sábado, 13 de septiembre de 2014

Rafael Evita Ika: Parte II- Otro fallido intento de los hombres de la tribu gorila de difamar a Ngôlôkôdî


La pare I- de "Otro fallido intento de los hombres de la tribu gorila de difamar a Ngôlôkôdî", terminamos diciendo que exaltado “Okoguo Ndegue”, rápidamente pidió que fuese inmediatamente detenido el maldito Ngôlôkôdî y ejecutado públicamente. Algunas personas trataron de conocer lo sucedido, pero el odio de “Okoguo Ndegue” hacia Ngôlôkôdî lo cegaba haciendo que se  negase a conceder la presunción de inocencia a Ngôlôkôdî, para que este diera cualquier tipo de explicación que arrojase luz sobre el asunto.  “Okoguo Ndegue” sólo pedía apresurado una y otra vez, que los Pueblos finiquitaran de una maldita vez y por todas con la vida de Ngôlôkôdî.

Pues bien, durante varias semanas, “Okoguo Ndegue”  quien trabajaba para el gobierno dictatorial, promovió mucho revuelo tratando de criminalizar a Ngôlôkôdî, por una supuesta deuda declarada por la extranjera. Viendo que las reacciones populares no se ajustaban ni seguían la dirección que hubo trazado para los hechos, desesperado convocó a mucha gente de su tribu en la “Plaza de la Libertad”; pero la multitud que acudió a la cita estaba compuesta por gente de todas las tribus del país. A la cita apareció “Okoguo Ndegue”  acompañado de una mujer extranjera de la raza menanga y ésta  exigió la inmediata ejecución de Ngôlôkôdî antes de acusarle de nada. No encontrando los asistentes ninguna acusación clara que se vertiese contra  Ngôlôkôdî, además de estar muy sorprendida la multitud por la actitud de “Okoguo Ndegue”, que,  sin conocer a "Modjowi" la mujer de la tribu menanga, ni tener información ni pruebas irrefutables de cuanto manifestada, apoyó sin fisuras todas las acusaciones vertidas contra Ngôlôkôdî, comenzaron a proliferar murmullos en la multitud. Entonces, una voz muy  crujida dañada por el exceso consumo de tabaco; la de Modjowi la mujer de la tribu menanga gritó:

- Ngôlôkôdî me debe dinero!- procamó interrumpiendo el murmullo de la multitud y un silencio sepulcral precedió a las palabras de Modjowi, mientras casi asustados los concentrados se miraban atónitos por la vergüenza que causaba la actitud de la mujer, puesto que tampoco se entendía que por una supuesta deuda, Modjowi la mujer de la tribu menanga hubiese obtenido directamente de “Okoguo Ndegue” ayuda incondicional para ejecutar a Ngôlôkôdî; lo que originó una duda bien fundada en los presentes que  no creyeron las acusaciones de la mujer y encontraron muy sospechoso el apoyo de “Okoguo Ndegue”. Seguido, comenzaron a sucederse manifestaciones populares de apoyo a Ngôlôkôdî. 

- ¡RESPETO A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA PARA NGÔLÔKÔDÎ! - gritaron unos, mientras otros, moviendo sus cabezas de izquierda a derecha, manifestaban indignación y comentaban:-¡Menuda pinta la de Modjowi, tan destartalada, parece haber escapado de las garras de un León o, de estar absolutamente loca!

Presionado por las manifestaciones de apoyo popular hacia Ngôlôkôdî, “Okoguo Ndegue” disolvió el encuentro y convocó para el día siguiente y en secreto, otra reunión sólo para las personas de la tribu de los hombres gorila en el Palacio de la palabra, para darles información detallada sobre el asunto, también convocó a las cadenas de Radio y TV al servicio de la tiranía que con mano de hierro había usurpado la soberanía de la Nación, para transmitir por todos los medios el proceso mediante el cual iba ser difamado, desprestigiado y ejecutado el incómodo Ngôlôkôdî. Sin embargo, allá de nuevo acudieron y se reunieron todas las tribus.

Los reporteros de TV andaban de arriba para bajo tomando posiciones desde las cuales obtener mejores imágenes y todo parecía el inicio de un gran proceso por genocidio o crímenes contra la humanidad.

Una vez todos allá sentados y atentos, el malicioso “Okoguo Ndegue”  ordenó cerrar las puertas. Hasta ellas se acercó uno de los hombres de su confianza y al tratar de cerrar las pesadas puertas del recinto, un fuerte crujido ensordecedor y molesto obligó a todos los presentes que de  espaldas a ellas estaban, a que girasen violentamente sus cabezas y dirigiesen sus miradas hacia la puerta del hemiciclo. En el palco de las autoridades estaba sentado “Okoguo Ndegue” acompañado de la mujer de la raza menanga; la supuesta estafada por Ngôlôkôdî. Mucho murmullo se produjo en la sala, hasta que se levantó “Okoguo Ndegue” pidiendo silencio. Seguido indicó señalando con el dedo índice a la mujer extranjera de raza menanga, sentada junto a él:

-Esta pobre mujer extranjera, se llama “Modjowi”- introdujo al personaje y prosiguió:- Es la víctima de Ngôlôkôdî- seguido invitó a la mujer a que expusiera los hechos contando lo sucedido: 

-Conocí a Ngôlôkôdî hace varios años- empezó a relatar la mujer y prosiguió:-Tuvimos una romance, pagué el billete cuando fui a verle, le regalé una camisa, calcetines, le invité a un café; por lo tanto, le presté un dinero que no me quiere devolver- y continúo contando:- Me ha robado- para terminar sentenciando: - Si no me devuelve el dinero que me ha robado lo mataré- un terrible silencio precedió a sus palabras.

Varios segundos después, se levantó “Okoguo Ndegue” y corroboró el dictamen:

-Ngôlôkôdî ha robado a esta pobre mujer- y prosiguió:- No podemos tolerar estas acciones- a continuación agregó:- Ese hombre es el mal de nuestra nación y la vergüenza de su pueblo y debe ser ejecutado.

-¡Que caradura!-indicaron los adeptos incondicionales del corrupto régimen en la sala, mientras el teatrero “Okoguo Ndegue” con maldad y cinismo hacía como que lamentaba diciendo una y otra vez:

- ¡Pobre mujer!..., ¡pobre mujer!...

Las cosas se estaban poniendo muy feas  y la suerte de  Ngôlôkôdî parecía estar en las manos de un  asesino “Okoguo Ndegue”, un déspota y esbirro del régimen dispuesto a cumplir las órdenes del sistema represivo imperante del país que a muerte odiaba a Ngôlôkôdî; el atrevido hombre de la tribu de los hombres del mar.

Continuará con la parte III

Rafael Evita Ika