martes, 31 de mayo de 2011

La imperiosa necesidad de la «Sentada Suprema» y los riesgos de la «partidocracia».

Los Ndôwé aspiramos a vivir en un país en el que sintamos que formamos parte del Estado; un país donde reine una democracia real; donde podamos gozar de una libertad regulada por derechos y por deberes, libre de dictaduras e impunidad.
 Ma-Bàlle ma-a Joba

Existe una premisa esencial de la democracia que en muchas ocasiones nos pasamos por alto, a pesar de su importancia. Se trata de la premisa que dice que «la Soberanía reside en el Pueblo». Si esto es así, ¿por qué permitimos que cualquier político que se crea más listo que la gente normal nos convenza de la necesidad de no ejercer tan preciado tesoro democrático? Los que suelen sucumbir a esta tentación suelen ser los partidos políticos y sus aparatos, cuando llevan cierto tiempo en el poder o en el «circuito político», donde finalmente se suele ignorar al pueblo que les votó.

Los Ndôwé pensamos que las intimidaciones, los subterfugios que utilizan algunos para desviarnos de nuestro claro objetivo y los intentos de suplantar esta Premisa Esencial por la actual partidocracia asentada en Guinea Ecuatorial por obra y gracia de Obiang Nguema, y sometida a su dictado son unos hechos muy graves. Pretenden quitarnos la potestad de ejercer libremente nuestra soberanía nacional, que no pensamos prostituir bajo ningún concepto y a ningún precio. Debemos saber que los partidos no están por encima de los pueblos.

Sabemos que el antecedente necesario prealablemente a la existencia de los partidos políticos es la existencia del pueblo: Si no hay pueblo, no hay partido político que valga. Sólo cuando el pueblo, por convicción y no por obligación, se dota de una constitución en la que se establece la estructura, los derechos y los deberes de los ciudadanos que lo componen, nacen los partidos políticos para mejor defender los intereses legítimos de cada grupo. Repito, el antecedente necesario prealablemente a la existencia de los partidos políticos es el pueblo; y por lo tanto, los partidos políticos no están por encima de los pueblos. El pueblo es el único ente básico capaz de fecundar el ovulo del embrión generado por la constitución; de cuyo proceso nacen los partidos políticos. Los partidos políticos son agrupaciones de ciudadanos que eligen libremente una opción política de acuerdo a una ideología dada, en el marco de la constitución establecida por los pueblos y que regula la organización del Estado al que pertenecen. Los que han analizado el tema, afirman rotundamente que la partidocracia es nociva para la democracia representativa porque suele hurtar la soberanía de los pueblos.

Tenemos todavía la suerte de mantener nuestros pueblos bien definidos, lo que facilita el pronunciamiento de cada uno de ellos sobre los asuntos del Estado. Los Ndôwé pensamos que, en lugar de ser un problema étnico, los pueblos que componen Guinea Ecuatorial forman un parámetro esencial para fortalecer la democracia por la que estamos luchando duramente. Aún existe un alma, los pueblos, que puede controlar los efectos nocivos de la partidocracia actual nacida del «nguemismo» en vigor, que tenemos que barrer de nuestro país.

Es pues evidente la importancia absoluta de los pueblos en la reconstrucción del nuevo Estado guineoecuatoriano y también la importancia relativa de los partidos políticos cuyo rol está muy claro. El paso previo para conseguir la instauración de una democracia real en Guinea Ecuatorial es una Gran Sentada («la Sentada Suprema») de todos los Pueblos que componen el espectro nacional. Solamente de esta manera se habilitarán las condiciones necesarias para iniciar un proceso libre de todo vicio de forma. Se trata del momento de los pueblos, que suele anteceder al momento de los partidos.