Las protestas dejaron al menos un muerto y decenas de heridos. El gobierno de Ahmadinejad mantuvo incomunicados a los líderes de la oposición.
15/02/2011 00:01
Agencias EFE y AP
Teherán. A pesar del enorme despliegue policial y después de meses de silencio, los iraníes respondieron ayer al llamado de la oposición y se manifestaron tanto en Teherán como en otras ciudades del país, donde, según distintas fuentes, hubo al menos un muerto y varios heridos en los disturbios.
La agencia de noticias local Fars, que citó fuentes anónimas, no detalló en qué lugar de la capital se produjeron los incidentes que dejaron un muerto. Se limitó a indicar que fueron víctimas de armas de fuego.
Los manifestantes fueron convocados por los dos candidatos derrotados en los polémicos comicios presidenciales de junio de 2009, en los que resultó reelegido el presidente, Mahmud Ahmadinejad, y cuyo resultado la oposición reformista calificó de fraudulento.
Según testigos, durante la marcha se gritaron consignas en contra del gobierno y a favor de los alzamientos prodemocráticos en Egipto y Túnez.
La oposición indicó que decenas de personas fueron detenidas y que las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos para evitar que los manifestantes se congregaran en la emblemática avenida Enguelab (Revolución) y en la histórica Plaza Azadi (Libertad), en el centro de la capital.
También denunció decenas de detenciones en la ciudad de Isfahan, en el centro del país.
Incomunicados. A la marcha, convocada la semana pasada a través de Internet, no pudieron asistir los dos líderes opositores, Mir Husein Musavi y Mehdi Karrubi, retenidos e incomunicados por la policía en sus casas.
“Varios vehículos de la policía cortaron los accesos a la calle. Además, las líneas telefónicas, tanto fijas como móviles, de Musavi y de su esposa, Zahra Rahnavard, están cortadas desde el domingo”, explicó la página web opositora Kaleme.org.
La tensión era notoria desde mañana, cuando agentes y voluntarios islámicos comenzaron a patrullar los accesos a las avenidas Enguelab y Vali e Asr, escenario en junio de las multitudinarias marchas contra la reelección de Ahmadinejad.
En las páginas de Internet se denunció que el régimen llevó a cabo una campaña de intimidación en la que fueron detenidas al menos 20 personas.
Asimismo, las autoridades censuraron diversas páginas web de noticias internacionales y trataron de distorsionar emisiones satelitales.
En este sentido, la oficina encargada de asuntos de prensa comunicó con insistencia a los periodistas extranjeros que la marcha no estaba autorizada, por lo que carecían de permiso para informar desde la calle.
La oposición denunció la hipocresía del régimen iraní, que apoyó los alzamientos populares en Egipto y Túnez, pero “impide manifestarse a su propio pueblo”.
Desde Washington. En la misma línea se manifestó el gobierno estadounidense a través de su secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien expresó: “Quiero apoyar muy clara y directamente las aspiraciones de la gente que está hoy en las calles de Irán”.
“Le deseamos a la oposición y a las valerosas personas en las calles de las ciudades de Irán la misma oportunidad que vieron aprovechar por los egipcios”, agregó, y cargó contra la hipocresía del gobierno iraní.
Washington fue un poco más allá y el Departamento de Estado comenzó a enviar mensajes en farsi a los iraníes a través de una nueva cuenta en Twitter llamada @USAdarFarsi.
15/02/2011 00:01
Agencias EFE y AP
Teherán. A pesar del enorme despliegue policial y después de meses de silencio, los iraníes respondieron ayer al llamado de la oposición y se manifestaron tanto en Teherán como en otras ciudades del país, donde, según distintas fuentes, hubo al menos un muerto y varios heridos en los disturbios.
La agencia de noticias local Fars, que citó fuentes anónimas, no detalló en qué lugar de la capital se produjeron los incidentes que dejaron un muerto. Se limitó a indicar que fueron víctimas de armas de fuego.
Los manifestantes fueron convocados por los dos candidatos derrotados en los polémicos comicios presidenciales de junio de 2009, en los que resultó reelegido el presidente, Mahmud Ahmadinejad, y cuyo resultado la oposición reformista calificó de fraudulento.
Según testigos, durante la marcha se gritaron consignas en contra del gobierno y a favor de los alzamientos prodemocráticos en Egipto y Túnez.
La oposición indicó que decenas de personas fueron detenidas y que las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos para evitar que los manifestantes se congregaran en la emblemática avenida Enguelab (Revolución) y en la histórica Plaza Azadi (Libertad), en el centro de la capital.
También denunció decenas de detenciones en la ciudad de Isfahan, en el centro del país.
Incomunicados. A la marcha, convocada la semana pasada a través de Internet, no pudieron asistir los dos líderes opositores, Mir Husein Musavi y Mehdi Karrubi, retenidos e incomunicados por la policía en sus casas.
“Varios vehículos de la policía cortaron los accesos a la calle. Además, las líneas telefónicas, tanto fijas como móviles, de Musavi y de su esposa, Zahra Rahnavard, están cortadas desde el domingo”, explicó la página web opositora Kaleme.org.
La tensión era notoria desde mañana, cuando agentes y voluntarios islámicos comenzaron a patrullar los accesos a las avenidas Enguelab y Vali e Asr, escenario en junio de las multitudinarias marchas contra la reelección de Ahmadinejad.
En las páginas de Internet se denunció que el régimen llevó a cabo una campaña de intimidación en la que fueron detenidas al menos 20 personas.
Asimismo, las autoridades censuraron diversas páginas web de noticias internacionales y trataron de distorsionar emisiones satelitales.
En este sentido, la oficina encargada de asuntos de prensa comunicó con insistencia a los periodistas extranjeros que la marcha no estaba autorizada, por lo que carecían de permiso para informar desde la calle.
La oposición denunció la hipocresía del régimen iraní, que apoyó los alzamientos populares en Egipto y Túnez, pero “impide manifestarse a su propio pueblo”.
Desde Washington. En la misma línea se manifestó el gobierno estadounidense a través de su secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien expresó: “Quiero apoyar muy clara y directamente las aspiraciones de la gente que está hoy en las calles de Irán”.
“Le deseamos a la oposición y a las valerosas personas en las calles de las ciudades de Irán la misma oportunidad que vieron aprovechar por los egipcios”, agregó, y cargó contra la hipocresía del gobierno iraní.
Washington fue un poco más allá y el Departamento de Estado comenzó a enviar mensajes en farsi a los iraníes a través de una nueva cuenta en Twitter llamada @USAdarFarsi.