El gran exponente, que no el único, de
la lengua española en Africa no es otro que Guinea Ecuatorial, cuya
Constitución, aprobada en el año 2012, dice lo siguiente sobre la lengua del
país:
“Artículo 4: La lengua
oficial de la República de Guinea Ecuatorial es el Español. Se reconoce las
lenguas aborígenes como integrantes de la cultura nacional”.
Guinea Ecuatorial es un gran
desconocido en nuestro país. España y los españoles observamos respecto del
país que fue parte de nuestro territorio en Africa y donde nuestro idioma es
más respetado que en algunas partes de nuestro propio país, una actitud que
oscila entre la prepotencia y el desdén. Actitud con la que, por cierto,
también obsequiamos a otros países que nos son muy cercanos, fraternales y
amigables mientras rendimos pleitesía a otros que consideramos más chulis.
Cada vez que una autoridad española ha
de rendir visita de cortesía, casi nunca en una reunión bilateral de sana
amistad sino simplemente en foros internacionales en los que ambas naciones
coinciden, la autoridad en cuestión se siente obligada a realizar un nuevo acto
de desplante y desprecio para quienes con nosotros comparten lengua en Africa,
y a la furibunda prensa española, presa de furibundos ataques de erisipela,
todo acto de humillación le parece poco.
Lo paradójico de la cuestión es que
mientras, -pongo por caso-, el presidente del Gobierno español pergeña la
siguiente humillación que le va a propinar a la que fuera la nuestra perlita de
la corona en Africa cuyo cariño por la que fuera madre patria no puede
disimular, nuestro monarca, por ejemplo, puede estar realizando una visita en
serie a todas las crueles dictaduras del Golfo mientras se besuquea con todos
los golfos de esas dictaduras, en algunas de las cuales todavía se practican
crucifixiones (y no me refiero a Siria precisamente, donde también, pinche aquí si no se lo cree), las mujeres, entre
otras lindezas, no pueden ni conducir un coche, o no se puede realizar un
oficio cristiano ni siquiera en casas particulares… y todo ello sin que a la
política exterior española ni a la prensa patria se le mueva el bigote.
Un país, Guinea Ecuatorial en el que
existe una dictadura, claro que sí, como existe en más de ciento cincuenta de
los doscientos países del mundo con los que España se relaciona con toda
normalidad, pero en el que, sin embargo, no hemos oído hablar ni de
amputaciones, ni de lapidaciones, ni siquiera de ejecuciones o especiales
desórdenes.
Así que a veces me pregunto si en este
extraño país que es el nuestro, lo que más moleste a algunos de Guinea Ecuatorial
sea justamente el respeto y el cariño con el que hablan la bella lengua nacida
en la tierra de los castillos, expresado en ese artículo 4 de su Constitución.
Pero así de raros somos los españoles, algunos españoles, muchos españoles. Que
se le va a hacer. Eso va a ser difícil de cambiar, al menos en pocos días.
Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=36451