Cuando la Unión Europea, Japón y Estados Unidos siguen todavía en una depresión económica “de caballo”, China goza de una bonanza económica sin parangón. El gobierno chino hace lo posible por evitar la entrada de más capital en el país; prefiriendo invertir en el exterior.
Esta situación le permite acentuar sus inversiones en los países africanos, reforzando su influencia en este continente y, en consecuencia, asumiendo poco a poco el papel que tenían los países europeos.
En este sentido, en su visita a Guinea Ecuatorial a mediados del mes de Febrero, el Ministro de Comercio chino, Chen Deming, anunció un nuevo préstamo adicional de 75 millones de dólares para concluir la electrificación de la capital del país, Malabo matizando que el préstamo puede destinarse para lo que sea.
A pesar de la lluvia de millones de dólares provenientes de los ingresos petrolíferos, la inoperante dictadura que gobierna el país es incapaz de dotar de luz, agua corriente o alcantarillado a un territorio tan pequeño como Guinea Ecuatorial. Mientras se reparten los dineros del petróleo para comprarse yates o bienes de lujo en el exterior, es necesario acudir a préstamos para, por lo menos, terminar la electrificación de la capital. Esto es un enorme sin sentido. Para tapar la vergüenza que produce tal situación de subdesarrollo intelectual, que en el fondo es un atentado en toda regla contra los Derechos Humanos del pueblo de Guinea Ecuatorial, algunos ministros del régimen han tenido que dar la cara: La ministra de economía resaltó que la cooperación con China empezó antes de que ella naciera (¡muy importante!); el ministro de la Censura dijo que la visita del ministro chino y sobre todo el dinero que traía iba a reforzar las excelentes relaciones entre ambos países; y el ministro de Minas se alegraba de que la ampliación del crédito les permitirá completar la electrificación de Malabo (¡Lamentable!). Es evidente que están haciendole el juego a la política financiera de China, pero ¿es eso lo que más conviene a la frágil pero aparentemente fuerte economía de Guinea Ecuatorial?
MaBàlle maa Joba
Esta situación le permite acentuar sus inversiones en los países africanos, reforzando su influencia en este continente y, en consecuencia, asumiendo poco a poco el papel que tenían los países europeos.
En este sentido, en su visita a Guinea Ecuatorial a mediados del mes de Febrero, el Ministro de Comercio chino, Chen Deming, anunció un nuevo préstamo adicional de 75 millones de dólares para concluir la electrificación de la capital del país, Malabo matizando que el préstamo puede destinarse para lo que sea.
A pesar de la lluvia de millones de dólares provenientes de los ingresos petrolíferos, la inoperante dictadura que gobierna el país es incapaz de dotar de luz, agua corriente o alcantarillado a un territorio tan pequeño como Guinea Ecuatorial. Mientras se reparten los dineros del petróleo para comprarse yates o bienes de lujo en el exterior, es necesario acudir a préstamos para, por lo menos, terminar la electrificación de la capital. Esto es un enorme sin sentido. Para tapar la vergüenza que produce tal situación de subdesarrollo intelectual, que en el fondo es un atentado en toda regla contra los Derechos Humanos del pueblo de Guinea Ecuatorial, algunos ministros del régimen han tenido que dar la cara: La ministra de economía resaltó que la cooperación con China empezó antes de que ella naciera (¡muy importante!); el ministro de la Censura dijo que la visita del ministro chino y sobre todo el dinero que traía iba a reforzar las excelentes relaciones entre ambos países; y el ministro de Minas se alegraba de que la ampliación del crédito les permitirá completar la electrificación de Malabo (¡Lamentable!). Es evidente que están haciendole el juego a la política financiera de China, pero ¿es eso lo que más conviene a la frágil pero aparentemente fuerte economía de Guinea Ecuatorial?
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