lunes, 9 de enero de 2012

"EL HIJO DE DIOS" por EnengeA’Bodjedi

"EL HIJO DE DIOS" por EnengeA’Bodjedi


Un proverbio Ndowe reza: “E YENENEKE NA MOSU NDI E BWEYAKWE KOGO, “(Benga) o “E TOYETYE OVE NA MWAKO, YO NDI E KELEVIYE OVE NA EKOLOKOLO,” (Kombe), que significa “Lo que tú has visto por la mañana debe servir como aviso por la tarde.” Este proverbio Ndowe aconseja que debemos aprender de la historia.

El 22 de junio de 1842, unos 800 habitantes del poblado Mpongwe de Olamba en el estuario de Malongo (Gabon), oyeron unos gritos histéricos anunciando, “¡Jesús llega! ¡Jesús llega! Cualquier día llega Jesús, El Hijo de Dios, y Salvador de toda la humanidad!” Esta declaración venia de las bocas del reverendo John Leighton Wilson (25 de marzo de 1809-13 de Julio de 1886) y del reverendo Benjamín Griswold, dos pastores presbiterianos, representando la American Board of Commissioners for Foreign Missions (ABCFM), una organización cristiana mancomunada, sostenida principalmente por los presbiterianos y congregacioncitas establecidos en Boston.

Inmediatamente, se concertó una reunión entre el capitán Richard E. Lawlin (un agente de la Compañía James Bishop de Nueva York), el rey R’Ogwarwe y el príncipe Ntoko yi Rompave, ambos del clan Agesono de los Mpongwe de Olamba. La aristocracia Mpongwe ansiaba una escuela donde sus hijos pudieran aprender “la magia de OTANGANI (el hombre blanco),” que era leer y escribir. A Wilson y a Griswold les permitieron construir su puesto misionero en una colina a la que denominaron “Baraka,” pues allí se ubicaba una vez un viejo barracón de esclavos. Una de las primeras tareas para Wilson, Griswold y sus jóvenes ayudantes Mpongwe fue la de retirar los esqueletos de los Africanos sin enterrar, aquellos que no hicieron el siniestro viaje a través del Atlántico hacia una vida brutal violenta de esclavitud en Estados Unidos, en el Caribe, en la América Central, o en la América del Sur.

El 25 de junio de 1842, el reverendo Wilson escribió a Rufus Anderson, de la ABCFM, diciéndole que el estuario del Malongo estaba poblado por gente inteligente y sofisticada, los “Griegos de la Costa Oeste de África” y los “Parisinos del Ecuador.” Wilson y Griswold navegaron por el estuario del Malongo el 8 de Julio de 1842 para visitar al distinguido rey Antyuwe Kowe Rapontyombo (ca.1780- 9 de mayo de 1876) del clan Asiga de los Mpongwe. Este oga (patriarca) Mpongwe estaba aun involucrado en la trata de esclavos, lucrativo e ilegal, hacia Brasil y Cuba por parte de los portugueses y españoles. Entre 1800-1810, el joven Rapontyombo fue marinero en un barco negrero español, trabajando lado a lado con los viciosos criminales españoles, esclavizando a un sin fin de Africanos inocentes.

Rapontyombo sirvió a ambos pastores presbiterianos norteamericanos una buena comida con dos vinos franceses. Wilson describió a Rapontyombo como gentil, pulido, de buenas maneras, afable e inquisitivo en la conversación, enaltecido, más libre de la apariencia de afectación. El reverendo Wilson explico al patriarca del clan Asiga que él y Griswold se encontraban en Gabon para enseñar a los Mpongwe acerca de Dios y de su Hijo Unigénito, Jesucristo, el Salvador de la Humanidad. Rapontyombo era el oga menos entusiasta entre los Mpongwe sobre escuelas misioneras presbiterianas, y dijo a Wilson: “la cabeza es suficiente para propósitos comerciales.” También era muy suspicaz ante los motivos de los misioneros, de modo que pregunto a Wilson: “¿Por qué queréis enseñarnos, si ustedes los europeos se aprovechan generalmente de nuestra ignorancia?” En conjunto, Wilson encontró a Rapontyombo como “uno de los hombres más remarcables que he encontrado en África.”

Habiendo expresado un deseo de ver el barracón de los esclavos de los españoles cercano a Izanjo-Nkombe, el oga Rapontyombo condujo a Wilson y a Griswold a través de una selva oscura y frondosa. Un español que sufría de una severa enfermedad en la piel dirigía el barracón, mientras otro se sentó con un arma, vigilando atentamente la empalizada. Los cautivos del interior profundo esperaban ser devorados por los negreros blancos cabalísticos que aguardaban en la costa. Los 432 africanos desnudos que esperaban el próximo barco “viviendo como cerdos,” habían sido capturados por los españoles durante tres meses. Los hombres estaban encadenados a pares por los tobillos mientras que las mujeres estaban confinadas por las argollas en el cuello, encadenadas conjuntamente en grandes grupos. Los dos pastores presbiterianos supieron que los bebes Africanos habían sido arrebatados del cuidado de sus madres y asesinados por los españoles. Los cautivos Africanos eran alimentados con ulesi na kondi (arroz y judías). Mientras los deprimidos Africanos gemían de agonía y desesperación en la empalizada infestada de ratas, revolcándose en su orina y sus excrementos, Griswold noto que los negreros españoles dijeron a los cautivos Africanos que “ellos dos eran Americanos, y que los Americanos construyan casi todos los barcos negreros.” Wilson escribió a su esposa Jane: “Basta de decir esto; mi curiosidad nunca me empujara de nuevo a visitar una escena semejante de degradación humana.”

Mas tarde, Wilson publicó un informe que apareció en las prensas norteamericanas, inglesas y francesas, en el cual presionaba al gobierno colonial francés en Libreville, Gabon, para sostener con más atención la vigilancia sobre las actividades ilegales esclavistas de Rapontyombo. El pastor presbiteriano de Carolina del Sur escribió también a la ABCFM, denunciando la esclavitud en los Estados Unidos de América. El papel de Wilson como portavoz señalado contra la trata ilegal de esclavos en el estuario del Malongo comporto que algunos de sus antiguos amigos pro- esclavistas en América lo tachaba como un abolicionista insufrible

Un mes después de su visita a Izanjo-Nkombe con Griswold, Wilson se alegro al saber que los cautivos Africanos confinados en el barracón español se habían rebelado. El RAPID, un crucero británico, entró en el río Malongo en un intento de sorprender a los negreros españoles, pero estos fueron capaces de escapar y de ocultar su mercancía humana en la densa selva tropical. Fue allí donde se rebelaron los africanos esclavizados. Muchos de ellos, desnudos, consiguieron escapar hacia la tierra del Sol naciente, intentando volver a su patria original en el interior del continente. Los rebeldes Africanos que restaban fueron rodeados y los negreros españoles ejecutaron a dos de los cabecillos. Los misioneros presbiterianos de Baraka supieron que pocos días más tarde los cautivos ensayaron otra revuelta con fuga masiva, pero fracaso y otros dos líderes de la rebelión de africanos esclavizados en la ribera sur del río Malongo fueron ejecutados.


Continuará....