, como hecho innegable, desde cualquier punto de vista humano, histórico o político, que: “En el territorio comúnmente denominado Bata, coexisten, de hecho, dos pueblos distintos:
El pueblo Ndowé, dentro de su diversidad de subgrupos, y el pueblo Fang, en su variedad de subgrupos”. Ambos dos, con sus respectivos territorios, historias, lenguas y culturas.
Esta variedad de sumas, solo sería posible, si partimos del hecho cierto de que ambos pueblos necesitan y requieren de la plenitud de todos sus potenciales para hacer posible su desarrollo pleno. Ello, solo es así, por cuanto que admitimos y reconocemos, no solo la existencia de sus respectivos y distintos sentimientos y conciencias de pertenencia a pueblos y comunidades diferentes; sino, sobre todo, porque dichos “sentimientos” y “conciencias” conviene tenerlos en cuenta y ser aceptados, respetados y valorados por todos, como bases históricas que Deben garantizar y encauzar la convivencia dentro de un nuevo orden y modelo de estado que fije y rija nuestra convivencia política.
Nuestra razón de tal reconocimiento y aceptación es, simplemente, tan simple, como incuestionable: “La convivencia entre pueblos diferentes, solo es posible y viable mediante el mutuo reconocimiento y la mutual aceptación”. Dos ejercicios diferentes “reconocimiento” y “aceptación”, que implican y obligan a garantizar por igual, las condiciones ideales para el desarrollo en su plenitud, de todas las capacidades de ambos pueblos dentro del respeto escrupuloso a sus hechos diferenciales como salvaguardia de su dignidad, libertad y soberanía. Todo ello, en el bien entendido de que el problema de “Guinea Ecuatorial” no termina con la desaparición de Teodoro Obiang Nguema de la escena política; sino, corrigiendo de raíz, la total falta de respeto y el desconocimiento al hecho indiscutible de que “Guinea Ecuatorial”, ni como “ente”, ni como “concepto”, descansa ni puede descansar sobre ninguna pretensión de “dominio de unos sobre otros”; y muchísimo menso, sobre ninguna incongruencia idea de “predominio de ningún pueblo sobre otros”.
Por consiguiente, nosotros, en nuestra formulación conceptual de “guinea Ecuatorial”, ello implica, en su marco genérico, cuatro pueblos y cuatro territorios:
El pueblo y territorio ndowé; el pueblo y territorio fang; el pueblo y territorio bubi y el pueblo y territorio Anobonés. Todos los cuales, llamados por imperativo histórico, por el bien común y de interés superior, están llamados a ejercer y han de accede al ejercicio político del gobierno propio de los respectivos territorios. Como única fórmula viable para la articulación de un nuevo marco de un estado común.

Zanghadji Maêt Salet