Ngôlôkôdî hablaba y
hablaba y eran tantos los problemas que estaba causando el bocazas al gran Rey
de la tribu de los hombres gorila, convencido de la incapacidad de sus
ministros que no conseguían corromper y callar a
Ngôlôkôdî, que el temible gran
Rey de la tribu de los hombres gorila convocó una junta general del Estado de
los hombres de la tribu gorila, para buscar una solución.
Llegaron de todo el
país de los hombres de la tribu gorila, miles destinados en el país de los hombres
del mar para su alienación, así como 3 hombres de la tribu de los hombres del
mar, bajo el síndrome de Estocolmo, defensores de la represión contra su propio
pueblo de los hombres de la tribu gorila. Sentados todos los personajes,
atentos y esperando, apareció de entre unas pesadas cortinas el gran Rey de la
tribu de los hombres gorila y se levantaron todos los emisarios como máquinas reverenciándolo,
todos al mismo tiempo agachando sus
cabezas en señal de sumisión al gran Rey.
-¡Enselensia! (Excelencia)- trató
de llamar la atención del gran Rey de la tribu de los hombres gorila, uno de
sus esbirros ministros. El ministro de relaciones con la tribu de los Búhos,
encargados por la Comunidad Internacional para observar cuanto sucedía en el país
de los hombres del mar.
-¡No me interrumpas!-decepcionado
recriminó el gran Rey a su ministro, para seguido agregar:-Quiero soluciones
inmediatas o empezarán a rodar cabezas- y finalmente zanjó:- Esas cabezonas que
lleváis sobre los hombros, que parecen serviros solo para sombreros- seguido,
giró sobre sus talones, ahora de espaldas a ellos, volvió a caminar despacio yendo a ocupar su trono, cuando,
sin mirar siquiera hacia ellos y de manera despectiva, levantó el brazo
izquierdo y pronunció en tono de pregunta:-Tú mi ministro de relaciones y control
de la tribu de los hombres Búhos, ¿que ibas a decir?
Las miradas del hemiciclo
se dirigieron hacia el ministro de relaciones con la tribu de los Búhos;
emisarios de los países desarrollados delegados para observar el desarrollo de los
eventos en el país de los hombres del mar.
-Ejem…, ejem...,
por dos veces seguidas tosió el ministro, a continuación se levantó de su asiento, antes de que se
sentase el temido gran Rey de la tribu de los hombres gorila, para
acto continuo anunciar:- ¡Tengo un plan Enselensia!...
-¡Ohhhhhh!-
exclamaron todos los presentes, al valor del ministro de la tribu de los
hombres gorila encargado de controlar a los hombres de la tribu de los Búhos,
porque aquello detuvo el caminar del gran Rey, quien permanecía de espaldas;
bruscamente giró la cabeza y la mirada hacia la posición ocupada por el ministro.
Seguido, un silencio se apoderó del hemiciclo, mientras presumido, mirada fija
en el gran Rey de la tribu, era invitado el ministro por un gesto de mano del
gran Rey a que revelara el plan:
-¡Dupliquemos a
Ngôlôkôdî!- anunció el ministro, extendiendo sus brazos…
¿Queeeeeeeeeeeee?-
al unísono preguntaron todos los presentes, incluso el gran Rey, que además frunció
la frente ante el anuncio del ministro. Acto seguido, el ministro delegado de
relaciones del Estado viendo el gesto del gran Rey, dirigió la mirada hacia él pidiendo permiso para acercarse hasta este, petición que asintió el temido
Rey con un gesto de la cabeza. De su
asiento se levantó seguido el ministro de relaciones con el Estado y se acercó hasta el gran Rey y le susurró al oído:
-Enselensia (Excelencia), ese
hombre es nuestro flamante ministro, que ha mantenido muy bien al margen y alejados a los hombres de la tribu de los
Búhos de nuestros asuntos internos- Seguido agregó muy convincente:- Podría tratarse
de una propuesta interesante- continuo añadió tratando de minimizar consecuencias
al asunto:- En todo caso enselensia, nada perdemos por escucharle-para finalmente
agregar:- Es mi hijo Enselensia; un hombre de casa.
-¡Habla!- exigió el
gran temido Rey al ministro, que relajado relató su gran plan, ante las
expectantes miradas de todos:
-¿Yyyyyy..., que más?-
haciendo que las miradas que estaban centradas en el ministro, se volcaran esta
vez al temido Rey por unos segundos, para seguido, volverlas hacia el
ministro, que no hubo desglosado con detalle su plan, y prosiguió:
-Primero, pediremos
a nuestros servicios secretos en el país de los hombres del mar, que averigüen
sobre el terreno por qué zona anda predicando su doctrina de libertad el intransigente
brujo Ngôlôkôdî- el ambiente en el hemiciclo comenzó a distenderse, mientras el
flamante ministro continuo su relato:- Una vez que tuviéramos dicha
información, a nuestro Ngôlôkôdî enviaríamos a otra zona del país de los
hombres del mar, para que deshaga el trabajo que está realizando ese maldito
Ngôlôkôdî, que tanto ha animado a los
hombres del mar a desafiarnos, poniéndose en contacto con los hombres de la
tribu de los Búhos, que tienen por misión observar cuanto acontece en el país
de los hombres del mar.
Un murmullo
generalizado se acaparó del ambiente. Unos elogiando la idea del flamante
ministro e indicando con sus gestos satisfacción, otros aplaudiendo ligeramente
hasta que…:
-¿Y cómo piensas
hacerlo?- inquirió curioso el gran Rey de la tribu al flamante ministro, este
relajado por el efecto causado por su propuesta en el hemiciclo, relató
como sigue la segunda parte de su plan:
-Una vez nuestro
hombre camuflado bajo con disfraz de Ngôlôkôdî
y en el país de los hombres del mar, se encargará de desacreditar a Ngôlôkôdî- atónitos
los presentes y antes de que formulase nadie otra pregunta, aclaró el flamante ministro:-Haremos
que a nuestro Ngôlôkôdî se le vea en
compañía de nuestros Comisarios de represión en el país de los hombres de la
tribu del mar y aparentemente satisfecho- finalmente zanjó:- Haremos que
discretamente a nuestro Ngôlôkôdî se le vea recibiendo un paquete sospechoso;
que aparente un soborno. Seguido, deberá
nuestro Ngôlôkôdî hacerse el emborrachado al extremo de perder la cabeza, incapaz
de hablar y quedar dormido en la calle.
-Y…., -
aparentemente confuso pareció querer preguntar algo el ministro de relaciones
con el Estado, pero optó por pedir nuevamente permiso al temido gran Rey, que consintió
con la cabeza la petición, causando con ello que prosiguiera el ministro de relaciones con el Estado y cuestionara:-
¿Borracho y tirado en la calle nuestro Ngôlôkôdî….?- seguido, vaciló unos
segundos y zanjó en tono de pregunta:- ¿No le será robado el dinero?
-Está todo
fríamente calculado-aseguró el flamante ministro de relaciones con los hombres
de la tribu de los Búhos, para seguido exponer:- De manera muy discreta, los
nuestro estarán siempre cerca- lo que no terminaba de aclarar la situación, por
lo que aclaró:- Borracho nuestro Ngôlôkôdî, los nuestros actuando como
delincuentes le arrebatarán el dinero y se lo llevarán.
-¡Hagamos la Paz con los hombres del mar!-
bruscamente interrumpió otro ministro. Esta vez, el ministro de la sociedad,
que asombrado escuchaba las maquinaciones del flamante ministro contra
Ngôlôkôdî- creando otro murmullo general que precedió a sus palabras y los
presentes en sala miraron hacia él.
Sabedor de su osadía, interrumpiendo al temido gran Rey de escuchar al
flamante ministro, se levantó de su asiento el ministro de la sociedad jugándose
el todo y continuó firme su alocución:- Es
insostenible la situación creada por las palabras de Ngôlôkôdî - y para de
alguna manera llamar a la serenidad y al sosiego entre los presentes aseveró:- las
palabras de ese pequeño hombre que llaman Ngôlôkôdî son muy grandes, no solo han calado profundamente en los
hombres de la tribu del mar- antes de que continuase, fue interrumpido por
voces proclamando:
-¡Que sea quemado vivo Ngôlôkôdî...!- pese
al alboroto que no permitía hablar al ministro de la sociedad, este alzó su voz
y gritó:
-¡No podemos tocar a Ngôlôkôdî!-
con ello, consiguió callar a todos y prosiguió:- Hemos violado todas las Constituciones de nuestro país, hemos firmado
pactos internacionales que no hemos respetado, además en estos instantes, estamos pidiendo ayuda a la Corte
Internacional de Justicia, para parar
la orden de busca y captura de nuestro Vice-Presidente II. Hay varias y muy nutridas delegaciones de hombres y mujeres de la tribu de los Búho observando
cuanto acontece en el país de los hombres del mar- seguido repitió convincente:-
¡No podemos tocar a Ngôlôkôdî! Ante esos enormes ojos de los hombres de la tribu de los Búhos, que observan- consiguiendo
de ese modo calmar la furia generada por sus palabras anteriores.
El ambiente parecía controlado por el ministro de la sociedad, con lo que pudo éste seguido, agregar en tono muy suave:- Las palabras de Ngôlôkôdî además, están
llegando y calando en nuestros propios hijos; hijos de los hombres de la tribu
gorila afincados en la tierra de los hombres del mar, hijos de muchos de los aquí presentes
y lo sabemos- acto seguido, continuó pero esta vez con tono muy afligido:- Estos hijos
nuestros, han comenzado a hacernos preguntas muy incómodas sobre la verdad de
lo sucedido en el país de los hombres de la tribu del mar- finalmente resolvió enérgico:-
¡Es hora ya de sentarnos y de hacer la Paz!
La sentada de los Pueblos para alcanzar esa paz que tan insistentemente piden desde años los
hombres de la tribu del mar a través de Ngôlôkôdî, porque se ha traducido en una coalición que llaman CEIBA, en la que
participan nuestros propios hijos; hijos de algunos aquí presentes.
-¡Interesante
intervención!- indicó el temido Rey, por la alocución del ministro de la
sociedad, mientras con gestos y movimientos de la cabeza de izquierda a derecha, indicaba no aprobar la
propuesta. Como dejando de lado la iniciativa de su ministro de la sociedad,
sin más dilación, de nuevo retomó la propuesta de su flamante ministro preguntándole:-
¿Qué se supone que le pasará a nuestro Ngôlôkôdî cuando despierte de la santa
borrachera?- Sin titubear y muy firme respondió el flamante ministro de
relaciones con la tribu de los Búhos:
-Una vez le hayan
arrebatado el dinero, al lugar llegaría nuestra Policía represiva de una de
las múltiples Comisarías que tenemos diseminadas en el país de los hombres del
mar. Simularán arrestarlo y lo conducirán hasta la Comisaría, donde será despojado
del disfraz de Ngôlôkôdî y puesto a descansar hasta el día siguiente, que ya
sin disfraz de Ngôlôkôdî, saldrá tranquilo de la Comisaría.
- ¡Viva la tribu de los hombres gorila! Proclamó
el temible gran Rey, indicando acertado el maquiavélico plan del flamante
ministro, a quien indicó que tenía luz verde para desarrollar su plan con
prioridad absoluta del Estado. A continuación, se levantó el temible Rey de su
trono y pronunció muy alto:- ¡Por
fin!..., por fin, una cabeza que piensa entre mis ministros- para seguido,
indicar señalando con el dedo al flamante ministro, zanjar:- Te haré mi primer ministro de la tribu de
los hombres gorila, si tu plan consigue desprestigiar a Ngôlôkôdî y callar su voz.
Continuará, con “las aventuras del Ngôlôkôdî de los hombres de la
tribu gorila, en el país de los hombres del mar”
Rafael Evita Ika
Presidente de Etômbâ
â Ndôwé