Peticiones
de que España se implique en la democratización de Guinea Ecuatorial tras la
entrevista de Mariano Rajoy con Teodoro Obiang en Malabo
En las fotografías de la
entrevista de quince minutos que Mariano Rajoy sostuvo el
jueves con el decano de los dictadores africanos da la sensación de que el
presidente español mantiene una cauta distancia de seguridad con Teodoro
Obiang Nguema, que gobierna con mano de hierro Guinea Ecuatorial desde que
hace 35 años se hiciera con el poder con un golpe de Estado. Miembros de la
oposición dentro y fuera de Guinea y organizaciones no gubernamentales como
Human Rights Watch habían pedido al mandatario europeo que aprovechara la cumbre
de la Unión Africana que se celebra en la capital ecuatoguineana
para que España se involucre en la democratización de su antigua colonia. Entre
chascarrillos sobre el Mundial de fútbol y el triste papel de la selección
española, Rajoy defendió el «pleno respeto a los derechos humanos», pero
admitiendo que «nadie puede dar lecciones a nadie».
«Guinea Ecuatorial se independizó en 1968 después de
190 años de dominio español. Este pequeño país [con una superficie algo
menor que Galicia], compuesto de una parte continental más cinco islas
habitadas, es uno de los más pequeños del continente africano. El
presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo ha gobernado el país desde
1979 cuando tomó el poder en un golpe de Estado. Aunque nominalmente una
democracia constitucional desde 1991, las elecciones presidenciales de
1996, 2002 y 2009, así como las legislativas de 1999, 2004, 2008 y 2013, fueron
mayoritariamente calificadas como defectuosas. El presidente ejerce un
control casi total sobre el sistema político y ha desalentado la oposición
política. Guinea Ecuatorial ha experimentado un rápido crecimiento económico
debido al descubrimiento de grandes reservas de petróleo en alta mar, y en la
última década se ha convertido en el tercer mayor exportador de petróleo del
África subsahariana. A pesar de la bonanza económica del país a partir de la
producción de petróleo, lo que ha propiciado un incremento masivo de los
ingresos del gobierno en los últimos años, las mejoras en el nivel de vida de
la población han experimentado un desarrollo muy lento». La descripción se
puede encontrar en el World
Factbook que elabora la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Sin libertad de prensa
Con motivo de la cumbre de la Unión Africana (UA), la
organización Reporteros sin Fronteras (RSF) envió una carta a Rajoy
recordándole que Guinea Ecuatorial, donde la censura se legalizó en 1962,
ocupa el puesto 168 (de 180 países) en la Clasificación Mundial de la
Libertad de Prensa. En el país no hay prensa independiente. La
radio y la televisión públicas están en manos de gobierno. «El único medio
de los ciudadanos para acceder a información no sesgada sería internet, si
este medio funcionara correctamente más allá de los centros internacionales de Malabo». Y cuando
los internautas pretenden acceder a medios extranjeros casi siempre son
redirigidos «hacia el sitio oficial del gobierno».
Fuentes de la oposición recalcan que el
régimen vive en parálisis política
Fuentes de la oposición recalcan que el régimen vive una
situación de parálisis política, sobre todo ante la incertidumbre que pesa
sobre Teodorín, el hijo predilecto del dictador, llamado a sucederle. Ex
ministro de Agricultura y Montes, que percibía un 20 por ciento de todas las
ventas de madera que se celebraban en el país, está pendiente de comparecer
ante la justicia francesa, que se incautó de un inmenso inmueble de tres pisos
en el número 42 de la Avenida Foch, propiedad del clan Obiang, y donde habían
invertido un total de 110 millones de euros en cuadros de Renoir y Degas. Según
publicó el diario «Le Monde», empleados del hijo de Obiang reconocieron que
«circulaban maletas llenas de billetes para satisfacer todos los deseos del
dueño de la casa, por donde pasaban representantes de casas de alta costura y
prostitutas».
El pasado 22 de marzo se firmó en la capital de España el llamado Manifiesto
de Madrid, a iniciativa de Andrés Esono, nuevo secretario general
de Convergencia para la Democracia Social (CPDS), socialdemócrata, el
principal partido de la oposición al régimen, que tiene un solo escaño en el
Parlamento guineano. El Manifiesto planteó a Obiang la posibilidad de reabrir
el diálogo nacional, sin embargo desde la firma del documento todos los
intentos de llegar al presidente de Guinea resultaron infructuosos. El ministro
del Interior, Clemente Engonga, anunció recientemente la disposición de
Obiang de convocar la Mesa de Diálogo después de la cumbre de la UA que llevó
por primera vez a un presidente español a territorio guineano 23 años después
de que lo hiciera Felipe González. «Tortura, pena de muerte y libertad
de expresión deben figurar en la agenda de Rajoy», fue el título del comunicado que difundió Amnistía
Internacional con motivo del viaje del presidente español a Malabo.
La actitud de Amnistía de aprovechar la visita para exigir medidas a Obiang es
similar a la del CPDS, que no está por la ruptura de relaciones ni por nada que
pueda entenderse como el aislamiento del país.
«Si es buena la democracia para España,
también lo sería para los guineanos»
En una entrevista celebrada por correo electrónico, Andrés
Esono recalcó desde Guinea lo que su partido reclama al gobierno español:
«Que apoye al pueblo de Guinea Ecuatorial y a las fuerzas democráticas en su
lucha por la libertad, tomando medidas de presión contra el régimen dictatorial
de Obiang, y sensibilizando a los demás gobiernos de la Unión Europea y al
resto de las instituciones comunitarias, con el fin de que se aísle
políticamente al dictador si este no entabla, con todas las fuerzas políticas y
sociales guineanas, un diálogo serio y franco, con observación internacional,
que tenga como finalidad un escenario en el que los ciudadanos guineanos puedan
decidir libremente su futuro en democracia».
El CPDS no tiene objeciones a que
España, «como el resto de países con intereses en Guinea Ecuatorial», tenga el
«derecho a buscar un espacio para las empresas españolas», pero pide que «no
pase por alto el sufrimiento de todo un país al que Obiang ha sometido a su
arbitrariedad y caprichos. Si la democracia es buena para los españoles,
también lo sería para los guineanos si tuvieran la oportunidad de
experimentarla».
«España, parte
importante de la solución»
Donato
Ndongo Bidyogo, uno de los más conocidos escritores y periodistas
guineanos, «exiliado en España», como le gusta recordar, autor de
celebradas novelas como «Las tinieblas de tu memoria negra» y «Los poderes de
la tempestad», y que define su país natal como «tiranía pura y dura», señala
desde Murcia, donde vive, que «la comunidad internacional considera a España
parte importante de la solución, como antigua potencia colonial, pese a haber
perdido gran parte de su influencia: el francés y el portugués son lenguas
cooficiales, junto al español, que pierde terreno; en la economía guineana,
España apenas cuenta. Pero debido a esa condición de antigua metrópolis, y
si quiere recuperar una cierta influencia política, cultural y económica,
España debe liderar el proceso que devuelva las libertades y el desarrollo a
los guineanos. España conoce bien a todos los guineanos relevantes que pudieran
contribuir al éxito del proceso, pues la inmensa mayoría se encuentran
exiliados aquí. Pero pesan los atavismos y estereotipos, que sería imprescindible
superar. En definitiva, España debe dejar de apoyar a la tiranía y apostar con
seriedad por la democratización de Guinea. Aún tiene algún instrumento para
lograr un cambio sin convulsiones, que garantice la estabilidad».
A la hora de definir de qué hablamos
cuando hablamos de Guinea Ecuatorial, Alicia Campos, miembro del Grupo
de Estudios Africanos de la Universidad Autónoma de Madrid, tiene en su haber
algunas de las más enjundiosas investigaciones sobre la antigua colonia
española, como el libro «De colonia a Estado: Guinea Ecuatorial, 1955-1968». A
ella se debe uno de los estudios más rigurosos sobre el petróleo guineano,
titulado «Extraction offshore, politics inshore, and the role
of the State in Equatorial Guinea (Extracción a distancia de la
costa, política costa adentro, y el papel del Estado en Guinea Ecuatorial)».
Dice, también vía correo electrónico: «Se trata de un régimen autoritario,
basado en el despotismo de una familia, cuya base fundamental son las
relaciones exteriores con las empresas americanas del petróleo, aunque también
hay de otras procedencias y sectores (construcción, madera). Se trata de un
régimen autoritario, basado en el despotismo de una familia, cuya base
fundamental son las relaciones exteriores con las empresas americanas del
petróleo, aunque también hay de otras procedencias y sectores (construcción,
madera). La relación de la familia en el gobierno con la mayoría de la
población, por su parte, sigue fundándose en lógicas tanto represivas como de
cooptación. Esta última lógica ha aumentado su papel en los últimos años,
gracias a la gran cantidad de recursos en manos de los gobernantes provenientes
de las rentas del petróleo. Los disidentes, por su parte, sufren un
ostracismo no sólo político sino también laboral, pues nadie que exprese
abiertamente su disconformidad con la actual situación puede fácilmente aspirar
a un puesto de trabajo ni en la Administración ni en las empresas extranjeras.
Podríamos hablar de un estado rentista basado en una economía extravertida, que
favorece los modos despóticos y prebendalistas de gobierno. Las relaciones
entre gobierno y multinacionales sustituyen al pacto social entre gobierno y
ciudadanos, imprescindible para asegurar una mínima democracia. Los guineanos
siguen siendo más súbditos y clientes, que ciudadanos o contribuyentes.
Muchas empresas españolas, aunque
ninguna extractiva, tras los esfuerzos del pasado que no supieron ver la
riqueza que ocultaban las aguas jurisdiccionales de Guinea, operan en Guinea.
Aunque el viaje del presidente Rajoy a la cumbre africana buscaba en buena
medida el apoyo para la candidatura de España a un puesto en el Consejo de
Seguridad, el deseo de sacar mayor tajada del pastel guineano estaba en la
agenda. Quince minutos de conversación (veinte, a juicio de otros cronómetros)
no dan mucho de sí. La estudiosa Alicia Campos tiene estas sugerencias para el
gobierno español ante Malabo: 1) que por muchas promesas que les haga Obiang,
los actuales gobernantes guineanos preferirán siempre a otros inversores que a
los provenientes de España. 2) que los guineanos son tan capaces como
cualquiera de vivir bajo un régimen razonablemente democrático. 3) que cada vez
tenemos menos cosas que perder y más que ganar con un régimen político más
legítimo en la antigua colonia...4) que aunque España ha perdido muchas de sus
capacidades de presión que tuvo antes del petróleo, sigue teniendo más palancas
que muchos otros países para seguir presionando al gobierno guineano
directamente, y en foros europeos e internacionales, para que inicie un proceso
de transición. 5) que hay muchas pequeñas cosas que se han dejado de hacer y se
pueden seguir haciendo: becas universitarias, programas de radio, apoyo a la
oposición, etcétera».