Desconocido dictador de
Guinea Ecuatorial
Como Desalmado del
mes, elegimos a un sátrapa africano cuyas fechorías pasan inadvertidas en
Occidente. Teodoro Obiang Nguema Mbasogo malgobierna Guinea Ecuatorial, un
pequeño país de Africa Central con el cual compartimos el idioma, pues fue
hasta 1968 una colonia española. El mandatario nació en 1942, estudió en la
academia militar de Zaragoza y en 1979 orquestó un golpe de Estado contra su
tío, el dictador Francisco Macías Nguema, un exitoso cleptócrata de la era
poscolonial. El bueno de Teodoro argumentó entonces que quería acabar con la
corrupción, el autoritarismo, la sed de poder y sangre. Pero a 30 años de aquel
golpe, muchos sospechan que estas características residen en el DNA de la
familia Nguema. Los negocios turbios, las políticas represivas y el sepulcral
silencio a los opositores son habituales. Eso sí: se han realizado avances.
Cada tanto se celebran elecciones y Teodoro gana por el 98% de los votos. Lo
curioso es que ni siquiera los candidatos rivales votan por sí mismos. Los
voceros del régimen aceptan que su democracia tiene imperfecciones y aclaran
que está “en fase de ensayo”
desde 1993. Al repasar la lista de delitos de su añeja gestión, nos
preguntamos: ¿Por qué la ONU no se ocupa de Teodoro? La respuesta es casi
obvia: negocios.
Este país es el
tercer exportador de crudo del África subsahariana, celestial don que le
permitió al ex presidente George W. Bush reiniciar las relaciones diplomáticas
con el auspicio de la industria petrolera. Una estrategia apenas menos
vergonzosa que la de los lobbistas ingleses, inspirados en fines nada
altruistas y arrestados al organizar un complot. Mientras, España y Francia
sienten debilidad por las exportaciones de maderera tropical. Después de este
racconto, nadie puede dudar sobre la causa de su inmerecido anonimato.