Tras el fracaso de “Otugu-tugu”, el
falsificado y torpe Ngôlôkôdî del gobierno de la tribu de los hombres gorila en
la ciudad de los hombres del mar tratando de suplantar la identidad de
Ngôlôkôdî para manchar su reputación, consciente de la gravedad de la
situación, Ngôlôkôdî no hubo vuelto a aparecer ante la gente;
incluso había rumores infundados que apuntaban hacia la dirección de que,
asustado hubiera huido del país. Lejos de los murmullos, Ngôlôkôdî seguía allá
organizando a su Pueblo para la gran prueba final y durante esos meses tuvo un
sueño, en el que volvía a aparecer en público. En su
sueño, el minúsculo y valiente hombre de la tribu de los hombres del mar
Ngôlôkôdî, seguro de sí se dirigió hasta el lugar más concurrido por personas
de la tribu de los hombres gorila y, se subió al estrado reservado únicamente
para el gran Rey de la tribu de los hombres gorila en la Plaza más importante
de la capital del ocupado país de los hombres del mar. Plaza renombrada
burlescamente o, cínicamente por los hombres de la tribu de los hombres gorila
como la Plaza de la “LIBERTAD” ya que ninguna libertad había en los territorios
ocupados y, procedió a llamar la atención del público que mayoritariamente era
compuesto por colonos de la tribu de los hombres gorila, al dirigirse hasta el
mástil en cuyo alto ondeaba la bandera nacional, la bajó y la pisoteó ante las miradas atónitas de todos.-
¡Ohhhh!- exclamaban algunos…
- ¡Se ha vuelto
loco!- proclamaban otros, mientras precedían murmullos y, Ngôlôkôdî sereno
aseveraba:
- Cuando
decidimos hacer un país de nuestros territorios, nos sentamos todos; nosotros
los hombres del mar, los hombres de las montañas, los hombres de la tribu de
los hombres gorila, los hombres de sangre de ballena, nuestros amigos los
hombre de la tribu Ntumba quar y confeccionamos una bandera que nos
representaba a todos. Aquella bandera se izó por primera vez a este mástil
aquel día 12 de octubre de 1968.
-Colgarle hasta
la muerte- exigieron furiosos algunos hombres y mujeres de la tribu de los
hombres gorila, mientras otros pocos entre sus dientes presagiaban en voz alta:
-Este loco acaba
de firmar su sentencia de muerte, porque de esta no se salvará.- Pero,
Ngôlôkôdî, tranquilo y sereno prosiguió:
-NO! Hermanos, no estoy loco como
piensan algunos-aseguró Ngôlôkôdî el pequeño gran hombre de la tribu de los
hombres del mar. Seguido matizó tranquilo y relajado:- Esta no es nuestra
bandera- creando confusión entre los presentes.
Algunos enfurecidos proclamaron que era demasiado el
atrevimiento de Ngôlôkôdî, que se había excedido y pedían que ese loco fuese
inmediatamente bajado de ahí y escarmentado por haber osado pisotear la bandera
nacional de la República. Sonriente mientras Ngôlôkôdî los miraba revueltos prácticamente enfurecidos y continuó:
- Aunque les cueste entenderlo, esta bandera del suelo no es
nuestra bandera- Acongojados los hombres de la tribu de los hombres gorila
gritaban expresando con los brazos signos de violencia una y otra vez exigiendo:
- ¡BAJADLO,
BAJADLO DE AHÍ Y DÉMOSLE UN ESCARMIENTO, ARRANCÁNDOLE LAS UÑAS DE UNA EN UNA
PARA QUE SUFRA Y APRENDA A RESPETAR EL SÍMBOLO NACIONAL Y FINALMENTE
FUSILÉMOSLE AQUÍ MISMO ANTE TODOS!
Todo parecía estar sentenciado para
Ngôlôkôdî, cuando pidió atención a los congregados y aseveró seguido:- Al
menos, esta bandera que estoy pisoteando no tiene los colores de aquella
bandera que izamos aquí en esta Plazas aquel día 12 de Octubre de 1968-
seguido, Ngôlôkôdî metió la mano en el bolso de plástico que traía y de él
extrajo otra bandera de características similares a la que hubo bajado del mástil
y que estaba pisoteando. Acto seguido, desplegó la bandera que se habría traído
y la levantó con la mano derecha, para seguido añadir en voz alta:- Aquella
bandera que izamos todos aquel día 12 de Octubre de 1968 como símbolo de
nuestra libertad y que preconizaba UNIDAD, PAZ Y JUSTICIA para todos, es esta
que les estoy mostrando.- Un silencio cómplice se apoderó del tumulto,
mientras Ngôlôkôdî se agachó, recogió del suelo con la mano izquierda la
bandera que antes pisoteaba y mostró seguido ambas manos al público diciendo:-
Comparen señores, los colores de las dos banderas- y exigió seguido:- Díganme
ustedes ¿cuál de las dos es la bandera Nacional?- El mutismo precedió a
la pregunta de Ngôlôkôdî, quien seguido, al suelo arrojó de nuevo la bandera de
colores cambiados. Sereno, amarró su bandera a las cuerdas del mástil y
mientras la izaba dacia en voz alta:- Esta que estoy izando sí es nuestra
bandera; esta sí es la bandera de la República de Guinea Ecuatorial- los
presentes admirados, confusos se miraban entre ellos y un murmullo generalizado
menos agresivo precedía a las palabras del atrevido Ngôlôkôdî, hombre de la
tribu de los hombres del mar.
Continuará
Rafael Evita Ika
Presidente de Êtômbâ â Ndôwé-
Partido del Pueblo Ndowé.