LOS PUEBLOS FANG Y NDOWÉ.
En el fundamento inicial de la existencia humana, está
la semilla de la pervivencia del ser humano; y, en la voluntad soberana de los
pueblos, se contiene la defensa suprema del derecho a la vida. Es, pues, en
este contexto, donde se impone la obligación existencial del respeto sagrado a
la convivencia entre pueblos y sociedades; como condición previa para el
desarrollo integral de las distintas formas sociales. Pues, no es menos cierto
que ésta, la vida humana, no nace dada; sino que requiere de condicionantes
especiales y específicos para la plenitud de su desarrollo y ejercicio. La cual
razón, obligue a la articulación de los pueblos mediante estructuras
organizativas para facilitar y permitir, tanto su desarrollo, como el ejercicio
legítimo del derecho a la protección y amparo de los miembros de la comunidad.
Así, pues, este instinto nato y primario a la vida, en el seno de un
determinado grupo o sociedad, es el que genera en primer lugar y antes que
otra, la “conciencia de pueblo”. Es decir, la “conciencia de pertenencia a un
pueblo o grupo”, es anterior a la formulación de cualquier concepto de
“estado”. Si bien, “estado”, en su concepto práctico y genérico, es la suma
política de la pertenencia a un marco superior de convivencia; que bien puede
ser entre pueblos, grupos o sociedades.
Hijos pues, de los caprichos de un destino que hoy nos obligue a todos los
africanos a responsabilizarnos de nuestro mañana, fue que África entero fue
invadido, dividido, sus hombres y mujeres traficados y vendido como objetos de
transacción comercial y sus distintos pueblos, juntados y/o separados a
capricho de los europeos para venir a dar como resultado, sociedades
artificiales que hoy requieren y exigen de sus cuadros directivos,
reconocimiento y respeto mutuo para abordar juntos los marcos de una nueva
convivencia que garantice por igual, la vida y pervivencia de los respectivos
pueblos, sociedades y/o comunidades originales.
Dicho todo lo cual anterior, y en el marco y contexto que formulamos esta
exposición, como partes de un pueblo que conforma el entramado político
denominado “Guinea Ecuatorial”, solo otorgamos valor histórico reconociendo y
aceptando, como hecho innegable, desde cualquier punto de vista humano,
histórico o político, que: “En el territorio comúnmente denominado Bata,
coexisten, de hecho, dos pueblos distintos:
El pueblo Ndowé, dentro de su diversidad de subgrupos, y el pueblo Fang,
en su variedad de subgrupos”. Ambos dos, con sus respectivos territorios,
historias, lenguas y culturas.
Esta variedad de sumas, solo sería posible, si partimos del hecho cierto
de que ambos pueblos necesitan y requieren de la plenitud de todos sus
potenciales para hacer posible su desarrollo pleno. Ello, solo es así, por
cuanto que admitimos y reconocemos, no solo la existencia de sus respectivos y
distintos sentimientos y conciencias de pertenencia a pueblos y comunidades
diferentes; sino, sobre todo, porque dichos “sentimientos” y
“conciencias” conviene tenerlos en cuenta y ser aceptados, respetados y
valorados por todos, como bases históricas que Deben garantizar y
encauzar la convivencia dentro de un nuevo orden y modelo de estado que fije y
rija nuestra convivencia política.
Nuestra razón de tal reconocimiento y aceptación es, simplemente, tan
simple, como incuestionable: “La convivencia entre pueblos diferentes, solo es
posible y viable mediante el mutuo reconocimiento y la mutual aceptación”. Dos
ejercicios diferentes “reconocimiento” y “aceptación”, que implican y obligan a
garantizar por igual, las condiciones ideales para el desarrollo en su
plenitud, de todas las capacidades de ambos pueblos dentro del respeto
escrupuloso a sus hechos diferenciales como salvaguardia de su dignidad,
libertad y soberanía. Todo ello, en el bien entendido de que el
problema de “Guinea Ecuatorial” no termina con la desaparición de Teodoro
Obiang Nguema de la escena política; sino, corrigiendo de raíz, la
total falta de respeto y el desconocimiento al hecho indiscutible de que
“Guinea Ecuatorial”, ni como “ente”, ni como “concepto”, descansa ni puede
descansar sobre ninguna pretensión de “dominio de unos sobre otros”; y
muchísimo menso, sobre ninguna incongruencia idea de “predominio de ningún
pueblo sobre otros”.
Por consiguiente, nosotros, en nuestra formulación conceptual de “guinea
Ecuatorial”, ello implica, en su marco genérico, cuatro pueblos y cuatro
territorios:
El pueblo y territorio ndowé; el pueblo y territorio fang; el pueblo y
territorio bubi y el pueblo y territorio Anobonés. Todos los cuales, llamados
por imperativo histórico, por el bien común y de interés superior, están
llamados a ejercer y han de accede al ejercicio político del gobierno propio de
los respectivos territorios. Como única fórmula viable para la articulación de
un nuevo marco de un estado común.
Zanghadji Maêt Salet