07/06/2013 - Pedro García Luaces
El previsible sucesor de Teodoro Obiang
es un adicto al lujo que colecciona deportivos, obras de arte y mansiones,
aunque nadie ha sabido dar una pista sobre su aptitudes para dirigir el
país.
Obiang padece una grave enfermedad que
podría ser cáncer de próstata y en Guinea es un secreto a voces que se trata en
clínicas europeas y que pronto tendrá que delegar.
El delfín en Guinea se llama Teodorín
Obiang y sobre su futuro al frente del Gobierno hay más que dudas razonables. Los
que le conocen dicen que tiene un carácter irascible y un apego irracional por
los objetos de lujo. Posee una flota de Lamborghinis, yates y mansiones
dispersas por las principales ciudades del mundo y se dice que le gusta
combinar el color de sus zapatos con el de su coche. Francia le precintó
hace un año un hotel de 5.000 metros cuadrados junto al Arco del Triunfo que
usaba como residencia particular y en Estados Unidos se ha hecho con una
mansión en Malibú pegada a la de Mel Gibson. Sobre sus aptitudes para
dirigir el país, nadie es capaz de dar una pista.
Cuando miembros de la oposición oyeron
a Obiang decir que nunca se le ocurriría dejar el poder en manos de un
estúpido, todos pensaron que se refería a su hijo. Quizás el dictador confía
poco en él pero tampoco tiene demasiadas alternativas. No ayudan a la
candidatura de Teodorín sus problemas con la Justicia, con causas abiertas en
Francia y en Estados Unidos. De su hotel residencia en París, en plena
avenida Foch, se llevó la Policía francesa en febrero del año pasado tres
camiones repletos de objetos de decoración por valor de 40 millones de euros.
La incautación responde a dos denuncias por corrupción interpuestas por dos
ONG. En EEUU sospechan que Teodorín trata de blanquear el dinero del petróleo y
que emplea empresas fantasmas.
Amante del lujo
En febrero de 2009, Teodorín Obiang
pasó la mañana en una subasta de la conocida casa Christie’s y pujó hasta 18
millones de dólares por una parte del legado artístico de Yves Saint Lauren.
Aquella fue la subasta más cara de una colección privada en toda la historia de
Christie’s. Una forma absurda de poner el foco internacional sobre la fortuna
secreta de un funcionario con un sueldo oficial de 50.000 euros al año. Ajeno
al problema, Teodorín se pasea por París, Río o Malibú acompañado de un enorme
séquito donde hay sitio para chefs, asistentes, mecánicos para sus coches y dos
turnos de equipos de seguridad. Por lo demás, cuando viaja, su vida no difiere
mucho de la que lleva en Guinea: “Noche, putas, alcohol y coca”, según confesó
uno de sus ex empleados.
A Teodorín le gusta viajar con
maletas repletas de dinero. En cierto modo, es la solución más asequible para
ir dando salida a lo mucho que le sobra a su padre. Un nieto adolescente de
Obiang fue acusado en 2009 de robar fajos de billetes de un arcón del abuelo
para regalárselos a sus amigos. También se sabe que un funcionario corrupto
almacenaba su dinero en el coche y un día, uno de sus colaboradores se lo llevó
fuera del país y nunca lo volvió a ver. Incluso hay quien lo enterró en el
jardín para desenterrarlo después completamente podrido. Son las cosas de la
cleptocracia.
Con Teodorín ese problema no existe
porque él gasta casi tan rápido como su padre acopia. El delfín de Guinea se
mueve en jet privado como si fuese en taxi, compra mansiones al lado de las
estrellas – junto a Mel Gibson en Malibú y junto a Farrah Fawcett en Beberly
Hills – y acumula coches deportivos de forma grosera. Tiene 26 coches y seis
motos, todos de gran cilindrada, entre los cuales se encuentran tres Bugatti
Veyron, capaces de alcanzar los 407 km/hora, además de Ferraris, Maserati y
Rolls Royce. En 2005 alquiló el yate del magnate de Microsoft, Paul Allen, para
ir de crucero con su novia de entonces, la cantante de rap Eve, por 550.000
euros.
Una vez, una cadena de televisión grabó
divertida cómo compraba treinta trajes de diseño exclusivo de una sola vez, lo
que a tenor de sus otras hazañas parece una compra razonable. Sobre todo si la
comparamos con el encargo, reconocido por el Gobierno guineano, del diseño de
un yate a la compañía alemana Kusch Yatchts que le habría de costar 288
millones de euros. También se sabe que en una ocasión envió a su piloto
privado de Los Ángeles a Río de Janeiro para traer a su peluquero.
Una de las grandes frustraciones de
Teodorín es no haber triunfado en la música, aunque creó su propio sello
discográfico de hip hop, TNO Entertainment, bautizado con sus iniciales, en el
que se dejó casi 20 millones de euros. El sello se dedicó a promocionar
la fallida carrera de su dueño en el mundo del rap y a organizar fiestas
costosas, produciendo un solo disco que fue un absoluto fracaso comercial.
Camino a la presidencia
Los inversores internacionales no creen
que Teodorín Obiang sea el perfil más apto para garantizar sus intereses pero
su padre, de momento, le ha nombrado vicepresidente de Defensa, un cargo
creado para él que no estaba previsto en la Constitución, aunque nadie en
Guinea se echaría las manos a la cabeza por esa menudencia. Obiang padece una
grave enfermedad que podría ser cáncer de próstata y en Guinea es un secreto a
voces que se trata en clínicas europeas y que pronto tendrá que delegar.
La fuerza de Teodorín reside en su
madre Constanza, verdadera artífice del asalto de su hijo a la carrera
sucesoria. “Constancia Mangué es la principal valedora de Teodorín debido a la
influencia que tiene sobre su marido, aunque se desconoce el apoyo que tiene
ella. En cualquier caso, dada su ambición y su poder, quedaría muy mal parada
si pierde en su apuesta”, afirma el escritor guineano Juan Ávila Laurel.
Entre los aspirantes, destacan dos
nombres: el hermano del dictador, Armengol Ondo Nguema, uno de los
hombres más influyentes del clan que además es jefe de la seguridad nacional y
por tanto será clave en las filas de cualquier candidato que quiera perpetuar
el régimen; y el hermano de Teodorín, Gabriel, mucho más discreto,
aunque también cuenta con alguna causa abierta, precisamente en España, por la
compra de dos pisos que conducen al patrimonio oculto de Obiang.
Leer más: Teodorín, un delfín adicto
al lujo http://www.teinteresa.es/mundo/Teodorin-delfin-adicto-lujo_0_933507421.html#WaQ1B6Yaiih8NQQD
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