viernes, 15 de noviembre de 2013

Cuando España juega con el dictador Obiang



GuinGuibali-Javier Domínguez Reguero (Malaui)
 
La selección española de fútbol se mide este sábado en el partido amistoso contra la selección de Guinea Ecuatorial, un país gobernado por el dictador Teodoro Obiang y donde las vulneraciones de derechos humanos son constantes.
 
Si La Roja va gratis a Malabo, habría que preguntarse por qué la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) descartó a selecciones como Gabón o Angola por no existir garantías de cobro.
 
Una vez confirmada la celebración del partido entre la selección española y la ecuatoguineana, se comunicó que La Roja no cobrará   ninguna compensación económica por jugar en la capital del país gobernado por el dictador Teodoro Obiang. Sin embargo, si es así y el equipo español va gratis a Malabo, habría que preguntarse por qué la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) descartó a selecciones como Gabón o Angola debido a que no existían garantías de cobro. 
 
La noticia fue recibida con expectación en la antigua colonia española, aunque la RFEF parece no haber estado acertada en su decisión. Guinea Ecuatorial es actualmente el tercer país productor de petróleo en África. A pesar de ello, el 80% de su población apenas sobrevive con unos escasos 2 dólares al día, apartada así del potencial de su territorio. Ante este demoledor dato, Obiang, el gobernante más longevo de cualquier país del mundo, y sus subordinados se dedican a intentar limpiar su imagen a base de fútbol.
 
Entre enero y febrero del pasado año, Guinea Ecuatorial fue la encargada de acoger junto con Gabón la 28 edición de la Copa Africana de Naciones de Fútbol. Ahora espera a la campeona de Europa y del mundo para jugar en el "muy coqueto" Nuevo Estadio de Malabo, según comentó el cónsul español en tierras ecuatoguineanas. El Gobierno de Guinea Ecuatorial vive tan apartado de la sociedad que incluso puede permitirse repartir 5 millones de euros a su equipo nacional si consigue la victoria contra España. Con el fútbol como excusa, Obiang coloca a su país en la escena internacional mientras hace caso omiso a la situación de la mayoría de la población.
 
Con un Parlamento donde el partido del dictador controla 99 de los 100 escaños, la política de Guinea Ecuatorial se basa en el pucherazo y en la persecución de la oposición, que no tiene más que exiliarse. El Gobierno, además, realiza un férreo control a los medios de comunicación y la censura es una herramienta activa. La libertad de expresión apenas tiene espacio en un país que arresta a activistas a favor de los derechos humanos, como le sucedió a Clara Nsegue Eyí, que fue puesta en libertad el pasado mes tras ser detenida sin cargos en junio.
 
Todas estas informaciones son la evidencia de que Guinea Ecuatorial haya sido la nación africana con menos visitas en 2012 de todo el continente africano, según informó la Organización Mundial del Turismo (OMT). Sin embargo, la corrupta dictadura ha pasado desapercibida para la Federación Española de Fútbol.
 
La misma mañana en la que se confirmaba el encuentro, el director del espacio deportivo de la Ser El Larguero, José Ramón de la Morena, "volvía a las trincheras para enfrentarse a la RFEF" preguntándose  “¿Por qué Guinea?” . De la Morena explicaba que el país habría confirmado el pago solicitado por España poniendo en duda de nuevo ese gesto filantrópico de ir a jugar a Malabo sin cobrar.
 
Los informes sobre la violación de los derechos humanos en Guinea Ecuatorial son clarificadores y describen el quehacer de una ilícita dictadura que lleva asentada 34 años en el poder. La RFEF ha hecho oídos sordos al aceptar la invitación del Gobierno ecuatoguineano acreditando de esta forma al régimen dictatorial.
 
Mientras, el 80% de la población verá cómo la selección española de fútbol también se une a la pantomima montada por Obiang.

DISCRIMINACIÓN ÉTNICA Y COLONIALISMO: EL FÚTBOL DE GUINEA ECUATORIAL BAJO EL FRANQUISMO (I)


Por primera vez en su historia la selección de Guinea Ecuatorial ha disputado en el año 2012 una fase final de la Copa de África. No lo ha hecho por méritos propios sino como anfitrión del evento que ha coorganizado junto a Gabón. Su participación y el hecho de superar la fase de grupos ya es todo un éxito para la Nzalang Nacional, término fang que significa rayo con el que se conoce al conjunto ecuatoguineano, en un país donde el fútbol y el poder mantienen unas relaciones muy particulares.
MACÍAS Y OBIANG. DE LA INDEPENDENCIA AL ESTADO AUTÓCRATA
 
Tras la proclamación de independencia de 1968 Francisco Macías Nguema, un ex funcionario de la administración colonial franquista, asumió la presidencia de la antigua colonia española. El llamado Auschwitz africano, conocido así por su afán represor y sus elogios a Adolf Hitler (al que llegó a tildar como “padre de África”), instauró un régimen autocrático que se sostuvo gracias al Partido Único Nacional de los Trabajadores (PUNT) hasta el golpe de estado protagonizado en 1979 por su sobrino, Teodoro Obiang Nguema. Lejos de llevar a cabo un proceso democrático Obiang se perpetuó en el poder. Durante sus mandatos fueron habituales las corruptelas y el tráfico de influencias. Unas prácticas que afectaron al fútbol ecuatoguineano.

Un ejemplo de las mismas la tenemos en los tejemanejes de su hijo Ruslan Obiang Nsue al frente de la Secretaria de Estado de Juventud y Deportes hasta su destitución en octubre de 2011. El cese de Ruslan sumió al fútbol ecuatoguineano en una pugna fratricida por el poder entre él y el nuevo Ministro de Juventud y Deportes Eyegue Obama con la inclusión en el equipo nacional de diversos jugadores nacidos fuera del país en detrimento de aquellos que juegan en la liga española como telón de fondo. A ello hay que sumarle la renuncia de Pedro Mba Obiang, el joven centrocampista que milita en la Sampdoria italiana y a la par sobrino de Obiang Nguema, a ser convocado por Guinea Ecuatorial por las discrepancias que mantiene con su tío.

 Los sucesivos cambios de técnico al frente de la selección, producto de las continuas injerencias de las autoridades, tampoco han permitido que el equipo ecuatoguineano pudiera preparar con garantías su primera participación en la Copa de África. Las renuncias de entrenadores como Vicente Engonga (descontento con la política de nacionalizaciones que permitió el inclusión de futbolistas cameruneses y brasileños en la selección), Carlos Lobo Diarte (aquejado de problemas de salud) o el francés Henri Michel (que presentó su dimisión a menos de un mes de empezar el trofeo tras constatar como un jugador había sido convocado para la Nzalang sin contar con su aprobación) han permitido constatar las incesantes intromisiones de los jerarcas en el fútbol ecuatoguineano. Un deporte ya lastrado por la endémica discriminación étnica existente que merma el potencial de su combinado nacional.

LA INCIDENCIA DE LA EXCLUSIÓN ÉTNICA EN EL FÚTBOL

El ascenso de Obiang Nguema, antiguo alcaide de la siniestra cárcel de Black Beach, al poder al frente del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) supuso el ostracismo de la etnia bubi, una de las muchas existentes en el país. El dictador, cuya familia pertenece a los fang, marginó a los bubitos –como les llama despectivamente– de la selección nzalang. De hecho, el combinado nacional ecuatoguineano hasta el ascenso al poder de Obiang era conocido como Basilé Nacional, término fang que hacía referencia al homónimo monte situado al norte de Bioko. El título pretendía equiparar a la defensa del equipo con la impenetrabilidad de dicha elevación montañosa. Posteriormente, la denominación fue cambiada por la actual Nzalang Nacional, una palabra usada por los fang, la etnia a la que pertenece Obiang.

El régimen practicó una política de exclusión social, iniciada por Macías, sobre los bisiós, ndowés, combes, bengas y bubis con respecto a los fang, la etnia mayoritaria en Guinea que controla todos los resortes del poder. Un ejemplo de este hostigamiento gubernamental a los bubis lo tenemos en el proceso que en 1998 llevó a 117 miembros del denominado Movimiento por la Autodeterminación de la Isla de Bioko (MAIB) pertenecientes a dicha etnia al banquillo por un supuesto intento de magnicidio (15 de los acusados fueron condenados a pena de muerte). Nada extraño respecto a lo que sucede en otros países del continente africano si no fuera porque los bubis, la etnia mayoritaria en la isla de Bioko, siempre se caracterizaron por su gran habilidad con el balón en los pies.