Denuncia de crímenes Fang sin castigo contra los Ndowe
A mis oídos llegó una abominable noticia de cómo se las gasta un Fang que considera que las chicas Ndowé son unas prostitutas que venderían a sus padres por acostarse con un Fang.
Es la historia de una jovencita Ndowé que acababa de cumplir 16 años, que había oído maravillas sobre las diversiones en las salas nocturnas de jóvenes de su edad y que, sin embargo, su familia le tenía totalmente prohibido tener una vida nocturna como se estila en todo el país.
Con 16 años, la joven Ndowé consiguió que sus padres le permitieran salir. Así que se juntó con otras amigas, y juntas prepararon la salida nocturna. Las amigas, que se conocían al dedillo estos ambientes, le aconsejaron que buscara los favores de un Fang, que estaba «lleno de billetes».
Efectivamente, una vez en la sala nocturna de fiesta, la joven Ndowé «localizó su objetivo» y se puso manos a la obra. Tan evidentes eran sus insinuaciones que el Fang «lleno de billetes» se dejó conquistar. Un poco más allá de la media noche, la pareja salió de la sala nocturna, teóricamente, para ir a la vivienda del Fang «lleno de billetes».
Sin embargo ocurre algo muy curioso. El Fang dirige el coche hacia una zona boscosa; para el motor y deja las luces encendidas; se baja del coche y se adentra en el bosque.
Casi un cuarto de hora después, reaparece subiéndose la cremallera y sonriendo maliciosamente; se dirige al coche, lado pasajero, abre la puerta y dice a la joven Ndowé:
— Bájate del coche que quiero que veas algo… Sígueme…
Preocupada y con el semblante serio, la joven Ndowe bajó del coche y le siguió hasta llegar a un claro en el bosque. Lo primero que chocó a la joven Ndowe fue el mal olor que se sentía al acercarse. El fang se puso a un lado y sacó una pistola con la que apuntó a la joven Ndowe; y mirándola fijamente le dijo secamente en Fang:
— So prostituta, harás exactamente lo que te voy a decir si no quieres que te mate aquí mismo. ¿Ves lo que hay aquí? – dijo, mostrándole los restos que él mismo había defecado hacía un cuarto de hora. ¡Pues, cómete toda mi mierda ahora mismo si no te pegaré un tiro!
Incrédula, la joven Ndowe pensó que era una broma; pero ante la seriedad de la que hacía gala el fang, no tuvo más remedio que obedecer. Y mientras comía, el Fang se reía a carcajada limpia restregándole a la pobre joven que ellos (los Fang) habían conseguido convertir a los Ndowe en animales; que le hubiera gustado que su abuelo, que tenía miedo de los Ndowe, pudiera verle a él someter una mujer Ndowe; que antes estas mujeres Ndowe eran muy creídas y les despreciaban, ahora tienen que pagarlo; etc. Según algunas versiones, la joven enfermó y murió. Otros dicen que sigue viva, pero con muchas ganas de estar muerta; y los que la conocen dicen que está escarmentada.