martes, 17 de septiembre de 2013

Conflicto en Siria: La ONU confirma que se usó gas sarín contra civiles en Siria



"El informe detalla que el ataque fue a gran escala"

Por: Maria Ramírez (Corresponsal) | Nueva York

Casi un mes después del ataque, los inspectores de la ONU confirmaron este lunes que más de 1.400 personas murieron el 21 de agosto a las afueras de Damasco por los efectos del gas sarín. Por su limitado mandato, los expertos no pueden indicar quién es el culpable, si bien aportan pruebas que apuntan al régimen de Bashar Asad.

"Las muestras medioambientales, químicas y médicas que hemos recogido aportan pruebas claras y convincentes de que se utilizaron misiles tierra-tierra con el agente nervioso gas sarín en la región de Guta de Damasco", dice el informe publicado este lunes y basado en entrevistas y exámenes a más de 50 supervivientes, médicos y personal de emergencias y en 30 muestras de sangre, orina y tierra.

La trayectoria de los misiles, desde las zonas dominadas por el Gobierno hacia los barrios controlados por la oposición, el tipo de plataformas para lanzarlos y las sustancias empleadas, son algunas indicaciones de que el origen del ataque estuvo en el régimen.

En un gesto inusual, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también aseguró el viernes que Asad "ha cometido crímenes contra la humanidad" por los que un día será llevado ante la justicia. Este lunes pidió represalias contra los culpables del ataque.

"La comunidad internacional tiene una responsabilidad moral de pedir cuentas a los responsables y asegurarse de que las armas químicas no pueden reemerger como un instrumento de guerra", dice Ban en una nota al principio del informe. El secretario general de la ONU subrayó que el uso de gas sarín es "un crimen de guerra" desde el Protocolo de Ginebra de 1925.

El informe, centrado en los rastros del sarín y de los misiles, no habla expresamente de culpables. Los inspectores se limitan a decir: "Los resultados nos dejan con la más profunda de las preocupaciones".

El 1 de septiembre, Estados Unidos ya anunció que los expertos habían encontrado restos de gas sarín en los cuerpos del personal de emergencias que había atendido a los civiles intoxicados. John Kerry, el secretario de Estado, reveló este detalle, que encaja con anteriores ataques.

En abril, el gas sarín también fue el agente tóxico empleado contra civiles en varias ofensivas de Asad, cuyo régimen tiene uno de los mayores arsenales químicos del mundo, estimado por el Pentágono en más de 1.400 toneladas de agentes venenosos.

Los inspectores de la ONU concluyen que se utilizaron armas químicas "contra civiles incluyendo a niños a una escala relativamente grande". También es algo que ha repetido la Administración Obama, que ha estado al borde de la intervención militar contra Asad por la dimensión del ataque del 21 de agosto, aunque no fuera el primero.

Según los servicios secretos británicos, el régimen de Asad ha usado sus armas químicas en al menos 14 ocasiones desde que estalló la guerra civil en primavera de 2011.

El presidente de una comisión de investigación de la ONU, separada de los inspectores y encargada de evaluar crímenes de guerra, dijo este lunes en que Asad debe ser castigado por la masacre de civiles. El portugués Paulo Sergio Pinheiro, que lidera este grupo con sede en Ginebra, dijo que Asad ha cometido "crímenes contra la humanidad!, cosa que no se puede imputar a los grupos opositores porque "no hay una cadena clara de mando".

Sin embargo, los castigos a Asad son improbables ahora que la Administración Obama y sus aliados europeos negocian con él la entrega del arsenal químico de sustancias prohibidas.

Tras el acuerdo entre Estados Unidos y Rusia el sábado, el Consejo de Seguridad de la ONU se prepara para debatir una resolución sobre la destrucción de arsenal de gas sarín y otras sustancias en poder de Siria. El texto podría estar listo a finales de esta semana y exigirá al régimen identificar sus armas y cooperar para su traslado y destrucción. Por deseo de Rusia, la resolución no contendrá ninguna referencia a una amenaza militar si Siria no cumple con el trato.