jueves, 22 de agosto de 2013

“EL BAILE DE MOKÖM” (- III -) UN EPISODIO INFERNAL, UNA HISTORIA DE TRAICION. EL JUICIO QUE LE ESPERA A OBIANG NGUEMA (Y LOS SUYOS)



Por: Severo-Matías MOTO NSA, Periodista, político guineo y opositor al régimen dictatorial de Obiang Nguema.

(Una aportación a la HISTORIA) 

“¿En qué mundo estaremos viviendo, donde asesinar a seres humanos, como hace Obiang Nguema, es menos importante que robar y vaciar las arcas del país, como lo está haciendo Obiang Nguema?

MI CONVERSACIÓN, EN LA CARCEL DE  BLACK BEACH, CON DON JOB OBIANG MBA

Don Job Obiang Mba –me llamaba siempre “amigo”, por razones de tribu “esaguong”- era una eminente personalidad cultural; ilustrado, intelectual (Maestro Diplomado de la Escuela Superior Indígena (Malabo) y luego, Maestro de Primera Enseñanza, por la Escuela Normal del Magisterio (La Salle) de Bata; donde compartimos aulas y profesores.

Era, entre otros, uno de los valores culturales, profesionales, humanos y, finalmente políticos que el Distrito de Mongomo podía exhibir en el conjunto de VALORES de que disponía Guinea Ecuatorial, al acceder a la independencia. Don  Job Obiang Mba, pertenecía al nutrido y selecto grupo de personas cultas y preparadas que el régimen de  Macías Nguema y Obiang Nguema, bautizaron como “ESTA CLASE DE GENTE” (que no cabían en el régimen de violencia e incultura institucionalizado en Guinea Ecuatorial, al acceder el país a la independencia); y  que constituyeron la base de los asesinatos, masacres y genocidio intelectual (Masacre de NGOL’AYOP) que el Teniente Coronel y Jefe supremo de las cárceles guineanas,  Obiang  Nguema, desarrolló, a la sombra de su tío Macías (11 años); y en solitario (33 años…)

Como señalé en la segunda entrega, estábamos los presos políticos hacinados y sentados en el duro suelo de la sala más grande de Black Beach.

Don Antonio Nkulu Oye y yo, habíamos  sido trasladado de la cárcel Modelo de Bata, al infierno de Black Beach, donde casi se percibía todavía  el olor de la sangre vertida en la famosa noche infernal  del BAILE DE MOKÖM, y las comentarios se centraban en el mismo tema: sobre los muertos y sobre los que se salvaron de la masacre, y permanecían en las celdas. Todavía ONDO ELA se movía, como un destartalado tanque vetusto y arrugado; mordiendo sus encías vacías; luciendo su sable y exhibiendo un gigantesco perro asesino. Todavía no me habían recluido entre los demás presos, en la finca de Aleñá, propiedad de Obiang Nguema, donde me encontraría con un nutrido grupo de “ESA CLASE DE GENTE”. OLEGARIO (Un elegante y acicalado guardia colonial- con su fino bigote siempre bien arreglado, su uniforme impecable y sus botas brillantes, coronado todo por una pistola gigantesca y una espada bien afilada) aún estaba recibiendo instrucciones para suplir a ONDO ELA. Puede afirmarse que tras la terrible e infernal masacre del BAILE DE MOKÖM, Black Beach pareció abrir un paréntesis. Y las visitas del supremo Jefe de las cárceles, Teodoro Obiang Nguema empezaron a ser periódicas; no diarias, como antes.

Aquel día anunciaron que los de las celdas iban a salir a vaciar sus latas y cajas de heces  y hacer “pis” en las letrinas de la sala grande donde nos hallábamos.

Efectivamente. Los presos fueron desfilando, ante nuestros desorbitados ojos. Don Job Obiang Mba, entró en las letrinas;  y a su salida, coincidieron nuestras miradas. Valiente y atrevido me invitó a sentarme a su lado durante el tiempo que tardaron en volver a las celdas.

- Amigo. ¿Cómo estás? Así que te han traído aquí también. Ya me enteré de tu caso.

- Sí. ¿Y tú como te encuentras, Maestro?

- Bien… Pero me van a llevar a Bata a un juicio. Lo que te confieso y aseguro es que, de todos modos, voy a morir. Ese “chico” no me va a perdonar. Porque, si me llevan a Bata y me hacen declarar, lo diré todo. Y eso, el “chico” no me lo va a perdonar.

- ¿Quién es el “chico”?

- El teniente Coronel…

Don Job Obiang Mba pareció acercárseme más, para confesar:

- Esas personas que ha asesinado, no tienen ninguna culpa de nada. Éramos nosotros, los de Mongomo, los que nos reuníamos con el propósito de sacar a Macías del poder, y poner a uno de Mongomo; antes que el poder lo tomara otra persona que no fuera de Mongomo. Macías ya está muy mal visto. Queríamos sacarle del poder, pero  sin matarlo. El “chico”, por ser militar era el encargado de llevar a cabo la detención y encarcelamiento de Macías; pero sin matarlo. Se trataba solo de quitarlo del poder y poner a otro civil de Mongomo; ¡Pero sin matar a Macías!

(repetía, insistentemente, Don Job Obiang Mba)

…Cada vez que nos reuníamos, -continuó Don Job-  el “chico” preguntaba: ¿Y quién va a ser el Presidente? El plan, evidentemente, no era que fuera él el presidente, sino un civil.  Resulta que en estas reuniones estábamos todavía, los de Mongomo, cuando nos enteramos de que Macías ya conocía el plan de nuestras reuniones. El “chico”, para salvarse y salvar a los de Mongomo, decidió inculpar y asesinar a gente de otros distritos. Así han muerto esos inocentes. Macías al saber que esa gente “se había suicidado” -según el “chico”-  en la cárcel y que yo seguía vivo, ordenó que me llevaran a Bata para contar la verdad. Sé que, me llevan a Bata; pero no voy a vivir, después de contar la verdad. Amigo, esto te lo cuento para que lo publiques cuando salgas de aquí, o cuando puedas...

Ese fue la conversación –como puede suponerse, dura, con sabor a despedida, y descarnada- que tuve con Don Job Obiang Mba en la cárcel de Black Beach, unos días antes de que fuera, efectivamente, llevado a Bata, donde, ni fue llevado a los tribunales, ni se supo más de él. Y, desde luego, no tuvo la oportunidad de encontrarse con Macías y contarle la verdad de los planes del Teniente Coronel Obiang Nguema, “ese chico” tan malintencionado, taimado, maquiavélico y traidor, quien, atrapado y acojonado por la segura muerte que le esperaba: (“…Al ver que él ya iba a por mí, decidí adelantarme”-declaración de Obiang Nguema) ya ni acudía a las citas de su tío Macías, ni atendía a las llamadas que le hacía Macías; y emprendió el camino final hacia la liquidación del primer dictador, para ocupar su puesto.

El relato de Bonifacio Nguema Eson Ncham, en cuanto a los de Mongomo, que se reunían,  para apartar a Macías del poder, sin matarlo, pone los puntos sobre las íes, en cuanto a los nombres (entre ellos  el del siniestro y planificador Bathó, íntimo e inseparable asesor de maldades  de Obiang Nguema Mbasogo)

La  reunión convocada por Bonifacio Nguema Eson Ncham, a petición de Obiang Nguema para denunciar a Don Job Obiang Mba, deja claro que Obiang delata  de forma traicionera a Job ante el Vicepresidente del Gobierno de Macías (Nguema Esono) porque Job no aceptaba que el Teniente coronel, “el chico” además de detener y encarcelar a Macías, fuera él también, el presidente, es una simple y flagrante acto de traición, lo mismo que, de forma global,  lo fue el plan para desplazar a Macías del poder y asesinarlo después de un juicio cargado de lagunas, vacíos y  especial ausencia de quien Macías en sus declaraciones cita débilmente diciendo:

 “¡¡¡…Yo no era el jefe de Cárcel!!!”

Según todas las declaraciones, el Teniente Coronel Obiang Nguema Mbasogo, Jefe Supremo de las Cárceles de Guinea Ecuatorial, estuvo presente y dirigió el infernal y macabro episodio del BAILE DE MOKOM, en el que sucumbieron entre otros : Jesús Alfonso OYONO ALOGO, Buenaventura OCHAGA NGOMO, Padre José ESONO, Manuel NSI MBA, Pablo NSENG, y otros valores políticos en los que aún descansaba el peso social de Guinea Ecuatorial. Las lágrimas de sus viudas, hijos,  familiares y amigos siguen derramando sangre de reclamo, hasta que Obiang Nguema sea llevado a los tribunales.