Las intervenciones de Occidente en países en desarrollo: el caso de Guinea Ecuatorial
Por: EL PAÍS 07 de mayo de 2012
.Autor Invitado: Agustín Velloso Santisteban*
1. Condiciones y actores para un cambio de gobierno. Es un hecho claro que los países poderosos intervienen de varias maneras en los débiles. Antiguamente aquellos conquistaban éstos, los arrasaban y esclavizaban a sus habitantes. Posteriormente los imperios descubrían nuevas tierras allén de los mares y tomaban posesión de las mismas en nombre de un rey. Después los estados sucedieron a los emperadores pero el resultado fue el mismo: el establecimiento de colonias al servicio del país colonizador. Cuando recientemente los colonizados lograron acabar con el yugo del colonialista, éste cambió de táctica pero no de objetivo.
En la actualidad el expolio de las riquezas del colonizado continúa por parte de aquellos, pero la justificación del crimen no es principalmente la superioridad militar, la propagación de la religión, ni la carga que asume voluntariamente el hombre blanco a favor de las razas inferiores, sino la cooperación al desarrollo de las naciones desfavorecidas, la protección de la democracia y los derechos humanos, la guerra contra el terrorismo, la lucha contra un dictador, etc., objetivos que admiten combinaciones y variaciones.
En el caso que nos ocupa, Guinea Ecuatorial (GE), se dan varias condiciones. El Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE), el del presidente Teodoro Obiang, gana siempre las elecciones con un porcentaje entre el 95% y el 98% y es por esto por lo que lleva en el poder desde hace más de 30 años. Dicho de otra manera: el parlamento de GE tiene 100 escaños, 99 son del PDGE y uno de Convergencia Para la Democracia Social (CPDS), la oposición legal.
Los actores pueden salir en televisión y por tanto ser conocidos, como ministros y presidentes de gobierno occidentales, ser menos conocidos como analistas, expertos, embajadores, asesores, etc., o pasar del todo desapercibidos como los lobbies, los grupos de presión.
La fuerza de estos grupos se pone de manifiesto con las palabras de Frank Ruddy, ex embajador de Estados Unidos en GE, respecto de Obiang: “Hace unos pocos años los funcionarios no hablarían de las relaciones con este país, o se referirían a los problemas y las terribles violaciones de derechos humanos. Hoy cualquiera pensaría que es el hermano de la Madre Teresa quien gobierna el país”.
Todos ellos saben que hay, desde luego, suficiente información sobre la realidad del país, pero no la difunden entre el público, el cual permanece ajeno a ésta hasta que esos actores deciden informarles para generar un estado de opinión pública favorable a sus objetivos.
Según el texto de la denuncia sobre incautación de bienes mal adquiridos presentada el 25 de octubre de 2011 ante la Corte de Justicia del distrito de Columbia, Estados Unidos, “el presidente Obiang ejercita un control total sobre el gobierno de GE. Casi todos los puestos de poder en la economía y la política los ocupan personas de su entorno cercano. Uno de ellos es Teodoro Nguema Obiang Mangue, el primogénito de aquél, a quien ha nombrado ministro. Tras más de 30 años de gobierno de Obiang, esas personas han amasado una riqueza extraordinaria mediante diversos entramados de corrupción.”
El Gobierno de Guinea Ecuatorial, el cuarto productor de petróleo de África Subsahariana y con el PIB per cápita más alto del continente, dispone de los recursos para mejorar las vidas de su gente, incluyendo el cumplimiento de los objetivos de desarrollo y reducción de muerte maternal e infantil impuestos por Naciones Unidas y la Unión Africana. Sin embargo, de acuerdo con las estadísticas del mismo Gobierno de Guinea Ecuatorial, más del 75 por ciento de su población vive en extrema pobreza. Niveles básicos de educación y cuidado médico siguen siendo realidades lejanas para la mayoría de los ciudadanos del país. Guinea Ecuatorial tiene la tasa de mortalidad infantil más alta del mundo y los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo muestran que el gasto en educación durante el periodo 2002-2007, relativo al gasto gubernamental, fue uno de los más bajos del mundo.
Independientemente de las estadísticas y los datos concretos sobre el desarrollo humano y el respeto a los derechos humanos en GE, la situación del país se resume con las siguientes notas:
◦Corrupción política prolongada durante más de 30 años por parte del gobierno de GE, la cual está en el origen del enriquecimiento de sus miembros y allegados a partir de la apropiación de las abundantes riquezas naturales del país;
◦Represión contra la población que previene que ésta fuerce un cambio del statu quo;
◦Papel de la mafia que se conoce como comunidad internacional, clave en el sostenimiento del gobierno de Obiang.
Aunque en alguna rara ocasión esta comunidad critique algún desmán de Obiang, no dejan de cooperar con él en de muchas maneras, tanto en los principales organismos internacionales, como mediante acuerdos comerciales, militares y de otro tipo, de carácter multilateral y bilateral, con Guinea Ecuatorial.
2. El cambio de gobierno en realidad es favor de los actores y no de los gobernados. Al mismo tiempo, lo que dicen los actores realmente sobre su socio en canales cerrados a la opinión pública es que “Obiang es un autoritario personalista, con todo lo que eso implica para los derechos humanos, y su hijo mayor es un bufón corrupto, aunque hay muchos otros familiares, ninguno parece destacar como posibles sucesores” [Información de N. Cook –analista del Congreso de los EEUU- en correo personal al autor].
Los actores, en un momento de su elección, se disponen a aprovechar la oportunidad que les brinda las condiciones expuestas para un cambio de gobierno, una vez que la opinión pública ha sido convenientemente informada por ellos y por tanto cuando cuentan con que se muestra favorable al mismo.
Se barajan las opciones principales según las circunstancias del país y las internacionales y la correlación de fuerzas e intereses entre los países intervinientes: compromiso con el gobierno y exigencia de reformas progresivas durante un largo periodo; dura crítica y aislamiento y una combinación de ambas… o golpe de estado.
Naturalmente éste no se presenta como tal –salvo que se produzca por alguna razón fuera de control-, sino que, igual que se ha visto en otras ocasiones recientemente, como una de las revoluciones de colores, una primavera más o menos inducida desde el exterior, o con otra forma adecuada a las circunstancias.
Desde hace unos meses, Obiang y su entorno se ven expuestos ante la opinión pública internacional como lo que son e incluso se les ataca de forma cada vez más abierta. Tienen abiertos varios procesos judiciales en Estados Unidos, España y Francia relacionados con la corrupción citada y el primogénito -probable sucesor en la presidencia del país- tiene una orden de búsqueda emitida por la fiscalía francesa.
Al mismo tiempo, personal diplomático y funcionarios de los servicios de seguridad de esos países establecen en nombre de éstos contactos con miembros de la oposición y otros actores, con el fin de preparar el terreno para un cambio de gobierno.
Lo que esos países buscan en realidad no es lo que muestran las apariencias y se hace creer a la opinión pública, es decir, un fin a la opresión y la corrupción por parte de los Obiang, sino un gobierno que sea presentable ante esa opinión para que no deslegitime el discurso occidental de democracia, derechos humanos y desarrollo sostenible.
Lo importante es asegurar que los recursos naturales de GE, en particular el petróleo y el gas, sigan fluyendo hacia Occidente bajo el control occidental y que el nuevo presidente del país se ajuste a ese guión sin las estridencias del anterior.
Por lo demás los actores se encargan de informar a su opinión pública de que el cambio no sólo es bueno para los habitantes del país en cuestión sino que es importantísimo para su propia seguridad. Mientras tanto esa opinión olvida los crímenes de Iraq, Afganistán, Libia, Siria…, porque se les distrae con espectáculos diversos y se les prepara para una nueva primavera en otro país en desarrollo.
Más información en el artículo del autor Cómo organizar una primavera o una revolución de colores en un país que le convenga, publicado en Fundación Sur.
*Agustín Velloso Santisteban es profesor de la Facultad de Educación en la UNED. Investiga y enseña sobre educación en Palestina, Iraq, Sahara Occidental, Guinea Ecuatorial y refugiados.