¿Quién se explica que la Santa Sede, como la principal autoridad
moral de la cristiandad, selle acuerdos de colaboración con un régimen asesino,
sin antes pasar por la exigencia de liberar a los presos políticos, sin ningún
condicionante, sin fijarse en la población refugiada y dispersa por el todo el
mundo?
Cualquiera pensaría que si los estados laicos, en nombre de sus intereses, sufren una ignorancia selectiva con respecto a la causa guineana, El Vaticano, o sea, el Estado de Dios en la tierra sí sabría con pelos y señales lo que se cuece en Guinea Ecuatorial; de entre otras razones, porque Dios lo ve todo. Pero, no es así ni puede serlo, simplemente porque Dios tampoco está del lado del pueblo de Guinea Ecuatorial, al menos, el Dios encarnado en sus representantes en la tierra.
La doctrina de la Iglesia Católica se ha difundido mediante la imposición, la obligación, a látigo y sangre. Puede que en la actualidad porque los tiempos sean otros, dichas prácticas hayan sido abandonadas. Aún así, la Iglesia siempre ha necesitado de la fuerza bruta para imponerse. De la única forma que la Iglesia podía extender sus tentáculos por todo el mundo era, es y seguirá siendo a través de congeniarse y trabar alianzas indisolubles con los totalitarismos. Con eso logró y sigue logrando forjase los "nacionalismos católicos" en muchas partes del mundo.
La Santa Sede y los totalitarismos se necesitan mutuamente, unos por legitimar su barbarie y limpiarse paralelamente su imagen, mientras el otro/los otros del Vaticano consiguen que el populacho siga obnubilado hasta la eternidad, a base de las coces dictatoriales y, si es preciso, la muerte, para escarmiento de los incrédulos, los descontentos, los respondones, los disidentes, etc. Esa es la base del acuerdo firmado entre el Sucesor de San Pedro en Roma y el dictador de Guinea Ecuatorial, D. Teodoro Obiang Nguema I de Akuakam.
Si al Vaticano le interesa ver las cosas de otro modo, debe tener en cuenta que Obiang tiene una óptica muy particular.
Ejemplos o precedentes los hay. Citemos la España franquista, Chile de Pinochet de entre otros. La pregunta es, ¿qué pueden tener en común la representación de Dios en la tierra con hombres que han cometido y siguen cometiendo crímenes de lesa humanidad? La respuesta es sencilla, el afán de lucro por parte de la Iglesia Católica y el perpetuarse en el poder por parte de los tiranos.
¿Qué consiguen los tiranos sellando alianzas con los "representantes de Dios"? Inoculada la fe hasta el fervor, consiguen amansar las masas, lo que les hacen mucho más dúctiles y manipulables con un compendio de normas y prohibiciones que sólo le facilitan el dominio al sátrapa.
¿Y a la Iglesia? Las contrapartidas que obtiene en sus alianzas con los tiranos le reportan inmunidad; el hermetismo de los pueblos en sus costumbres y tradiciones se hace más poroso, en algunos casos hasta la extinción, para la penetración de las doctrinas vaticanas, de donde surge el fundamentalismo cristiano como en Uganda, Irlanda, la España inquisitorial, Polonia, etc. Consigue además, suculentas donaciones de sus parteners totalitarios, de sus adeptos ya enganchados fervorosamente.
De ninguna manera los hombres de la Iglesia renunciarían a la buena vida que su sistema de generar ingresos y amasar patrimonios les ha venido proporcionando a fecha de hoy. Véase Encíclicas del Papa Benedicto XVI - Vatican sitio - varios idiomas
· Caritas in veritate (Caridad en la verdad), 29 de junio 2009
Del mismo modo, los totalitaristas tampoco renunciarían al poder con todo lo que les proporciona, a menos que se vieran forzados como ya sabemos. Así sigue el mundo con nosotros en él, gritando a llanto pelado en un desierto inhumano. Lo mejor que nos puede pasar es que el eco nos devuelva el llanto.
Reconozco y de buenas intenciones, Como el propiciar la paz, el desarme, la subsidiariedad en el gobierno mundial; pero, eso es lo de siempre, la Iglesia nunca ha dejado de influir en los gobiernos terrenales. que la Encíclica "Caritas in veritate" está cargada de buenas palabras
Cuando el Papa Benedicto XVI propone la creación de un gobierno mundial no me queda claro sobre a quién sugiere o recomienda liderar tal proyecto. Por de pronto queda claro que la Iglesia Católica no piensa ponerse al margen, más aún, habiendo hecho ella misma una propuesta tan "magnánime".
Bengas, Isla de Corisco 1910, Guinea Ecuatorial. - Texto del artículo
A estas alturas y ya en el tercer milenio de nuestra era, nadie parece dudar de las buenas intenciones del Vaticano para con el mundo. El pueblo de Guinea Ecuatorial está ya curado en las buenas intenciones. El demérito de la jerarquía católica no debe empañar sin embargo los esfuerzos de los hombres y las mujeres que trabajan con honestidad por todo el mundo, tratando de ayudar realmente, con el corazón en la mano al necesitado; hombres y mujeres, ellos sí, lejos de la opulencia vaticana y de sus ambiciones terrenales, hombres y mujeres con los pies en la tierra.
En líneas generales, esto es lo que han pactado los representantes de Dios en la tierra con el régimen dictatorial de Guinea Ecuatorial, como de costumbre, las buenas intenciones harto conocidas por el pueblo de Guinea Ecuatorial se reflejan:
ACUERDO ENTRE SANTA SEDE Y GUINEA ECUATORIAL
Ciudad del Vaticano, 13 octubre 2012 (VIS).-La Santa Sede y la República de Guinea Ecuatorial han firmado hoy en Mongomo un acuerdo sobre las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado. El documento se ha firmado en presencia del Presidente de la República, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo y de numerosas autoridades gubernamentales.
Por la Santa Sede ha firmado el arzobispo Piero Pioppo, nuncio apostólico en Guinea y por la República de Guinea Ecuatorial, el ministro de Exteriores Agapito Mba Mokuy. El acuerdo, que consta de 19 artículos y de un protocolo adicional, entrará en vigor con el intercambio de los instrumentos de ratificación. “En el ámbito de la independencia y de la autonomía de la Iglesia y del Estado, y en el surco del deseo común de colaboración -dice una nota explicativa- se fija el marco jurídico de las relaciones recíprocas. En particular se reconoce la personalidad jurídica de la Iglesia y de sus instituciones. El Acuerdo atañe también al matrimonio canónico, a los lugares de culto, a las instituciones educativas y a la asistencia espiritual de los fieles católicos en los hospitales y en los penitenciarios”
Lo que me indigna y tal vez a muchos de mis compatriotas es el reconocimiento explícito de la autoridad divina en la tierra a la sanguinaria dictadura de la República de Guinea Ecuatorial capitaneada por Teodoro Obiang Nguema Mbasogo. Un dictador que tiene metida en su vereda a la jerarquía católica nacional.
¿Quién se explica que la Santa Sede, como la principal autoridad moral de la cristiandad, selle acuerdos de colaboración con un régimen asesino, sin antes pasar por la exigencia de liberar a los presos políticos, sin ningún condicionante, sin fijarse en la población refugiada y dispersa por el todo el mundo; si bien cabe contemplar la esperanza que con la presencia activa de la Iglesia de Roma en nuestro país las penalidades del pueblo de Guinea Ecuatorial puedan atenuarse, también cabe preguntarse ¿con qué legitimidad moral se presenta la Iglesia de Roma en Guinea Ecuatorial tras 33 años; las más de tres décadas en las que el dictador Obiang ha hecho y deshecho a su antojo en el país sin que los máximos representantes de la cristiandad se pronunciaran, ni en activo ni en pasivo?
Cuando Teodoro Obiang, su régimen dictatorial y su clan, subsisten a expensas del expolio y el maltrato al pueblo de Guinea Ecuatorial, precisamente, la "Comunidad Internacional" incluida la Santa Sede, de los que podríamos albergar alguna esperanza de salvación, dicha Comunidad Internacional sufre una especie de amnesia selectiva con respecto al drama de nuestro pueblo en nombre de sus intereses.
Visto lo anteriormente descrito, lo único que se puede deducir de los acuerdos suscritos entre la Santa Sede y la dictadura guineana no es más que-para nuestra desgracia-, el paso de otra institución de carácter ecuménico en legitimar la dictadura sanguinaria de Obiang en Guinea Ecuatorial.
Para que nos entendamos, si es que nadie lo ha dicho con suficiente claridad hasta el momento, lo digo yo. Lo que esperamos: que ningún gobierno, ningún Estado que se jacte de Derecho y Democrático negocie ni colabore con una dictadura sanguinaria como la de Guinea Ecuatorial, sin condicionantes democráticos previos y de respeto a los Derechos Humanos de manera íntegra, ni mucho menos, que lo legitime ningún representante de Dios en la tierra.