Desconozco los motivos por los que Concha Buika no cantará el próximo 1 de diciembre, como estaba previsto, en Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial. En su página web, se informa que sí mantiene las actuaciones previas: el 24 de noviembre en Altalya (Turquía), el 26 en París (Francia), el 27 en Marsella (Francia) y el 28 en Cenon (Francia). Más adelante, según informa hoy mismo en su Twitter, sí actuará, al menos, el 18 de diciembre en Sofía (Bulgaria). ¿Por qué ese paréntesis en Guinea Ecuatorial? Precisamente, el país en el que esta mallorquina tiene sus raíces familiares. Nació en España porque su padre, Juan Balboa Boneke, escritor y político, optó por marcharse al exilio.
No puedo asegurar lo que desconozco. Pero sí puedo manifestar un sueño: ojalá
Concha Buika, libertaria del espíritu asentado en la naturaleza pura y salvaje,
se haya negado a que su actuación se pueda interpretar como un apoyo explícito
al dictador Teodoro Obiang. Otros, como Julio Iglesias, muy
recientemente, sí han cantado directamente ante el tirano que masacra a su
pueblo. Ya se sabe, el dinero del petróleo pesa mucho.
Puede ser que Concha Buika presienta que va a estar enferma dentro de
una semana. Tal vez, un problema de última hora haya roto su agenda. Puede ser.
Pero yo, que aquí no informo, sólo comparto un sueño: que la musa de la
poesía rota, una mujer a la que admiro porque su tronante voz me hace temblar,
en este caso con su silencio, le haya pegado una sonora bofetada al sátrapa de
Guinea Ecuatorial.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA