miércoles, 16 de mayo de 2012

La dictadura de Guinea Ecuatorial afirma que los principios democráticos y los principios de derechos humanos son incompatibles con la «sociedad tribal». Pero, ¿qué significa para Obiang Nguema «sociedad tribal»?

La dictadura de Guinea Ecuatorial afirma que los principios democráticos y los principios de derechos humanos son incompatibles con la «sociedad tribal». Pero, ¿qué significa para Obiang Nguema «sociedad tribal»?
Fuente: «Petróleo y Estado postcolonial» de Alicia Campos Serrano
Edita:Fundación Carolina CeALCI
La utilización habitual del lenguaje del parentesco en Guinea Ecuatorial, y sus implicaciones en las dinámicas políticas del país, no debe hacernos olvidar las bases materiales sobre las que estas se sustentan. Ni el papel fundamental que las relaciones entre la familia Nguema y ciertos factores externos, como las empresas petrolíferas u otros gobiernos, juegan en la forma despótica y arbitraria en que habitualmente se ejerce el poder en el país.

Las relaciones personales y clientelares son parte constitutiva de todo orden político. Pero no en todos los lugares implica la violación de los derechos de las personas como instrumento de control social. El argumento, que encontramos a menudo entre los principales socios del gobierno, y según el cual no cabría hablar de principios democráticos o de derechos humanos en una «sociedad tribal», constituye más una justificación de lo que hay, que un análisis adecuado de la realidad. Un estudio más detenido de esta nos muestra un panorama muy complejo en Guinea Ecuatorial, donde las actividades productivas y las relaciones que generan, los movimientos de población y la parcelación del mundo en estados, produce en un espacio socialmente fragmentado, donde dominan formas políticas autoritarias, excluyentes y no regulativas.

Esta situación es producto de trayectorias históricas que explican la formación de un estado extravertido heredero de la colonización española, la ocupación del gobierno por la familia Nguema en el proceso de independencia, el papel que juega el principio de soberanía tal y como se articuló internacionalmente durante la descolonización, y la irrupción de empresas multinacionales a partir del descubrimiento de hidrocarburos, en un contexto económico mundial marcado por la dependencia energética del petróleo.

Los impactos políticos de la extracción petrolífera han supuesto la interrupción de un proceso de apertura política alentada al calor del fin de la Guerra Fría, pero no una transformación radical de los modos anteriores de gobierno. Más bien podría decirse que se ha producido un cierto regreso a la situación política de los años ochenta, cuando la dictadura de Obiang Nguema apenas recibía denuncias marginales en los foros internacionales, y obtenía el apoyo de la antigua metrópoli y las potencias occidentales.

Una de las consecuencias políticas de esta historia ha sido convertir el acceso al estado en objetivo fundamental de todos los grupos sociales, locales y extranjeros. En Guinea Ecuatorial, como en muchos países subsaharianos, el estado es el principal instrumento de acumulación económica: no existen fuentes de riqueza significativas al margen de él, pues la explotación del petróleo o de la madera, la ayuda al desarrollo o los impuestos a la exportación, pasan necesariamente por sus manos. Quienes controlan el estado, controlan todos los recursos, no sólo políticos, sino también económicos, así como los que proporciona el reconocimiento internacional de la soberanía y la capacidad de negociación en los distintos foros bilaterales, regionales o mundiales. Por eso, formar parte de quienes manejan el estado supone la posibilidad de promoción social, mientras que estar excluido conlleva la marginación no sólo política, sino también laboral y hasta familiar.

La resistencia de Obiang y su familia a permitir la disidencia y la alternancia políticas se debe a que hay demasiados privilegios adquiridos en juego para el grupo que ocupa el gobierno del estado.

La inexistencia de fuentes de poder y enriquecimiento alternativas al estado, con las que acumular poder y prestigio, hacen que quienes lo ocupan recurran a todos los medios represivos a su alcance para tratar de impedir el surgimiento de rivales políticos. Los espacios que esta situación deja para otros grupos políticos alternativos son por tanto muy exiguos, y existen a costa de enormes sacrificios personales.

En cualquier caso, las transformaciones políticas que pudieran ampliar el espacio de libertades y derechos personales de nacionales o foráneos en el país, no dejarán de estar relacionadas con la transformación a su vez de la inserción del territorio en las dinámicas transnacionales que hemos analizado en este trabajo, y que explican en gran medida las actuales formas de poder en el país.