Sin duda, la cara más cotidiana, tradicional y familiar de Udubuandjolo estaba en sus pobladores. Gente afable y muy acogedora cuyo principal valor se apreciaba en cómo se relacionaba con el extraño, que no era del pueblo. Ello favoreció el florecimiento de la aldea, que fue ensanchando su universo sin complejos ya desde el último cuarto del siglo XIX.
A comienzos de la década de 1900 los momentos de cultura-celebraciones, fiestas, danzas, festivales...- en Udubuandjolo sirvieron para enseñar lo más recóndito del pueblo a cualquiera que quiso conocerlo y prosperar en sus límites: blancos y negros; nativos de otras tierras y los de las aldeas vecinas. Y acabó transformándose en una ciudad afable para todos. Los descendientes de los fundadores de la localidad estaban orgullosos, por seguir manteniendo la tradición que recibieron de sus ancestros, que era sinónimo de compartir y disfrutar de lo mejor de la tierra, incluso con el extranjero. Era la oportunidad que tenían sus clanes Bongapende, Bombamba, Bosobo, Bobenda, Bolobo, Bodikito, etc., que lo habitaban de ponerse en contacto con las personas más indicadas para crecer. Mercaderes, exploradores, misioneros, negociantes (alemanes, holandeses, portugueses, franceses, ingleses...), militares y funcionarios españoles, etc. Quienes al abandonar Bata se iban con la sensación de llevarse un pedacito de Udubuandjolo en el corazón, y siempre con ganas de regresar.
Tal como se disfruta el patrono de nuestra ciudad en los tiempos actuales, se fraguó en los años 10 del siglo XX, cuando se instauró lo que empezó a denominarse como "las fiestas patronales de Bata". En realidad comienzan con los encuentros que algunos prestigiosos playeros como Vilangua, Luis Maguga (padre de Luis Rondo Maguga), Mbula A Makamani, Isova Dja Ngonde (progenitor de Raimundo Evita Makachi), Luis Djamba Nko (abuelo de Andrés Nko Ivasa), Mbula A Ekoka (natural de Ekuku. Tatarabuelo de Juan Nko Mbula), Gregorio Melenga, etc.; en sus reuniones de buenos amigos, que tenían lugar habitualmente de forma rotativa en el hogar de alguno... impulsan la idea de "encuentros de hermandad", para que muchos Ndowe muestren sus extraordinarias habilidades culinarias, deportivas... sus atuendos y bailes tradicionales ante propios y extraños; ofreciendo un gran espectáculo y una serie de competiciones en unas fechas señaladas del año. Los encuentros llevaban consigo la idea de diversión, como pueblo unido, para celebrar la buena convivencia entre las diferentes aldeas próximas a la gran localidad-Udubuandjolo. Cada poblado debía participar en aquella sana competición con sus mejores hombres y mujeres en las regatas, lucha libre (bevua o besua), carreras atléticas... Alegrar las mesas con sus mejores frutas, carnes y pescado. La bebida tampoco debía faltar. Cuando muchos Ndowe fueron subiendo de categoría social; el vino, coñac, ron y whisky se convirtieron en los indiscutibles protagonistas de sus fiestas y sobremesas; como sello de distinción y elegancia. Así fueron despreciando el "ndjandjabia", "tope'" Bubi y "Malamba" que procedía de los campesinos Fang. Había que ofrecer el mejor espectáculo de Mekuyo, Ivanga o Mebongo para el público como mandaba la tradición; dando un cálido ambiente para gozar y beber entre amigos, vecinos y visitantes disfrutando de una buena conversación.
Actividades o competiciones que tenían lugar al aire libre en el histórico solar de los Evita, frente a la playa Morritz (donde se levantó el Hotel Panafrica). Allí se Vivian tanto de día como hasta la noche lo mejor de Bomudi, Moganda, Ekuku, Udubuandjolo, Asonga, Ukomba, etc. Lo que menos importaba era el nombre de la aldea que más éxitos cosechaba en las pruebas o juegos, o la que mejor espectáculo había ofrecido en los bailes típicos... sino la buena convivencia y estrechar vínculos. Los artífices de la idea, que habían propuesto actividades diferentes para el disfrute de todos, acordaron repetir lo pactado para los sucesivos años. Su poderoso encanto conquistó a los muchos gobernadores españoles de la época, empezando por Jose de Ibarra Autan (que había convivido entre los Ndowe cuando fue nombrado primer Subgobernador de Elobey el 11 de enero de 1886. En el cargo hasta el 30 de junio de 1889, es conocida su famosa expedición militar a Corisco para acabar con la esclavitud) continuando con Jose Gómez de la Serna, Ángel Barrera y Luyando, Luis Ramos Izquierdo y Vivar, etc.
Aquellos "encuentros de hermandad o hermanamiento" fueron divulgados con gran entusiasmo entre los colonos por las autoridades. Al poco tiempo, el eco de los mismos recibió el nombre de "fiestas patronales de Bata". Estructuradas como fiesta propia en fechas anteriores a la llegada de los religiosos españoles a Udubuandjolo, para los días 25 y 26 de julio, el día de Santiago Apóstol patrón de de España.
Continuará...
Luis Lucía Ubango
Analista Social