REFLEXIONES DE UN NDÔWÉ
Un trozo de lo que actualmente es Guinea Ecuatorial, me vio nacer. Crecí entre tantas y tantas ciudades diferentes de ese país, que no sabría decir realmente de dónde soy porque tengo un poco de cada una de ellas. Para ello tendría que recurrir al arraigo de la tierra, que según mi cultura, es de mis antepasados.
Por ello, y sólo ello; puedo decir que soy Ndowé. Pero… ¿Ndowé, de dónde? ¿de cuál de las ciudades, en las que he dejado mis señas de identidad y a la vez de las que llevo y llevaré dentro de mí, mientras exista? Porque de cada una de ellas tengo buenos, muy buenos recuerdos y he vivido grandísimas experiencias inolvidables para mí, para el resto de mis días.
¿Pero puede decirse que todas ellas podrían acoger a un Ndowé por arraigo ancestral? Pues no. Cuando hablamos de los Ndowé, en condiciones normales, y no cabe otra, nos ceñimos en aquellos habitantes de la zona del litoral integrado en la región continental de Río Muni, claro está. No creo que pueda concebirse Ndowé alguno que fuera de otro sitio.
Ya hace unos cuantos años desde mi nacimiento; y por circunstancias diversas, he convivido con mucha gente de procedencia u origen dispar y bien distinto al mío; esa es mi historia y no puedo cambiarla. Pero entiendo que en nuestro foro interno sabíamos y quedaba intrínsecamente bien definido el origen de cada uno de nosotros, aunque nuestro día a día fuera bastante parecido a pesar de nuestras diferencias culturales.
Hoy he tenido contacto con un grupo Ndowé que se duele del tropello de su pueblo, que es el nuestro. A raíz de ese dolor, me viene a la mente el violento y reciente resquebrajo de otros pueblos como el Yugoeslavo o el Ruandés; y me pregunto: ¿es preciso que mi pueblo pase por esto, debido a la falta de capacidad dialogadora de nuestros líderes y sobre todo a la falta de capacidad de llegar a una conclusión – acuerdo coherente para todos?, ¿no es suficiente la experiencia vivida por los pueblos anteriormente citados?, ¿debemos pasar nosotros por lo mismo? ¿hasta con eso juegan nuestros líderes? Que me ponen en la tesitura de qué debo valorar más, si la concordia con mis conciudadanos y vecinos, o el legado de mis descendientes.
En un futuro no muy lejano, cuando nos hagamos la misma pregunta anterior de: ¿Ndowé, de dónde? ¿tendremos tan clara la respuesta como la podemos tener hoy?
Ese Dyoba, Bosió, Nguema, Mifulan, Zamora o cualquier otro, ¿ayer amigo de la infancia, qué será mañana? ¿acaso enemigo acérrimo? Y me dirá que ha sido él personalmente, el causante de tanto dolor para unos, pero sí, y de alguna manera, el beneficiado de ello; y yo tampoco sufrí, en mis carnes, la opresión de sus ancestros; o debería decir que sí lo soy. Pero lo cierto e innegable, es que soy el gran perjudicado de las acciones de sus antepasados. ¿Eso es tan difícil de ver? ¿nó es acaso una razón más que suficiente como para llegar a acuerdos coherentes?
Dicen que los derechos no se conceden, sino que se conquistan. ¿Cuál es la manera de esa conquista?, ¿cabe alguna?, ¿seguimos en silencio como hasta ahora, como quien sufre de hemorroides, como si no pasara nada y llorando nuestra desgracia por los rincones?, ¿hasta cuándo?
Este manifiesto es un llamamiento a ese Mba, Bokesa, Medawe, Biong, Pudul, y a cualquier otro que quiera reflexionar sobre ello, que sea consecuente y coherente con sus propias vivencias y sobre todo, realista y respetuoso con el prójimo. Ya que, el hecho de que públicamente no me atreva a acusarle de ciertos comportamientos, a lo mejor es por ese miedo a las posibles represalias que puedan redundar para con mi persona pues también debo vigilar y cuidar de mi integridad física.
Creo que aún estamos a tiempo. ¡PAREMOS ESTO!
Que el cementerio está lleno de valientes, mientras los tronos están ocupados por cobardes