domingo, 4 de marzo de 2012

Denuncia de crímenes Fang sin castigo contra los Ndowe

Denuncia de crímenes Fang sin castigo contra los Ndowe

A mis oídos llegó la noticia del asesinato de un joven Ndowé un domingo en plena calle después de la misa; y todo por algo que se puede calificar de banal.

Como buen católico que era, este joven Ndowé asistió a la misa dominical en su flamante coche nuevo, acaso para darle gracias a Dios por haberle permitido empezar su vida con buen pie. Como todos los domingos a esa hora, coincidió con otros católicos practicantes que iban también a misa.

Durante la misa, el cura pidió que todos se dieran la mano como hermanos que eran, en símbolo de paz y hermandad. Al término de la misa, el joven Ndowé se dirigió a su coche, se subió a este, arrancó y se puso en marcha, en dirección a su casa, preparado para pasar un feliz domingo en familia.

Las pésimas condiciones en que se encuentran las calles y carreteras de la ciudad, a las que hay que añadir la lluvia del día anterior, habían multiplicado los charcos en varios puntos de la calzada.

Al pasar sobre uno de estos charcos, fortuitamente el joven Ndowé moja un poco a un señor Fang que también estaba en la misa dominical.

Cuando se dio cuenta de lo que había pasado, paró su auto, se bajó de él y fue a excusarse al señor y a la mujer que le seguía detrás, a un paso. Educadamente, el señor Fang aceptó las disculpas al tiempo que descubría que su interlocutor era un Ndowé.

Mientras el joven Ndowé se daba la vuelta para dirigirse a su coche, el señor Fang se giró bruscamente hacia su mujer y le dijo en Fang:

— Mujer, dame mi arma.

La mujer abrió la bolsa que llevaba colgada al hombro, sacó una pistola que entregó a su marido. Este, rápidamente, se dirigió al coche del joven Ndowé hasta la ventanilla del conductor. Sin mediar palabra, le pegó un tiro en la sien, matándole al instante.

Tranquilamente, devolvió el arma a su mujer y le dijo.

— Guárdame el arma y vámonos a casa.

Se fueron a su casa y siguen viviendo tranquilos sin miedo a nada en el más feliz de los mundos; mientras una familia Ndowé tiene a un miembro menos. Pero, bueno, esto es normal en esta Guinea Ecuatorial de la arbitrariedad y de la discriminación contra los Ndowe.