lunes, 13 de febrero de 2012

Guinea Ecuatorial, El tirano consentido

"Guinea Ecuatorial, el tirano consentido"

Los primeros lugares que ostenta este pequeño país no son motivo de orgullo para sus habitantes. Figura entre los más corruptos, violentos, pobres y desiguales de África. Su vida republicana ha transcurrido bajo el capricho de dos tiranos; el último, Teodoro Nguema Obiang Mbasogo, pronto cumplirá 33 años en el poder. La longevidad de esta dictadura, sin embargo, no hubiese sido posible sin el apoyo de poderosas naciones y corporaciones.

Por JosÉ Ugaz S.M. (*)

Guinea Ecuatorial es la única ex colonia española del África subsahariana, un pequeño país del tamaño de Lima que ganó su independencia en 1968. Su primer presidente fue Francisco Macías Ngueme, autodenominado “el apóstol implacable de la libertad” o el “único milagro de Guinea Ecuatorial”. Durante el mandato de este apóstol milagroso, el régimen asesinó a 50.000 personas, aproximadamente el 10% de la población.

En 1979, Macías fue depuesto y ejecutado por su sobrino, el jefe de la Guardia Nacional y posterior comandante general de las FFAA entrenado en Zaragoza (España), el actual presidente Teodoro Nguema Obiang Mbasogo, principal ejecutor de los terribles actos de represión de su derrocado tío. Según un ex embajador norteamericano que sirvió en ese país en aquellos días, Obiang fue el “ejecutor jefe” de los más crueles actos de tortura y asesinato de la era Macías.
Por eso no es de extrañar que en febrero del 2009 el Departamento de Estado de los EEUU haya señalado que los abusos en Guinea Ecuatorial incluyen ejecuciones extrajudiciales por parte de las fuerzas de seguridad, “sanciones gubernamentales” consistentes en secuestros, tortura sistemática de prisioneros, detenciones en condiciones infrahumanas que ponen en riesgo la vida de quienes la sufren, arrestos arbitrarios, impunidad, restricciones a la libertad de expresión y de prensa, entre otros derechos fundamentales, corrupción gubernamental, violencia y discriminación contra la mujer, tráfico de personas y discriminación contra minorías étnicas.

Durante el régimen de Obiang, quien se ha hecho reelegir en tres oportunidades a través de evidentes comicios fraudulentos y violentos (ganó con 99%, 97,8% y 97,1%, respectivamente), las empresas petroleras norteamericanas Exxon-Mobil, Chevron-Texaco, Marathon y Amerada Hess descubrieron inmensas reservas de petróleo y gas, las que convirtieron a este pequeño país en el tercero con mayor producción petrolera en el África subsahariana. Entre 1993 y el 2007, los ingresos anuales del gobierno se dispararon de US$ 2,1 millones a US$ 3,9 billones. Actualmente su ingreso per cápita está alrededor de los US$ 37.200, uno de los más altos del mundo. Sin embargo, la mayoría de la población en Guinea Ecuatorial sobrevive con menos de US$ 1 al día, el 77% de la población vive en la extrema pobreza, el 35% muere antes de los 40 años, el 57% carece de agua potable y la mortalidad infantil se elevó de 10% a 12%.

Obiang ha copado los puestos gubernamentales de alto nivel como los ministerios, las FFAA y la judicatura, con parientes y miembros de su etnia. Entre ellos, designó al segundo de sus hijos, Gabriel Obiang Lima, como viceministro de Minas, Industria y Energía, posición desde la cual controla los ingresos producto de la explotación petrolera.

Su hijo mayor se llama Teodorín Nguema Obiang Mangue, pero todo el mundo lo conoce como TNO –que en inglés se pronuncia TI EN OU– y tiene 41 años de edad. Es el llamado a sucederlo en el poder, ostenta el cargo de ministro de Bosques, Pesquería y Medio Ambiente desde fines de los años 90, cargo remunerado con un ingreso mensual que no supera los US$ 5.000. Sin embargo, ostenta una fortuna personal que haría palidecer a los hijos de cualquier familia real.

Con una vida de play boy que discurre entre su país, California y Europa, Teodorín ha adquirido una mansión en una exclusiva zona de Malibú (USA) que vale US$ 35 millones, dos propiedades en Sudáfrica por US$ 7 millones, autos de lujo por US$ 6.3 millones (que incluyen un Ferrari 550 Maranello, un Ferrari 512M, dos Maseratis, un Rolls Royce y varios Bugattis de más de US$ 1,5 millones cada uno). También posee un jet privado de US$ 33 millones y dos embarcaciones de lujo, a una de las cuales ordenó instalar un tanque para mantener tiburones vivos (recientemente se ha descubierto que ha enviado construir un yate de 118 pies de eslora con cine, restaurante y piscina por US$ 380 millones en un astillero alemán). Es propietario de varias empresas madereras, una aerolínea, la única radio privada del país y la estación de TV gubernamental (ambas denominadas Asonga). Se sabe que entre las extravagancias que lo caracterizan están la de organizar excursiones con todos sus amigos para bailar en el carnaval de Brasil, transportar por aire un auto Bentley desde Escocia hasta Los Ángeles y ordenar que un helicóptero recoja a una de las amigas con las que compartía un crucero privado por haber tenido una discusión con ella. En una oportunidad fue sorprendido por la TV francesa en un tour de compras en París en el que adquirió 30 ternos de marca en una sola tarde.

¿Cómo logró acopiar semejante fortuna? Pues resulta que a la vez que se desempeña como ministro de recursos forestales, TNO es propietario de grandes empresas madereras. A poco de asumir el cargo, decretó un “impuesto revolucionario” sobre la madera que ordenó le fuera pagado personalmente o en cheques girados a nombre de su empresa forestal Somagui Forestal.

Según un informe del Departamento de Justicia norteamericano del 4/9/09, TNO transfirió US$ 75 millones desde el extranjero hacia los EEUU entre el 2005 y el 2007, donde era titular de tres cuentas en el Riggs Bank (que quebró en el 2004 después de que una investigación del Congreso norteamericano determinó que había lavado dinero del dictador Obiang y sus familiares). El mismo informe sostiene que la fortuna de TNO proviene de “la extorsión, el robo de fondos públicos y otras actividades corruptas”.

Lo paradójico es que, pese a las normas anticorrupción vigentes en EEUU y a los múltiples informes oficiales que dan cuenta de los delitos de corrupción y lavado de TNO y su padre, en el 2006, la secretaria de Estado Condoleezza Rice recibió al dictador y lo llamó “un buen amigo de los EEUU”. Hasta la fecha no solo no se le ha revocado la visa a USA sino que diversos bancos norteamericanos siguen aceptando dinero de TNO (es el caso del Bank of America, Wachovia, UBS, Union Bank of California y First American Trust).

Parece que el interés norteamericano en el petróleo ha dejado en el vacío las palabras del presidente Obama cuando dijo en su visita a Ghana que “ningún país va a crear bienestar si sus líderes explotan la economía para enriquecerse personalmente”.

Salvando las distancias con esta historia que parece sacada del mundo de la fantasía, algunas lecciones son útiles para el Perú.

Se confirma en primer lugar que la concentración del poder genera corrupción y que la concentración absoluta del poder genera corrupción absoluta, principio que vivimos en carne propia durante la dictadura de Fujimori y Montesinos.

Corrupción e impunidad son dos caras de una misma moneda, pues la primera no podría subsistir sin la segunda. Para ello el control de la prensa, la judicatura y las restricciones a los derechos fundamentales –especialmente la libertad de expresión e información– son indispensables.

Existe una relación inversamente proporcional entre regímenes corruptos y profundización de la pobreza. El dinero que roban y dilapidan los corruptos en sus frivolidades y excentricidades es el que podría sacar de la pobreza a millones de personas. Aunque a través de mecanismos más sutiles que los que imperan en Guinea Ecuatorial, la corrupción sigue siendo un escándalo en el Perú. Prueba de ello es que en nuestro país han caído un gabinete completo y un vicepresidente por esta razón, y nadie asume las consecuencias de esos actos delincuenciales.

Finalmente, la distancia entre los discursos moralistas y la práctica de los gobernantes es abismal. Mientras se condena la corrupción en los discursos públicos, se la tolera y rodea de impunidad al amparo de formalismos, razones de Estado e intereses económicos mezquinos.

Por esta razón, Teodoro Obiang, calificado como uno de los más crueles dictadores de África, fue elegido presidente de turno de la Unión Africana el 30/1/11 y sostuvo en su discurso inaugural que cumpliría su misión “con humildad trabajando para incrementar el desarrollo socioeconómico de África, la unidad, la paz y la solidaridad entre las naciones del continente”.

Es verdad, no somos Guinea Ecuatorial, pero, a veces, nos parecemos mucho.

Este artículo se ha basado en una traducción libre del informe “The Secret Life of a Shopaholic”, reporte elaborado por Global Witness, noviembre del 2009.