02 feb 2014- by Diario Rombe
Domingo, 02.02.2014–PEDRO NOLASCO
En el momento en que escribo esta nota, han pasado cuarenta y un días,
desde que el 23 de diciembre de 2013, Cipriano Nguema Mba, guineano con estatus
de exiliado político en Bélgica conforme a la Convención de Ginebra de 1951,
fue secuestrado de Nigeria por el régimen tiránico de Malabo en complicidad con
el Gobierno nigeriano.
El propio presidente de la República Federal, Jonathan Goodluck, fue quien
autorizó el secuestro tras entrevistarse un día antes con el déspota de Malabo,
Teodoro Obiang, en el poder desde agosto de 1979.Dicho secuestrado violenta
flagrantemente el Derecho Internacional en materia de refugiados y exiliados
políticos y sitúa en el punto de mira no sólo al Gobierno de Nigeria – que
habitualmente, desde 1998, ha venido deteniendo y entregado a Malabo exiliados
políticos guineanos tanto residentes en Nigeria como en países fronterizos como
Benín y Níger –sino también al Reino de Bélgica por la poca o nula gestión que
ha hecho para denunciar y rescatar a su exiliado de las garras de una tiranía
caracterizada precisamente por el terrorismo de Estado internacional y por
ejecutar a los disidentes políticos que secuestra en países africanos,
fundamentalmente, Gabón, Camerún, Nigeria, Níger y Benín.
Los cuatro exiliados secuestrados de Benín a principios de 2010,
precisamente bajo la complicidad del Gobierno de Nigeria, fueron vilmente
ejecutados en Malabo tras un consejo de guerra sin mínimas garantías
procesales.
La Unión Europea puede esgrimir que los constantes secuestros de exiliados guineanos en países africanos pasan desapercibidos a ojos vistos porque se trata de una ‘merienda negra’, entuertos entre los propios negritos, cuyos regímenes rivalizan en la violación sistemática de los derechos humanos y del derecho internacional, pero el caso de Cipriano debería llamar un poco de atención no sólo a Bélgica y la Unión Europea, sino también a la denominada comunidad internacional.
En países de acogida, los exiliados políticos se convierten
subsidiariamente en ciudadanos de ‘pleno derecho’ y por tanto con los
mismos derechos y garantías de integridad personal como los nativos,
naturalizados o nacionalizados. En este sentido, es un ciudadano Belga que ha
sido secuestrado brutalmente de Nigeria por un Estado, Guinea Ecuatorial, que
no se atiene y se detiene ante nada ni nadie a la hora perseguir a los
disidentes políticos, como se registró en España en verano de 2005, cuando
contrató a sicarios españoles y colombianos para asesinar a un opositor
exiliado en Madrid. Como en el caso que nos ocupa, el Gobierno español no hizo
absolutamente nada para condenar el intento de asesinato que fue consumado
cuando los sicarios confundieron al opositor con su hermano menor y le
asestaron cuatro puñaladas mortales. Sobrevivió de milagro.
Cipriano Nguema Mba, con la documentación en regla que le confiere el
estatus de exiliado en Bélgica, viajó legalmente a Nigeria a principios de
diciembre, es decir, con visado, para visitar unos amigos, pero el régimen de
Malabo que tiene el mundo en su bolsillo desde que hace ostentación petrolera y
tiene al MOSSAD como principal socio en espionaje, se informó rápidamente y dio
instrucciones al consulado de Lagos para sobornar a las autoridades nigerianas
con cuanto dinero hiciese falta [se habla de 20 millones de dólares americanos]
para secuestrar al disidente y trasladarlo a Malabo de inmediato. En menos de
una semana ya estaba preso y a pesar de haberse puesto en contacto con la
embajada belga, sufrió el primer susto a mediados de diciembre, cuando ya
secuestrado y a bordo de una lancha marítima de Guinea se echó al mar tras
divisar la guardia costera nigeriana. Ésta le rescató y retuvo a la guardia
guineana, dándose cuenta del incidente a su gobierno. Mientras, el exiliado fue
traslado a un centro militar para una supuesta protección.
El 22 de diciembre, el déspota guineano efectúo un viaje secreto a Nigeria
y se entrevistó con su homólogo. El día 23, dijeron a Cipriano que le
trasladarían al aeropuerto de Oyó (Lagos) a fin de regresar a Bélgica. Llegado
al aeropuerto le situaron más bien en las escaleras de un avión presidencial
guineano. En este instante se zarandeó con sus verdugos y le dio tiempo para
avisar por teléfono a su mujer en Bruselas que fue quien dio la voz de alarma.
En la actualidad no se tiene información de su paradero. Rumores constantes
de Malabo hablan de que habría muerto durante una sesión de tortura en la
comisaría de policía conocida por Guantánamo. Un centro de tortura que junto al
penal Black Beach son los más peligrosos de África negra.
Desde que se produjo el secuestro hasta la fecha no se tiene ninguna
versión oficial u oficiosa del Gobierno de Bélgica que mantiene un mutismo
sobre el caso. ¿Si Cipriano fuese un ciudadano belga o de la Unión Europea, el
Reino de Bélgica se habría portado igual?
Las excentricidades del régimen de Malabo no atraen la atención del
occidente democrático ni menos de la llamada comunidad internacional. El país
es tercer productor de petróleo en África y destina más del ochenta por ciento
de la renta a comprar voluntades por todo el mundo y someter a gobiernos
democráticos occidentales, que miran para otro lado cuando se producen
escandalosas violaciones de derechos humanos en el país africano. Lean
brevemente los despachos que las misiones diplomáticas americanas y
occidentales acreditas en Malabo envían a sus gobiernos, algunos de ellos
constan en documentos secretos divulgados tanto por Wkileaks que por Snowden.
Cipriano Nguema Mba, es ex coronel del Ejército guineano desertado en 2003.
Tras permanecer un tiempo de en España donde le denegaron el asilo, en 2008 fue
a vivir en Camerún donde le concedieron asilo. En ese mismo año fue secuestrado
de Camerún y encerrado en Guinea durante dos años hasta que en 2010 logró
evadirse de la prisión y escaparse de nuevo a Camerún, desde donde le
gestionaron el asilo para Bélgica. Al menos, el Gobierno de Camerún declaró
persona non grata al embajador guineano de entonces y le dio un plazo de 72
horas para abandonar su territorio por haber participado directamente en el
secuestro. Los policías sobornos y todos los cameruneses implicados fueron
detenidos, juzgados y condenados a largas penas de prisión.
El Documento de Viaje – especie de pasaporte – que los países de acogida
conceden a los exiliados conforme a la Convención de Ginebra de 1951, dice
textualmente: “Este documento es válido para viajar a todos los países del
mundo, excepto el de la nacionalidad del titular”.
La represión como escusa
El régimen guineano nunca le faltan excusas para justificar la represión
política y la violación de los derechos humanos. Ha desatado una oleada de
detenciones desde que se produjo el secuestro, cuyas víctimas son casi todos ex
militares y altos mandos del ejército. De esa forma, como es habitual en su modus
operandi, intentará prefabricar una conspiración contra el régimen liderada
por el secuestrado en colaboración con los detenidos que actualmente están en
régimen de incomunicados en Guantánamo y sometidos a sesiones de tortura para
arrancarles declaraciones de autoinculpación. Mientras, nadie se entera más
allá de las mazmorras del régimen más sanguinario de África. El Reino de
Bélgica, la Unión Europea, no digamos EEUU o China [principales socios
económicos del país], ni menos la Comunidad Internacional, hacen oídos sordos
no sólo a ese episodio sino a la barbarie en que está sometido el pueblo
guineano a manos del régimen de Teodoro Obiang, el negro más rico del mundo,
cuando el 80 por ciento de sus súbditos viven por debajo del umbral de la
pobreza y sometidos a todo tipo de abusos contra sus derechos más elementales.
¿Europa sustenta las tiranías negroafricanas?, sí
No sólo las sustenta sino que las alienta por variados intereses,
económicos los más indiscutibles e irrefutables.
En el momento que un errante refugiado guineoecuatoriano con estatus de
exiliado político en Bélgica y residente como tal en dicho país hace más de dos
años visita Nigeria para ver a unos amigos, es secuestrado por el régimen
tiránico de Guinea Ecuatorial con la complicidad del Gobierno nigeriano, pasa
totalmente desapercibido como si no hubiese pasado nada.
¿No es en Europa, concretamente, en la denominada Unión Europea donde a
bombo y platillo los políticos evocan y reiteran con portentoso aburrimiento el
Estado de Derecho y el respeto del Derecho Internacional? ¿Los exiliados
políticos de la Unión están sujetos y amparados a algún derecho internacional o
del país de acogida? ¿Cuáles son sus garantías legales en una Unión Europea
cuyos Estados se vanaglorian, como si fuesen los únicos del mundo, de poseer
constituciones garantistas? Aunque la pregunta más concreta sería, ¿cuáles son
los derechos y las garantías de los negroafricanos exiliados en Europa?
Los exiliados políticos, donde quiere que estén y han sido reconocidos como
tales, están sujetos y amparados, en primer lugar, por la Convención de Ginebra
de 1951 y, por ende, por el Derecho que rige en sus países de acogida. De esa
forma se convierten en ciudadanos de pleno derecho allí donde han sido acogidos
legalmente. Pero, ¿qué voy a explicar a la Unión Europea, cuyo aparato
burocrático está más que saturado por doctos en Derecho?
Desde hace décadas y en tiempos actuales aún más, el derecho a la libertad
y a la vida dependen en primer lugar del país de origen, del color de la piel o
de la nacionalidad. Si Cipriano fuese un ciudadano blanco originario de algún
país europeo, de Estados Unidos, de Cuba, Rusia o China, su suerte habría sido
otra.
La agonía del pueblo guineano a manos de un régimen sanguinario,
ignominioso y corrupto no preocupa sino a sus propias víctimas que libran una
batalla desigual contra la tiranía y sus cómplices internacionales. Un día el
mundo sabrá la verdad entorno a esa complicidad internacional. Y parafraseando
al mártir congolés, Patrice Eméry Lumumba, asesinado precisamente en una
conspiración internacional liderada por el Reino de Bélgica y Estados Unidos,
‘no será la verdad de los blancos’, de Europa o de América, sino la verdad de
los propios negros, de los propios guineanos.