sábado, 20 de septiembre de 2014

Rafael Evita Ika: Parte III- Otro fallido intento de de los hombres de la tribu gorila de difamar a Ngôlôkôdî



Terminábamos la parte II de "Otro fallido intento de de los hombres de la tribu gorila de difamar a Ngôlôkôdî" contando, que algunos de los presentes proclamaron que Ngôlôkôdî era un caradura,  mientras el teatrero “Okoguo Ndegue” lamentaba una y otra vez ¡pobre mujer!..., ¡pobre mujer!...

Continuamos pues. Varios hombres del circulo de Ngôlôkôdî trataron de hablar pidiendo que se escuchase a Ngôlôkôdî, pero, los hombres de la tribu gorila inducidos y contaminados por el veneno del odio de “Okoguo Ndegue” hacia Ngôlôkôdî los silenciaban, mientras estos últimos a gritos y furiosos pedían la ejecución de Ngôlôkôdî:

- ¡Muerte a Ngôlôkôdî!... ¡Muerte a Ngôlôkôdî!  

Dentro de aquella convulsión y conspiración que causó sed de sangre, crujió la puerta del hemiciclo llamando de nuevo la atención de los presentes; todos dirigieron sus miradas hacia la puerta. Se abrieron lentamente estas y apareció otra mujer extranjera de la raza menanga. La expresión de Modjowi cambió repentinamente. La recién llegada mujer caminó despacio acercándose al palco de las autoridades adonde estaba “Modjowi” y mirando hacia ella y apuntándola con el dedo índice, pronunció muy alto la segunda mujer:

-Tú Modjowi, eres una mentirosa y una despechada.

Un terrible silencio se apoderó del hemiciclo, que provocó que se pudiera incluso escuchar las diminutas alas de una mosca rozar el espacio en su vuelo. Seguido continúo la mujer recién llegada:

- Ngôlôkôdî no te quiere y has jurado ante mí arruinar su vida- a continuación, se alborotó la sala y respondió furiosa Modjowi:

- Mantente al margen de esto- exigiendo amenazante, continuó:- No te metas, que esto no es asunto tuyo- repitió Modjowi, indicando a la otra mujer de la tribu menanga con tono intimidatorio, creando otro murmullo mayor  en el hemiciclo. 

Pero el efecto fue contrario porque la segunda mujer giró sobre sus talones y mirando al público sentenció:

-Esta mujer que está detrás de mí, si a eso se le puede llamar mujer- pronunció su nombre:- “Modjowi”- seguido matizó:- Es de mi país- e indicó continuo:- Es una mentirosa y estafadora

La intensidad del murmullo en la sala se hizo mayor, alborotador y la mujer volvió asegurar:

- Conozco muy bien a Modjowi y desde hace mucho tiempo; somos del mismo país y supe de ella misma que hubo un intento de una ligera relación con Ngôlôkôdî y que este último no quiso culminar la relación con ella- atentos escuchaban todos los presentes. Seguido reveló la mujer:- Cuando Ngôlôkôdî decidió no culminar la relación, hasta mí vino Modjowi y me pidió que fuese con ella a la policía y mintiese ser testigo de que Ngôlôkôdî le debía dinero; que así le sacaríamos dinero a Ngôlôkôdî y repartírnoslo.

-¡Ohhhhhhhh..!- al unísono decepcionados exclamaron todos los presentes en la sala, a excepción de Modjowi y su amigo “Okoguo Ndegue”, ambos con las miradas perdidas en el vacío; pues habían sido delatados.

-No te metas en esto- rojiza de la vergüenza exigió gritando Modjowi la primera mujer de la raza menanga, amiga y defendida del malvado “Okoguo Ndegue”, para seguido terminar:- esto no es asunto tuyo. 

Giró de nuevo sobre sí la segunda mujer y mirando de nuevo hacia Modjowi pronunció firme:

-Eres una embustera y estafadora- mirándole a los ojos declaró la segunda mujer extranjera y terminó muy convincente su alocución afirmando:- Me dijiste, qué harías lo que fuese por meter en la cárcel a Ngôlôkôdî porque te había dejado y me pediste ayuda porque sólo pretendes sacarle dinero. 

-No importa- enfurecido interrumpió el malvado “Okoguo Ndegue” tratando de quitarle hierro al asunto, para proseguir con su demencial demanda viciada de odio contra Ngôlôkôdî, sentenció:- Debe ser ejecutado Ngôlôkôdî.

Pero afortunadamente, esta vez la gente ya no se creyó la historia  de la primera mujer de la raza menanga y pidió enojada:

Fuera Modjowi con sus mentiras!- fue abucheada y con ello, “Okoguo Ndegue” se quedó sólo en su egocentrismo visceral y odio contra los hombres de la tribu del mar y en particular contra Ngôlôkôdî.

Fuera animal!- le gritaron algunos a “Okoguo Ndegue” y a su defendida hasta que se sintió prácticamente ninguneado y salió corriendo del lugar como un vil cobarde, mientras gritaba:

- Ngôlôkôdî, tienes mucha suerte y te has salvado de la “P…” y vividora Modjowi- comentó “Okoguo Ndegue”. 

Delatada y sabedora de su derrota, Modjowi abandonó corriendo el hemiciclo y se fue al servicio de mujeres, donde se quitó los andrajosos trapos que traía para aparentar una pobre mujer. Abrió su bolso, se  arregló y se cambió de ropa. Ataviada con tacones muy altos se alejó del lugar, dejando entre los presentes, una terrible impresión de ser una mentirosa y estafadora. Mientras:

- Volveré y destruiré a ese maldito Ngôlôkôdî- decía una y otra vez la fea y gorda modjowi, a quien sus flacuchas piernas no parecían poder soportar el enorme peso de la masa de grasa de su cuerpo.

Varios días después, la noticia llegó al gran Rey de la tribu de los hombres gorila. Doblemente enfurecido, mandó llamar a su Ministro de relaciones con el Reino, para que le diera explicaciones. Ante el Gran Rey, explicó el Ministro:

-Enselencia, es que Ngôlôkôdî le robó a aquella pobre mujer extranjera y es de justicia que sea ajusticiado.

-Denunciarlo ante nuestros tribunales y que sea ajusticiado con todas de la Ley- exigió el gran Rey y prosiguió:- De ese modo que se haga justicia.

-Emmm…, emmm- titubeó varias veces el Ministro, mientras se frotaba la boca y agregó entre dientes:- Es que no tenemos pruebas contra Ngôlôkôdî.
 
- ¡Inútiles! Eso es lo que sois; unos inútiles- furioso e indignado comentó el gran Rey de la tribu de los hombres gorila, para terminar susurrando entre dientes en tono de pregunta:- ¿A quién se le ocurre montar semejante pifostio de circo sin pruebas?

-¡Ehhhhhh Enselencia!- extendiendo los brazos pidiendo disculpas, trató de justificarse el Ministro, añadió:- Es que Modjowi nos aseguró, que tenía montado un plan creíble para acabar definitivamente con Ngôlôkôdî.

-¡Fuera de mi vista!- le increpó gritando y furioso el gran Rey al Ministro. Continuo, procedió el monarca a  emitir unos sonidos continuos de tres silabas:- Ngue- ngue- ngue..., ngue- ngue- ngue corresponndientes a Mo-djo-wi.

Rafael Evita Ika