M.A. abc_es / madrid
Día 03/04/2014 - 10.31h
El dictador de Guinea
Ecuatorial pretendía volver de Europa con un estampas junto a los líderes del
mundo libre. No logró la foto con el Rey en el funeral de Suárez ni con Rajoy
en la cumbre Unión Europea-África
Fotografiado entre un rígido José
Manuel Durao Barroso y un aparentemente despistado Herman Van Rompuy. Es la
única imagen que Teodoro Obiang ha
logrado llevarse de Europa y no por falta de intentos por su parte. El dictador
de Guinea Ecuatorial pretendía
volver a casa con un álbum de sonrisas compartidas con líderes del mundo libre,
aprovechando la Cumbre
Unión Europea-África, pero solo consiguió la fría estampa con los
anfitriones del encuentro, que no pudieron eludirla.
Obiang ya se había dejado ver días
atrás entre los asistentes al funeral de Estado del expresidente Adolfo Suárez,
siendo el único jefe de Estado extranjero presente en la misa. Su presencia
sorprendió ya que el mismo dictador ecuatoguineano le negó la entrada a Suárez
en Guinea en el año 1992, cuando el expresidente viajó en varias ocasiones al
país para intentar, por orden del Gobierno de Felipe González, promover una
transición democrática en el país.
Obiang aseguró que había recibido una
invitación del Rey y del presidente del Gobierno para estar presente en el
homenaje, cuando en realidad las invitaciones para asistir al funeral de
Estado se enviaron a todas Embajadas en Madrid y correspondía a cada país
decidir quién le representaría en el acto.
Como al resto de representantes de
otros países, los Reyes, los Príncipes de Asturias y el presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, saludaron
a Obiang antes de la ceremonia, pero en el atrio de la catedral de
la Almudena y sin fotógrafos.
Los intentos de acercamiento a España
por parte del dictador ecuatoguineano tampoco encontraron en Bruselas el eco
que esperaba. La Embajada de Guinea Ecuatorial se había dirigido a las
autoridades españolas pidiéndoles asistencia para organizar diversos actos con
Obiang, aprovechando la cumbre entre la UE y África. Como otros países europeos
con los presidentes de antiguas colonias, el Gobierno español aceptó la
petición ecuatoguineana y se organizó un programa de actos que incluía una
conferencia este lunes en el centro
en Bruselas de la UNED por ser la primera universidad que se abrió
en el país africano, aunque Obiang decidió asistir al funeral de Suárez y la
canceló.
Aclaración de la Casa
del Rey
También se había organizado la
conferencia en el Instituto Cervantes de Bruselas sobre «El español en
África» en la que Obiang quería recordar que su país es el único de habla
hispana y pedir más participación en las organizaciones iberoamericanas. Sólo
estuvieron presentes por parte española el embajadador ante el Comité Político
de Seguridad, Nicolás Pascual, y el secretario general del Instituto Cervantes,
Rafael Rodríguez-Ponga, quien en su discurso como
anfitrión hizo alusiones a la libertad citando al propio Quijote,
como relataba el corresponsal de ABC en Bruselas Enrique Serbeto.
En su intervención, Obiang
intentó arrimarse al Rey, aunque no estaba presente, agradeciéndole
haber «influido» en su participación en este acto cultural a pesar de las
críticas que suscitó su presencia en parte de la opinión pública española.
«Quisiera agradecer a Su Majestad el Rey, porque yo sé (que) ha influido para
que yo también pueda participar en este encuentro cultural», dijo Obiang.
La Casa del Rey respondía poco después
aclarando que «en ningún caso» Don Juan Carlos «ha influido ni
intervenido en ninguna de las invitaciones al presidente de Guinea
Ecuatorial» ni al funeral de Estado por Adolfo Suárez ni a los actos celebrados
en Bruselas.
Sin foto con Rajoy
Tampoco logró Obiang fotografiarse con
Rajoy en la cumbre UE-África, donde el presidente español sí lo saludó en los
márgenes del encuentro, tal como había dicho que haría: «Estaré con el señor
Obiang. No hay previsto reunión ninguna bilateral (...) Pero creo que coindir coicidiré
con él en la cena por tanto hablaré como hablo con cualquiera como
es mi obligación». Sin embargo, Rajoy cancelaba a última hora su asistencia a la cena,
donde compartía mesa con Obiang por «afinidades lingüísticas», alegando el
retraso acumulado en el horario de la cumbre de más de hora y media.
Las relaciones de Obiang con España se
han enfriado en los últimos tiempos. La visita oficial de Obiang en 2006 se
torció de forma grotesca cuando el Congreso vetó su
visita y su firma en el Libro de Honor de la Cámara Baja. Aunque
rechazó ir por «motivos de agenda», Obiang no pudo ocultar su malestar ante el
veto y las críticas recibidas y se despidió con insultos a la prensa y a los
partidos españoles. Dos años después, vetŽ los visados a los periodistas
españoles que quisieron cubrir las legislativas en Guinea Ecuatorial.
De aquella visita de 2006, el Gobierno
de José Luis Rodríguez Zapatero sólo arrancó nuevas promesas de
democratización y derechos humanos, calificadas de «insuficientes» por
Rajoy, que no llegaron a concretarse en cuestiones fundamentales como la
celebración de elecciones plenamente democráticas.
Teodoro Obiang lleva en el poder desde
1979, al que llegó con un golpe de Estado. En 1982 instauró un gobierno
civil en cuya presidencia se ha mantenido a través de elecciones en las que se
ha presentado como candidato único del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial
(PDGE) y ha llegado a ganar con el 99% de los votos, que han sido calificadas
de «parodia» y «fraude» por la oposición y la comunidad internacional. «El
régimen de Obiang quiere implantar un sistema de partido único en una situación
de dictadura», aseguraba el pasado mayo el líder histórico opositor Plácido
Micó a ABC en una entrevista en la que aseguraba que «Obiang quiere dejar en herencia a su hijo el poder en
Guinea»
Organizaciones internacionales de
Derechos Humanos, como Amnistía
Internacional o Human Rights Watch,
lo consideran uno de los regímenes más represores del mundo, debido a las
denuncias de desapariciones de activistas, tortura, falta de libertad de prensa
y de garantías jurídicas, manipulación de los procesos electorales y un reparto
extremadamente desigual de la riqueza del país.
Guinea Ecuatorial es el tercer
productor de petróleo de África, tras Nigeria y Angola. En la excolonia
española se extraen a diario unos 300.000 barriles de crudo, pero el 70% de
la población ecuatoguineana vive por debajo del umbral de la pobreza y
carece de servicios como electricidad y agua corriente. Los ingresos
procedentes del petróleo se emplean en financiar los fastuosos estilos de vida de la familia del presidente
y de la élite que le rodea.
El mismo día en que Obiang llegaba a
Bruselas, los eurodiputados de la subcomisión de Derechos humanos del
Parlamento Europeo denunciaban junto a varias ONG la situación de estos
derechos en Guinea Ecuatorial. La presidenta de la subcomisión parlamentaria,
la ecologista alemana Barbara Lochbihler, señaló que en el país se registran
«espantosos» niveles de vulneración de los derechos humanos, haciéndose eco de
un informe de
Transparencia Internacional que señala que el país africano está en
el número 14 de los más corruptos.
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