Hay un tirano en el altar y ningún buen cristiano
se atreve a bajarle del espacio sagrado. Ni siquiera hablan, todos callan. En
Guinea Ecuatorial, su dictador, Teodoro Obiang, ha firmado un convenio con la
Santa Sede. No comento esta noticia… También se firmaron acuerdos vaticanos con
la España franquista. Absorto, ya también callo sobre esto… Porque aún hay algo
que me remueve más: el sátrapa, felicitándose por el acuerdo, ha declarado que
los sacerdotes ayudarán a su país, que bien lo necesita… “porque se están
perdiendo los valores morales”.
Un, dos, tres… pasan los segundos y ¡¿nadie dice nada?! ¿No choca, no
escandaliza? ¡¡Se están perdiendo los valores morales, denuncia un dictador!! Un ladronzuelo que expolia a su pueblo las libertades y sus bienes materiales,
que compra a los países desarrollados el que crucen los brazos y se tapen las
narices a cambio del petróleo de los guineanos… que no reciben nada a cambio.
¡¡¡Y se están perdiendo los valores morales, denuncia el carcelero mayor!!!
Gracias a Dios, por mi profesión de periodista, conozco cada semana
testimonios que no son tan conocidos por la opinión pública general: son laicos
comprometidos, misioneros valientes, religiosos audaces, obispos profetas. Son cristianos de los pies a la cabeza. Muchos de ellos defienden los
derechos de todos y pagan un precio por ello: cárcel, exilio, muerte. Al cerrar
los ojos para siempre, el pueblo sabio se echa a las calles para dar las
gracias por su vida.
Me siento muy orgulloso al anunciar los méritos de estos cristianos que
miran por cuantos les rodean, tengan la fe que tengan. Pero creo que también
sirvo sencillamente a la justicia al clamar por el silencio vergonzante de
quienes en Guinea no bajan al tirano del altar.
MIGUEL ANGEL MALAVIA