Es una constante
suma y sigue las denuncias de crímenes llevados
a cabo por
personas Fang contra personas
Ndowé que llegan a
mis oídos. Pero una vez más os pondré al corriente de
otro abominable crimen de estas
características que me enviaron. Se trata del caso de una joven Ndowé
que no creía en las advertencias de aquellos que le ponían en guardia contra los
Fang. Ya que una prima suya se
casó con un Fang, ella no dejaba de pensar que sus
compatriotas Ndowé “lo exageran
todo” y que no tenían razón en
pensar mal de los
Fang, que no
todos son malos. Con una amiga
del colegio, procuraban evitar a los chicos Ndowé porque “todos son iguales”.
Un buen día le
llegó una invitación de la familia de su cuñado Fang. Era
para asistir a una
boda en el país Fang. La noche anterior, su madre tuvo una terrible pesadilla
en la que le decían antes de despertarse que su hija no se alejara del pueblo
en una semana.
Cuando la joven Ndowé
le enseñó a su madre la invitación así como el vestido que quería ponerse para
la ocasión, con la íntima esperanza de
poder captar la atención de alguno de los adinerados fang que iban a
dicha boda, se llevó el chasco de su vida: Su madre se negó a dejarla ir a la
boda al País Fang.
Muy segura
de sus razones, dejó a su madre con la palabra en la
boca, dejando claro que iba a ir a esa boda de todas maneras. Cuando llegó
el gran día,
la joven Ndowé se
subió al cómodo 4x4 que le vino a buscar, un potente
coche con el que se iban a la
boda al país Fang.
Cuentan que cuando
acababan de atravesar la frontera histórica
País Ndowé-País Fang
la joven estuvo quejándose
de tener necesidad de ir al aseo. Insistió tanto que al final, y de mala
gana, el elegante conductor se paró
e invitó a
todos a que satisficieran sus
necesidades urgentes. Estaban
en un lugar apartado lejos de las
poblaciones fang; a un lado y al otro de la carretera había solamente bosque y
matorrales.
Nuestra joven se
internó entre unos matorrales. Pasó
un cuarto de hora: todos los que habían ido a hacer alguna necesidad ya
estaban de vuelta, menos la joven Ndowé. La llamaron a
voz de grito, tocaron la bocina del coche; y finalmente advirtieron que
si no salía
la iban a dejar
allá. Y no
salió. Tranquilamente,
siguieron su camino hasta el
poblado donde se celebró la boda.
Al día
siguiente volvieron a Bata-Ciudad
Vilangwa en el País Ndowé. Como no vieron a su hija, los
familiares preguntaron a los
compañeros que la llevaron por ella. Estos respondieron que
se fue sola en unos matorrales y no salió; que seguro que estaba bien.
Preocupados la madre y los familiares de la joven Ndowé tuvieron que ir a
buscarla en la zona del País Fang donde desapareció. Una vez allá, se
internaron entre los matorrales por donde se había metido su hija.
El espectáculo que
se les presentó era dantesco: A unos cien metros, vieron el cadáver de la joven
ndowé descuartizado. Le faltaban casi todos los órganos vitales del abdomen.
Afligidos, trajeron al pueblo los restos de la joven ndowé que creía firmemente
que los demás Ndowé
exageraban cuando le ponían
en guardia contra los Fang.
A día de hoy consta
a todo el mundo que nadie ha sido detenido por este crimen, pero para los Ndowé
es muy ilustrativo.
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Fuente: Sàngo à Mboka, No. 81, pagina 2