"EL HIJO DE DIOS II parte" por EnengeA’Bodjedi
Los británicos continuaron hostigando a los tratantes portugueses y españoles en el rio Malongo. En octubre de 1842, la Marina inglesa había capturado cuatro barcos negreros, incluyendo los que cargaban con los sobrevivientes de la revuelta cercana al poblado más importante de Rapontyombo. El reverendo Wilson "dio gracias al Señor, Jesucristo, El Hijo de Dios" en Baraka. Estaba feliz al aprender que el enfermizo, degenerado e inmoral negrero español, infestado de costras, que había encontrado en el barracón cercano a Izanjo-Nkombe (Rayo del Sol), aparentemente no hizo nunca aquel último viaje con el éxito que necesitaba para garantizarse una vida retirada de ocio en las playas cubanas de La Habana.
Las acusaciones de los misioneros de la ABCFM se extendían de la cuestión moral de los beneficios americanos en la trata de esclavos, lucrativa e ilegal, hacia Brasil y Cuba, por algunos capitalistas americanos que financiaron la construcción de barcos negreros, hasta la cuestión legal de esta ayuda financiera secreta americana. Los negreros españoles en Izanjo-Nkombe decían la verdad cuando proclamaron, a los cautivos Africanos en el barracón en la ribera sur del Malongo, que los capitalistas americanos financiaron la construcción de barcos negreros porque tenían intereses económicos en las fincas de tabaco y azúcar en Cuba y en Brasil. El reverendo William Walker (3 de octubre de 1808- 8 de diciembre de 1896), un congregacioncita en Baraka, escribió en su diario el 5 de mayo de 1849 lo siguiente:
"Una embarcación americana zarpo, hace unos días, desde Cabo Lopez (hoy Port-Gentil, Gabon en el País de los Orungu) con una carga de esclavos. Si navegaba bajo la bandera americana o no, yo no sé. Pero casi toda la trata de esclavos en esta costa ahora sigue en embarcaciones americanas y con dinero americano."
Comodoro Matthew C. Perry (10 de abril de 1794-4 de marzo de 1858) escribió al Secretario de la Marina americana en 1843, cinco anyos antes la acusación de Walker, diciendo, "No puedo oír que alguna embarcación americana está participando en el transporte de esclavos, ni tampoco creo que alguna embarcación americana ha participado en esta actividad hace varios anyos." De todas formas, el jefe de escuadra Perry reconoció que antes de 1842, cuando su escuadrón americano comenzó su vigilancia de las aguas africanas, la bandera americana fue utilizada por los negreros españoles y portugueses durante sus viajes a Cuba y a Brasil, para engañar la Marina inglesa anti-la trata ilegal de esclavos. El gobierno americano prohibió el registro de barcos americanos, por la Marina inglesa, para pertrechos necesarios para la trata de esclavos, hasta el comienzo de la Guerra Civil americana.
La historiadora española Ma Dolores García Cantus escribió en FERNANDO POO, UNA AVENTURA COLONIAL ESPANOLA lo siguiente:
En los Estados Unidos había grandes firmas que compraban los esclavos en Virginia y los enviaban por mar a Nueva Orleans, desde donde se les podía distribuir por todo el Sur a través del Mississippi. Pero el gran negocio de los navieros, aseguradores, capitanes, etc. norteamericanos se asentaba no sobre el tráfico interno clandestino, sino sobre la trata internacional con Brasil y Cuba, una de cuyas finalidades era la venta de los veloces clipers. Estos barcos salían de puertos tan diversos como Boston, Salem, Bristol, Providence...; a mediados del siglo 19, Baltimore se había convertido en el puerto más importante y la mayoría de los barcos para la trata salían de sus astilleros.
El activista pastor presbiteriano John Leighton Wilson regañaba los Mpongwe y los Benga de los ríos Mune na Malongo (Muni y Gabon) y vociferaba, "¡EL HIJO DE DIOS LLEGA! Basta con vuestra participación en la trata ilegal de esclavos con los degenerados católico-romanos españoles y portugueses quienes están convirtiendo vuestro país en un verdadero SODOMA Y GOMORRAH!"
Un proverbio Ndowe reza: "EVUGU A DIYANDI E ONGO, A JAKA MAVONGO," que significa "El impulso agresivo o la sustancia del mal reside en la ingle, devorando la grasa corporal." Este proverbio alega que los conflictos humanos comienzan con el trato sexual, conduciendo a los celos, a la violencia y hasta al homicidio. La sustancia del mal en la ingle se refiere al pene, los testículos, la vagina y la matriz. A través de su participación en el comercio de esclavos con España y Portugal, los Ndowe costeños atestiguaban la relación intima entre la violencia y el trato sexual fuera de control. Ma Dolores García Cantus escribió en FERNANDO POO: UNA AVENTURA COLONIAL ESPANOLA lo siguiente:
Aproximadamente en 1835 se había establecido en la isla (Manji o Corisco) dos traficantes menorquines, provenientes de Cuba, Baltasar Simo y Francisco Vinent. No sabemos en que año lo había hecho Miguel Pons, pero no debió ser mucho mas tarde; lo que si nos consta es que desarrollo hasta tal punto lazos familiares con los indígenas que su familia de negros y mulatos era muy extensa y controlaba la trata en la isla.
El 7 de noviembre de 1840 arribo a Corisco el bergantín de la Escuadra Británica "Wolverine" y, después de un corto bloqueo, el comandante William Tucker envió cinco botes hacia la isla. Los indígenas, obviamente, se pusieron de parte de los seis factores residentes en ese momento en la isla y comenzó así un tiroteo en el que, según declaraciones del gobierno británico, hubo un marino ingles muerto y varios heridos. Esta provocación a la Armada de S.M. Británica tuvo como respuesta el incendio total de las factorías, y Miguel Pons que, según sus propias declaraciones, había intentado hacer de mediador, fue detenido y conducido a una prisión londinense donde entro el 22 de febrero de 1841. El contenido de la carta que Palmerston envió al embajador español en Londres, General Alava, el 29 de marzo, notificándole la liberación de Pons por "falta de pruebas," al tiempo que tachaba al mismo de pirata, era una clara concesión del gobierno británico a su aliado, Espartero, a cambio de que este procurase controlar con mas celo a los negreros cubanos."
Entre 1839 y 1843, el notorio traficante de esclavos malagueño Pedro Blanco dirigía dos barracones de esclavos en territorio Benga. El primero se hallaba cerca del rio Inyanyo, junto al clan Kahende de los Benga, mientras que el otro se instalo en la isla de Manji (Corisco) en un lugar llamado Hoko. Pedro Blanco, con sus colaboradores Portugueses, habían concertado por entonces un oneroso comercio ilegal de esclavos con Cuba y con Brasil.
Los principales biógrafos de Pedro Blanco, como Novas Calvo, dan la impresión de que permaneció soltero toda su vida y de que era un individuo de personalidad introvertidamente dura y cruel, de austeridad de costumbres y profundamente misántropo. Sobre el aventurero Pedro Blanco, Ma Dolores García Cantus escribió lo siguiente:
En el documento biográfico que comentamos a continuación no es el hombre de negocios a quien se ataca sino al lado oscuro de la personalidad de Blanco. Se le acusa de casi todo, desde el soborno al asesinato, pasando por los malos tratos físicos y psíquicos, secuestro y corrupción de menores. Después de repasar las actividades de Blanco como participante en el tráfico de esclavos desde los 16 anyos, su amistad con Cha-Cha y su establecimiento en Gallinas, donde se hizo "señor de vidas y haciendas" y propietario también de un serrallo "donde tenía un crecido numero de esclavas con que satisfacer sus apetitos y pasiones, "nos informa el citado documento que Pedro Blanco viajo a la Habana en 1834 donde se renio con su mujer.
"Hasta entonces abandonada, y no tardo muchos días en manifestarle su poca afición al sexo femenino, y en exigirle concesiones que ella resistió, provocándose de aquí varios disgustos(...) por la frecuencia con que el marido introducía varios jóvenes negros y blancos en su aposento. Llego al extremo de que el día 5 de junio del mismo año de treinta y cuatro le sorprendiese su mujer en el instante que Blanco consumaba el crimen atroz con un negro esclavo llamado Tomas."
Tres o cuatro días después del incidente Blanco volvió al África de donde regreso en 1839. Los datos biográficos en poder de la Capitanía General de la Isla desde este año al 15 de agosto de 1841, son todavía más denigrantes para el célebre negrero. Después de reseñar algunas de sus "tabernarias" aventuras amorosas homosexuales, con asesinato incluido, añade con decimonónico lenguaje: "Ni los mismos sobrinos de Pedro Blanco han podido librarse del furor de su bárbara pasión. Don. Vicente Fernández (...) fue forzado por su tío y obligado después al silencio "por medio de una paga de una cuantiosa cantidad. También forzó a Pedro Capella, hijo de una hermana de su esposa, el 11 de febrero de 1840, ante los ojos de las horrorizadas mujeres"; sobrino político a quien finalmente sedujo con "grandes ofrecimientos." Según el documento el hecho que desencadenó que su mujer iniciase acciones legales contra Blanco fue el que este la obligase, en julio de 1841, a ser cómplice voyerista de sus "excesos," decidiendo el juez refugiarla en casa del mayor Comandante, Don. Pedro de la Roca, y citar a Blanco para el día 13 del mes de agosto.
Finalmente, Blanco abandonó La Habana en 1845 y nos consta que después del ataque a Gallina de 1849, donde parece que aun poseía factorías, estaba en 1852 residiendo en Génova donde algunos dicen que murió. Luciano Franco, Novas Calvo y González de Vega sostienen que murió loco en Barcelona. Hay incluso quien lo hace morir en Nueva York, después de una instancia en el sur de Estados Unidos. Lo cierto es que se pierde su rastro oficial hacia 1852.
Continuará…