lunes, 3 de febrero de 2014

EXILIADO EN BÉLGICA, SECUESTRADO EN NIGERIA Y DESAPARECIDO O ASESINADO EN MALABO


02 feb 2014- by Diario Rombe

Domingo, 02.02.2014–PEDRO NOLASCO

En el momento en que escribo esta nota, han pasado cuarenta y un días, desde que el 23 de diciembre de 2013, Cipriano Nguema Mba, guineano con estatus de exiliado político en Bélgica conforme a la Convención de Ginebra de 1951, fue secuestrado de Nigeria por el régimen tiránico de Malabo en complicidad con el Gobierno nigeriano.
 
El propio presidente de la República Federal, Jonathan Goodluck, fue quien autorizó el secuestro tras entrevistarse un día antes con el déspota de Malabo, Teodoro Obiang, en el poder desde agosto de 1979.Dicho secuestrado violenta flagrantemente el Derecho Internacional en materia de refugiados y exiliados políticos y sitúa en el punto de mira no sólo al Gobierno de Nigeria – que habitualmente, desde 1998, ha venido deteniendo y entregado a Malabo exiliados políticos guineanos tanto residentes en Nigeria como en países fronterizos como Benín y Níger –sino también al Reino de Bélgica por la poca o nula gestión que ha hecho para denunciar y rescatar a su exiliado de las garras de una tiranía caracterizada precisamente por el terrorismo de Estado internacional y por ejecutar a los disidentes políticos que secuestra en países africanos, fundamentalmente, Gabón, Camerún, Nigeria, Níger y Benín.
 
Los cuatro exiliados secuestrados de Benín a principios de 2010, precisamente bajo la complicidad del Gobierno de Nigeria, fueron vilmente ejecutados en Malabo tras un consejo de guerra sin mínimas garantías procesales.


La Unión Europea puede esgrimir que los constantes secuestros de exiliados guineanos en países africanos pasan desapercibidos a ojos vistos porque se trata de una ‘merienda negra’, entuertos entre los propios negritos, cuyos regímenes rivalizan en la violación sistemática de los derechos humanos y del derecho internacional, pero el caso de Cipriano debería llamar un poco de atención no sólo a Bélgica y la Unión Europea, sino también a la denominada comunidad internacional.
 
En países de acogida, los exiliados políticos se convierten subsidiariamente en ciudadanos de ‘pleno derecho’ y por tanto con los mismos derechos y garantías de integridad personal como los nativos, naturalizados o nacionalizados. En este sentido, es un ciudadano Belga que ha sido secuestrado brutalmente de Nigeria por un Estado, Guinea Ecuatorial, que no se atiene y se detiene ante nada ni nadie a la hora perseguir a los disidentes políticos, como se registró en España en verano de 2005, cuando contrató a sicarios españoles y colombianos para asesinar a un opositor exiliado en Madrid. Como en el caso que nos ocupa, el Gobierno español no hizo absolutamente nada para condenar el intento de asesinato que fue consumado cuando los sicarios confundieron al opositor con su hermano menor y le asestaron cuatro puñaladas mortales. Sobrevivió de milagro.
 
Cipriano Nguema Mba, con la documentación en regla que le confiere el estatus de exiliado en Bélgica, viajó legalmente a Nigeria a principios de diciembre, es decir, con visado, para visitar unos amigos, pero el régimen de Malabo que tiene el mundo en su bolsillo desde que hace ostentación petrolera y tiene al MOSSAD como principal socio en espionaje, se informó rápidamente y dio instrucciones al consulado de Lagos para sobornar a las autoridades nigerianas con cuanto dinero hiciese falta [se habla de 20 millones de dólares americanos] para secuestrar al disidente y trasladarlo a Malabo de inmediato. En menos de una semana ya estaba preso y a pesar de haberse puesto en contacto con la embajada belga, sufrió el primer susto a mediados de diciembre, cuando ya secuestrado y a bordo de una lancha marítima de Guinea se echó al mar tras divisar la guardia costera nigeriana. Ésta le rescató y retuvo a la guardia guineana, dándose cuenta del incidente a su gobierno. Mientras, el exiliado fue traslado a un centro militar para una supuesta protección.
 
El 22 de diciembre, el déspota guineano efectúo un viaje secreto a Nigeria y se entrevistó con su homólogo. El día 23, dijeron a Cipriano que le trasladarían al aeropuerto de Oyó (Lagos) a fin de regresar a Bélgica. Llegado al aeropuerto le situaron más bien en las escaleras de un avión presidencial guineano. En este instante se zarandeó con sus verdugos y le dio tiempo para avisar por teléfono a su mujer en Bruselas que fue quien dio la voz de alarma.
 
En la actualidad no se tiene información de su paradero. Rumores constantes de Malabo hablan de que habría muerto durante una sesión de tortura en la comisaría de policía conocida por Guantánamo. Un centro de tortura que junto al penal Black Beach son los más peligrosos de África negra.
 
Desde que se produjo el secuestro hasta la fecha no se tiene ninguna versión oficial u oficiosa del Gobierno de Bélgica que mantiene un mutismo sobre el caso. ¿Si Cipriano fuese un ciudadano belga o de la Unión Europea, el Reino de Bélgica se habría portado igual?
 
Las excentricidades del régimen de Malabo no atraen la atención del occidente democrático ni menos de la llamada comunidad internacional. El país es tercer productor de petróleo en África y destina más del ochenta por ciento de la renta a comprar voluntades por todo el mundo y someter a gobiernos democráticos occidentales, que miran para otro lado cuando se producen escandalosas violaciones de derechos humanos en el país africano. Lean brevemente los despachos que las misiones diplomáticas americanas y occidentales acreditas en Malabo envían a sus gobiernos, algunos de ellos constan en documentos secretos divulgados tanto por Wkileaks que por Snowden.
 
Cipriano Nguema Mba, es ex coronel del Ejército guineano desertado en 2003. Tras permanecer un tiempo de en España donde le denegaron el asilo, en 2008 fue a vivir en Camerún donde le concedieron asilo. En ese mismo año fue secuestrado de Camerún y encerrado en Guinea durante dos años hasta que en 2010 logró evadirse de la prisión y escaparse de nuevo a Camerún, desde donde le gestionaron el asilo para Bélgica. Al menos, el Gobierno de Camerún declaró persona non grata al embajador guineano de entonces y le dio un plazo de 72 horas para abandonar su territorio por haber participado directamente en el secuestro. Los policías sobornos y todos los cameruneses implicados fueron detenidos, juzgados y condenados a largas penas de prisión.
 
El Documento de Viaje – especie de pasaporte – que los países de acogida conceden a los exiliados conforme a la Convención de Ginebra de 1951, dice textualmente: “Este documento es válido para viajar a todos los países del mundo, excepto el de la nacionalidad del titular”.
 
La represión como escusa
 
El régimen guineano nunca le faltan excusas para justificar la represión política y la violación de los derechos humanos. Ha desatado una oleada de detenciones desde que se produjo el secuestro, cuyas víctimas son casi todos ex militares y altos mandos del ejército. De esa forma, como es habitual en su modus operandi, intentará prefabricar una conspiración contra el régimen liderada por el secuestrado en colaboración con los detenidos que actualmente están en régimen de incomunicados en Guantánamo y sometidos a sesiones de tortura para arrancarles declaraciones de autoinculpación. Mientras, nadie se entera más allá de las mazmorras del régimen más sanguinario de África. El Reino de Bélgica, la Unión Europea, no digamos EEUU o China [principales socios económicos del país], ni menos la Comunidad Internacional, hacen oídos sordos no sólo a ese episodio sino a la barbarie en que está sometido el pueblo guineano a manos del régimen de Teodoro Obiang, el negro más rico del mundo, cuando el 80 por ciento de sus súbditos viven por debajo del umbral de la pobreza y sometidos a todo tipo de abusos contra sus derechos más elementales.
 
¿Europa sustenta las tiranías negroafricanas?, sí
 
No sólo las sustenta sino que las alienta por variados intereses, económicos los más indiscutibles e irrefutables.
 
En el momento que un errante refugiado guineoecuatoriano con estatus de exiliado político en Bélgica y residente como tal en dicho país hace más de dos años visita Nigeria para ver a unos amigos, es secuestrado por el régimen tiránico de Guinea Ecuatorial con la complicidad del Gobierno nigeriano, pasa totalmente desapercibido como si no hubiese pasado nada.
 
¿No es en Europa, concretamente, en la denominada Unión Europea donde a bombo y platillo los políticos evocan y reiteran con portentoso aburrimiento el Estado de Derecho y el respeto del Derecho Internacional? ¿Los exiliados políticos de la Unión están sujetos y amparados a algún derecho internacional o del país de acogida? ¿Cuáles son sus garantías legales en una Unión Europea cuyos Estados se vanaglorian, como si fuesen los únicos del mundo, de poseer constituciones garantistas? Aunque la pregunta más concreta sería, ¿cuáles son los derechos y las garantías de los negroafricanos exiliados en Europa?
 
Los exiliados políticos, donde quiere que estén y han sido reconocidos como tales, están sujetos y amparados, en primer lugar, por la Convención de Ginebra de 1951 y, por ende, por el Derecho que rige en sus países de acogida. De esa forma se convierten en ciudadanos de pleno derecho allí donde han sido acogidos legalmente. Pero, ¿qué voy a explicar a la Unión Europea, cuyo aparato burocrático está más que saturado por doctos en Derecho?
 
Desde hace décadas y en tiempos actuales aún más, el derecho a la libertad y a la vida dependen en primer lugar del país de origen, del color de la piel o de la nacionalidad. Si Cipriano fuese un ciudadano blanco originario de algún país europeo, de Estados Unidos, de Cuba, Rusia o China, su suerte habría sido otra.
 
La agonía del pueblo guineano a manos de un régimen sanguinario, ignominioso y corrupto no preocupa sino a sus propias víctimas que libran una batalla desigual contra la tiranía y sus cómplices internacionales. Un día el mundo sabrá la verdad entorno a esa complicidad internacional. Y parafraseando al mártir congolés, Patrice Eméry Lumumba, asesinado precisamente en una conspiración internacional liderada por el Reino de Bélgica y Estados Unidos, ‘no será la verdad de los blancos’, de Europa o de América, sino la verdad de los propios negros, de los propios guineanos.